Relaciones violentas y cambio de imagen en el caso que conmueve al país

Gualeguaychú sabe cómo conmover al país. Y no tiene que ver con su famoso carnaval. La persistente movilización de toda una ciudad contra las pasteras europeas en la rivera vecina del río Uruguay encolumnó al país durante casi una década. Más acá, a mediados de 2017, una causa contra el notorio abogado local y ex candidato de gobernador, Gustavo Rivas, volvió a patear el hormiguero. En lugar de insectos tenía cientos, miles de historias de pedofilia y prostitución. Mientras se apagaba el debate sobre esos delitos y los silencios cómplices en una comunidad donde todo, o casi todo, se sabe, el 29 de diciembre dos tiros, el asesinato de un joven de 20 años y otra vez el país allí, ahora intentando explicarse cómo una chica de 19 años en carrera para el catálogo de vidas deseadas puede terminar en un calabozo de 2 por 3.

El viernes 29, Nahir Galarza, escribió un mensaje de despedida a Fernando Pastorizzo en la red social Instagram, con una foto que decía “5 años juntos, peleando, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor. Te amo para siempre mi ángel”. Fue un rato antes de que un fiscal la citara a declarar, a raíz de haber sido la última persona que vio con vida a Fernando, quien había aparecido agonizante a las 5 de la mañana en una calle de tierra, junto a su moto y dos cascos. Más tarde, en el mismo lugar, ante el fiscal, confesó haber asesinado a quien había despedido con palabras de amor. Dijo que uso el arma reglamentaria de su papá, Marcelo Galarza, un policía con cargo actual de jefe de turno en la departamental de Gualeguay. Fue detenida inmediatamente y alojada en la sala de psiquiatría del Hospital Centenario.

Los disparos que mataron a Pastorizzo eran de un arma 9 milímetros, los mismos utilizados por las fuerzas de seguridad. Se planteó entonces en la investigación que la acción fue realizada con premeditación. Nahir había compartido la noche con Fernando, en la casa donde vive con su padre, su madre y un hermano menor. Luego salieron a pasear en moto. La confesión, según contó una fuente que sigue de cerca el caso en Gualeguaychú, la habría hecho primero ante su padre y uno de los abogados defensores, Víctor Rebossio, en medio de una charla en la que el letrado le habría recomendado asistir al velorio. “No voy a ir. No siento nada por él”. La chica habría rechazado con frialdad la idea, pero acto seguido se habría quebrado.

En la perspectiva de la defensa y de su familia, todo está en discusión. Lo sostienen con un dispositivo sin antecedentes a la vista, que excede el ámbito de los tribunales y hace eje en la opinión pública y los medios de comunicación. El manager de figuras del espectáculo, Jorge Zonzini (Rocío Gancedo, Andrea Rincón, Ayelén Paleo y a Leo Rosenwasser) llegó a Gualeguaychú para hacer de vocero de la familia y, según señalan en la ciudad, ejecutar una estrategia de “limpieza de la imagen pública” de la chica, que en las últimas dos semanas navega en la turbulencia de la estigmatización como una asesina fría, una víctima de violencia de género o de fantasmas nacidos en el seno de su familia. Sobre el fin de semana, Zonzini planteó en declaraciones públicas la posibilidad de que la chica se haya auto incriminado con el objetivo de proteger a su familia de la acción de una banda delictiva capaz de generar represalias contra su padre policía.

La investigación puso al descubierto una trama de violencia todavía no aclarada entre Nahir y Fernando. Mientras la defensa rechaza que tuvieran un vínculo estable, del estilo de los noviazgos tradicionales, en la trama de relaciones de amistad de ambos, aparecen contactos y encuentros frecuentes. Y está el mensaje final de Instagram. Los peritajes que se iniciaron sobre los teléfonos arrojaron datos sobre una relación de violencia en la que el chico aparecía como víctima de una feroz golpiza de Nahir y una amiga. “Por lo menos espero que me deje tranquilo. Valió la pena mi cagada a palos si se deja de joder, pero jamás pensé que me podía llegar a hacer eso después de años”, le escribió Fernando a un amigo tras esa paliza”. Se investiga si el chico sufría el acoso y la violencia de Nahir y si el último capítulo de esa situación habría sido precipitado por un anunció de Fernando de que dejaría la ciudad para iniciar estudios universitarios.

