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Norte |El CIRUJANO juan carlos ayllon

Una vida de servicio Cumplió 50 años como médico

Una vida de servicio Cumplió 50 años como médico

EL DR. JUAN CARLOS AYLLON EN EL CONSULTORIO DE SU CASA EN CITY BELL. A LA DERECHA, UNA PUBLICACIÓN DE ESTE DIARIO DEL AÑO 1979 CUANDO RECIBIÓ UN PREMIO POR UNA INVESTIGACIÓN

12 de Enero de 2018 | 05:37
Edición impresa

Por

Esteban Pérez Fernández

Con 75 años, de los cuales los últimos 50 los dedicó a ejercer la medicina, el Dr. Juan Carlos Ayllon recibió la medalla de sus colegas por cumplir sus “bodas de oro “ con la profesión.

El médico incansable que nunca deja de trabajar nos cuenta desde la intimidad de su casa cómo fueron sus inicios en la profesión, su infancia en el centro platense y su llegada a City Bell en 1968 junto a su mujer, Dora. También habla de sus gustos personales y se explaya en algo que sin dudas es lo que más lo apasiona: su profesión, casi tanto como su querido Gimnasia y los asados familiares.

En su juventud todo empezó a los 18 años después de cursar la escuela primaria en el Colegio San Luis y la secundaria en el Nacional.

Cuando terminó no dudó ni un segundo en ingresar a Medicina, carrera que completó pronto y se recibió en 1967. En solo un año se casó y empezó a formar una numerosa familia, al tiempo que se mudaba a City Bell para instalarse y también ejercer como médico, tarea que hoy sigue llevando adelante cada día.

Criado en la muy céntrica 46 entre 8 y 9, en 1967 se recibió de médico en la Universidad Nacional de La Plata y en poco tiempo enfiló para City Bell “porque nos gustó” dice con la simpleza y claridad con la que hilvana el diálogo fluido sobre sus 50 años como médico. Como un docente, otra de las inquietudes que transformó en profesión en la UNLP. Como le gusta decir, estuvo en todas las áreas en las que puede estar un médico: en la medicina pública en los hospitales Gutiérrez, Cestino y Romero; en la privada en la Clínica dxe City Bell, en sus consultorios de City Bell y La Plata, en el Hospital Español, y en la docencia en la cátedra de Cirugía II de la Facultad de Medicina de la UNLP, en la que se jubiló como profesor adjunto.

En sus inicios, en enero de 1968 empezó a atender en un consultorio ubicado en diagonal 74 entre 45 y 46 junto a otros médicos: Carlos Castilla, Alfredo Brambilla y Alfredo Luchessi, lugar en el que siguió hasta el año 1990.

Pero en el 68 también empezó a trabajar en un sitio que iba a marcar su carrera como cirujano: la antigua Clínica de City Bell, junto al Dr. Eduardo Berri, a quien destaca como uno de sus mentores, repitiendo una y otra vez su agradecimiento hacia el que era el director de ese centro médico por ser quien lo guió en sus inicios en la profesión de cirujano. Entre ese grupo de jóvenes profesionales también estaba un médico que luego se haría conocido en su profesión, pero más por el fútbol: el Dr. Raúl Madero, quien ya jugaba en el Estudiantes de Zubeldía y luego fue médico de la Selección Nacional del 86 campeona del mundo.

También en ese grupo junto a Berri, Ayllon y Madero estaba Carlos Castilla, junto a quien ya trabajaba en La Plata y con quien lo une una amistad hasta hoy día.

En la Clínica de calle 7 entre Cantilo y 12 empezó como ayudante de Berri y como médico de guardia. Dos años después, en el 70, hizo sus primeras armas como cirujano en ese lugar por el que pasaron cientos de citibelenses.

Fue en ese mismo año cuando abrió el consultorio en su casa a la que se había mudado luego de casarse con su esposa de toda la vida, Dora, en calle 12 entre 24 y 25, para atender a sus pacientes como médico clínico.

Hoy sigue atendiendo en su casa, que es otra pero que queda a pocos metros de la anterior, en 24 entre 11 y 12, donde vive desde el ’83 y que pudo comprar con un crédito del Banco Hipotecario en los albores de la democracia en el gobierno de Alfonsín.

Allí crió junto a Dora a sus 5 hijos: Federico, Javier, Leandro, Ricardo y María Dolores, y hoy disfruta de sus 9 nietos que reciben el afecto de un hogar en el que la reunión familiar y el asado son casi “sagrados”.

“En esa época también atendía a domicilio, como lo hacíamos muchos, aunque en City Bell no había tantos médicos. Es una práctica que hoy ya no existe. Nosotros éramos como ‘médicos de guardia’ porque que nos llamaban y salíamos a las casas a la hora que fuera y al lugar que nos pidieran. A veces me tocaba atender cuadros complejos y tenía que llevar al paciente en mi propio auto a la Clínica o a un hospital de mayor complejidad si así lo requería. Hoy esa tarea la hacen los servicios de emergencias médicas”, cuenta Ayllon.

Pero este médico curioso, obsesivo, inquieto y enamorado de su profesión siguió buscando nuevos lugares en la medicina.

“En el 75 empecé a hacer guardias domiciliarias en el Hospital Español, porque en ese momento ingresábamos como médicos a domicilio y luego, en el 81 por concurso me inicié como médico de guardia y luego pude ser cirujano de guardia, en donde pasé a integrar el equipo de cirugía del Hospital Español, y también atendía en los consultorios, hasta hace muy poco, ya que dejé recién en 2014”, relata.