CIUDAD MOVILIZADA

Elidelmar Otman, periodista de Gualeguaychú que sigue de cerca la agenda local, contó que el caso genera un fuerte impacto allí: “esta es una ciudad movilizada, tuvimos el caso UPM Botnia (pasteras), las investigaciones por el uso del glifosato, el caso de Rivas. Pero aquí lo que podemos ver son efectos de la naturalización de la violencia en la juventud. Eso nos llama la atención y le llama la atención a la gente, dentro y fuera de Gualeguaychú. Estamos hablando de que una piba de clase media universitaria, hija de un policía, se bloquea y comete un crimen por celos. Esto indica una inversión de la carga de la situación de lo que acostumbramos a ver aquí. Por caso, hace poco hubo un femicidio. Hoy, en cualquier momento los pibes se pelean. Varones y mujeres se agreden. Las pibas al nivel de los pibes”, analizó.

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Pastorizzo recibió dos disparos. Uno entró por su espalda y el otro ingresó por el tórax

La condición de policía del padre de Nahir tampoco pasaba desapercibida para Fernando, en cuyos mensajes de WhatsApp con un amigo decía sentirse acosado y víctima de la violencia de la chica. “Quizás ella conoce el poder de la familia. Hace pocos días, en nuestro seguimiento del caso buscamos opiniones en la psiquiatría acerca de la posibilidad de que una chica que en apariencia nada tiene que ver con la violencia pueda cometer un acto así y ahí aparece la influencia del entorno en la vida de las personas, la internalización de formas con las que uno convivió”, indicó Otman.

Sabina Melchiori, corresponsal en Gualeguaychú de la televisión regional contó que el caso es tema de conversación permanente en la ciudad, donde “la gente hoy se pregunta, entre otras cuestiones, por las causas anteriores del padre de Nahir en la Justicia y en qué contexto se crió la chica”. El crimen, según esta mirada, emerge como un trágico llamado de atención en una sociedad que se negaría a la autoevaluación: “Entre Ríos fue una isla hasta que se construyeron los puentes. Naturalmente estamos aislados, rodeados de agua. Como si eso fuera una marca, lo de adentro, lo de la isla, lo escondemos. Hace poco, el caso Rivas, generó una forma de mea culpa. Sacó afuera basura que se escondía. Muchos decían `sabías y no hiciste nada´. Hubo mucho debate en los diversos ambientes de nuestra sociedad”.

Melchiori apuntó que “hoy se da la particularidad de que la ciudad se mira así misma en los medios de comunicación nacionales. A todos les llama la atención que hablan de nosotros”. Para la corresponsal, esa exposición está corriendo por carriles peligrosos: “Con la intervención del manager, la circulación de las fotitos de la `gurisa´ y lo de las redes sociales, cosas que no tienen que ver con la causa, se está banalizando la situación”.

Marcelo Galarza declaró públicamente en la jornada posterior a la confesión, que “Nahir no es un monstruo”. Según la investigación, Pastorizzo recibió dos disparos. Uno entró por su espalda, atravesó el pulmón y llegó al corazón. El segundo entró por el tórax y también fue al corazón. En la causa se investiga si Nahir sabe usar un arma. Ante el fiscal, una amiga afirmó que podía afirmar que sí. Según una fuente local, los abogados contratados por la familia de Pastorizzo buscan aclarar un dato: la madre de Nahir, ex agente de la Policía y retirada desde que está en pareja con Galarza, sería instructora de tiro.

Junto a Zonzini, los abogados Víctor Rebossio y Horacio Dargainz plantearon enmarcar la causa en un caso de violencia de género y legítima defensa. Sin embargo, el fiscal Rondoni Caffa desestimó esa hipótesis. “La legítima defensa tiene que ser en el momento del hecho y no premeditada”, dijo en diálogo con la prensa. “La fiscalía entiende que esta persona se fue de su casa con un arma para disparar. El cuerpo de ella no tiene lesiones y el de la víctima sí las tiene”, añadió el fiscal.

Hasta el momento, se investigan en base a una secuencia en la cual los jóvenes pasaron por la casa de Pastorizzo a buscar el cargador del teléfono de Nahir. De ahí fueron a la casa de la joven, donde permanecieron casi toda la noche. La chica, le habría dicho a Fernando que debían ir a la casa de su abuela y habría colocado el arma del padre en una mochila. Tras el asesinato que confesó, la joven volvió a su casa dejó el arma donde estaba (sobre una heladera), se duchó y se acostó. Tres horas después el padre llegó a buscarla con la policía.

Junto con el planteo de la legítima defensa los abogados de Nahir pidieron la detención domiciliaria. “Nahir tiene que quedar en libertad, no tiene ninguna pena que cumplir. [Esperamos] que el Estado deje de presionar a quien es víctima de los hechos más que culpable”, dijo.

COMIDA DE LA CASA Y PEDIDO DE PERSONAL TRAINER

Mientras permanece en la Comisaría del Menor y la Familia de Gualeguaychú con prisión preventiva circularon rumores de algunos pedidos de Nahir.

Según una fuente de la causa, Nahir no quiere la comida de la comisaría y sólo acepta lo que le acerca la mamá. “Se le permitió que la familia le lleve la comida. Yo no tuve inconvenientes, sólo aclaré que llevarle comida no sea una excusa para una visita”, explicó el juez de Garantías Guillermo Biré a la prensa local. Para ver a su hija, los Galarza cumplen el régimen de visitas: los miércoles y sábados, durante dos horas.

Según la fuente, Nahir también pidió un ventilador. Lo solicitó por las altas temperaturas y porque vio que otra detenida tenía uno. Un rumor que circuló pero fue desmentido por el juez Biré es que Nahir había solicitado aire acondicionado.

También se mencionó que Nahir pidió un personal trainer para hacer ejercicio. El dato también fue desmentido por Biré. También lo negó Zonzini: “Nada es cierto con respecto al personal trainer. Es una acción tendenciosa”, sostuvo.

“Es jugadora de hockey, más algunas actividades deportivas que hacía con la Universidad Concepción del Uruguay -explicó Zonzini-. Hace los ejercicios adentro de la celda. No puede salir al patio. Todo es adentro de la celda. Y está absolutamente desprovista de todo. Tiene un colchón de una pulgada y media, absolutamente finito. Y una manta. Es como un monobloque de cemento, casi sin aireación. No se cierra una puerta, sino que son barrotes que dan al patio”. El manager remarcó que “no tiene ningún sistema de privilegios y lo único que hace es leer mucho. Estudia, prepara sus materias, y está leyendo libros sobre cuestiones místicas, metafísica, numerología y temas que tienen que ver con predestinación y karma”.

“LA QUE DISPARÓ FUI YO, LO HICE CON EL ARMA DE MI PAPÁ”

Ante el fiscal y acompañada por su abogado, Nahir Galarza, declaró que “al hecho lo cometí yo sola. Cuando salimos de la casa, la que le disparó fui yo. Lo hice con el arma de mi papá, que estaba arriba de la heladera, donde la pone siempre”, aseguró Nahir en su confesión al fiscal Sergio Rondoni Caffa. Y agregó: “Los dos disparos los hice con esa arma. Di una vuelta a la manzana y volví caminando a mi casa. Dejé el arma en su lugar sin que mi padre se diera cuenta y me fui a acostar”.

Con respecto a la relación con Pastorizzo, Nahir declaró: “Estuvimos un par de años juntos, pero nos peleamos, nos dejábamos unos días, y así, cada uno hacía lo suyo y habíamos quedado en que no nos íbamos a ver y hablar más”.

La joven está acusada de “homicidio agravado por el uso de arma y por la relación de pareja”, que contempla como pena la prisión perpetua. En caso de prosperar su versión sobre el vínculo con la víctima se atenuaría una posible condena.