UN ESTUDIOSO

“La profesión tiene muchas instancias. Me recibí e hice la tesis para el doctorado. Antes éramos muchos los que apenas terminábamos la carrera seguíamos estudiando para convertirnos en Doctores. El 11 de diciembre del 72 me recibí de cirujano general, luego pasé al grado de jerarquizado y más tarde fui “especialista consultor” que es la máxima instancia en la especialización”, cuenta Ayllon.

Parece que las ocupaciones más su vida familiar estaban ya bastante completas, pero la inquietud y el conocimiento siempre lo empujaban a buscar algo más.

“En el 78 me recibí en la carrera docente que estudié en Humanidades para ser profesor adjunto en la cátedra de Cirugía II de la facultad de Medicina de la UNLP, en la que trabajé ininterrumpidamente hasta abril de 2013, cuando decidí jubilarme”, agrega.

Pero ya había hecho un posgrado en medicina laboral, rama a la cual aún se sigue dedicando.

EN LA MEDICINA PÚBLICA

El médico incansable nos relata su recorrido en la profesión en la medicina pública. “Fui cirujano practicante menor en el Hospital Gutiérrez y practicante mayor en el Cestino, de Ensenada. En el Gutiérrez trabajé junto a David Grinfeld, Jorge Raimondi y Edgard Ferrari. Luego fui cirujano de guardia. Y en el 81 gané un concurso para entrar al Hospital de Romero como cirujano de guardia”. Allí hizo un largo recorrido en un hospital al que describe como muy grande y completo, en donde atendían todo tipo de emergencias y en el que tenían una gran responsabilidad para atender urgencias con los accidentados en choques de las rutas 2, 36 y de avenida 520.

”Luego pasé a ser Jefe de guardia y más tarde jefe del servicio de emergencias. Allí estaba a cargo de todos los médicos y profesionales, tenía casi 300 personas entre médicos, enfermeras y camilleros. Y trabajé hasta 1998, al tiempo que ejercía la docencia en el mismo hospital. Cuando me jubilé en 1998 pasé a ejercer la docencia en el Hospital San Martín”, cuenta el médico.

Y se encarga de aclarar que “nunca jamás tuvo un problema en un quirófano en los hospitales públicos pese a que se operaba mucho. Ahora hay hechos de violencia contra los médicos que antes no se veían y son injustificables”.

Retomando su trabajo en City Bell, trabajó en la clínica local como cirujano hasta 2002, año en que la profunda crisis económica se la llevó junto a otros centros de salud en medio de un contexto de crisis como nunca se vio en el país.

“Pude operar hasta los 68 años y ahí decidí dejar esa parte tan importante de mi profesión y empecé a ejercer la medicina laboral como perito médico en medicina del trabajo en la justicia provincial, y sigo ejerciendo la medicina general atendiendo a mis pacientes en el consultorio de mi casa”, relata.

CITY BELL

El lugar en el que lleva casi 50 años de su vida, los mismos que tiene como médico y de casado, hoy lo encuentra en la misma casa en la que viven desde 1983. “Me gustaba más antes City Bell, como zona de quintas y por ser un lugar tranquilo. Cambiaron las casas y las dimensiones. Hoy algo de eso queda, pero a veces creo que solo le falta el mar para ser una ciudad turística” dice este viajero incansable en sus ratos de ocio.

Su otra gran pasión, Gimnasia, la inició a los 7 años cuando su padre, un profesor de Bellas Artes, lo empezó a llevar a la cancha. Es socio “doble vitalicio” y la pasión por ir al Bosque la continuó con sus hijos hasta hace muy poco. “Ahora me cansé, no voy más y los veo por TV junto a alguno de los chicos o de mis nietos”.

De joven practicó fútbol y también tenis en el Jockey Club, equitación en el Hípico de La Plata y básquet.

Cuando uno le pregunta si se va a jubilar, mira con cara de asombro. “Por ahora no”, dice sin dudarlo y sin ocultar la pasión que muestra cada vez que habla de su profesión y de sus afectos.

Y casi en la despedida nos muestra un recorte del diario EL DIA del sábado 3 de noviembre de 1979 en el que aparece su rostro junto al de varios médicos premiados en una nota titulada “Entréganse los premios de las Jornadas de Cirugía” por un trabajo que llevó adelante junto a los Dres. Omar Ventura, Raúl Gualdoni y Luis Rapoport.

Así guarda sus tesoros este médico que con 50 años en el ejercicio de la profesión sigue atendiendo a sus pacientes como el primer día.

Cuando uno le pregunta si se va a jubilar, mira con cara de asombro. “Por ahora no”

“Trabajé como médico a domicilio y tuve que trasladar pacientes en mi auto al hospital”

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EL DR. JUAN CARLOS AYLLON EN EL CONSULTORIO DE SU CASA EN CITY BELL. A LA DERECHA, UNA PUBLICACIÓN DE ESTE DIARIO DEL AÑO 1979 CUANDO RECIBIÓ UN PREMIO POR UNA INVESTIGACIÓN

Recibiendo el título de médico en el año 1967

juan carlos ayllon junto a sus hijos, algunos de sus nietos e hijos políticos en una boda familiar

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