El Centro en medio de una ola de robos, “pirañas” y sospechas de extorsión

El verano y la caída esperable del movimiento no trajeron alivio al centro de la Ciudad, cuyos comerciantes y vecinos continúan en estado de alerta por una interminable sucesión de robos y destrozos, que en uno de los casos emblemáticos de las últimas semanas expuso una trama en la que empezó a investigarse un caso de extorsión con sello de la mafia: plata a cambio de protección.

En el último mes pueden contarse al menos una decena de asaltos a tiendas, locales de indumentaria, restoranes, una joyería, una estación de servicio y hasta una agencia de cambio de moneda. Los ataques son en varias de las modalidades que ofrece el mundo del delito y en todas las bandas horarias. Junto con los asaltos y escruches nocturnos que suelen ir acompañados de la rotura de persianas, vidrieras y mostradores, durante las últimas semanas se intensificaron los ataques “pirañas” que algunos comerciantes consultados adjudican a un grupo de menores. Entran, generan desmanes, manotean lo que pueden y escapan, según contaron a este diario en varios locales.

En los negocios se reiteran las sospechas de que el área haya sido transformada en una “zona liberada”. La preocupación por el cuadro y sus efectos se agravó a principios de este mes, cuando dos ladrones asaltaron la joyería “Cónsul”, situada en 47 casi esquina 7. Al mismo comercio le habían robado hace seis meses. En pocos metros a la redonda del enclave formado por esas dos cuadras llevaban 7 robos en 60 días. En la joyería fueron seis minutos. A plena luz del día, dos ladrones desvalijaron el comercio. Mientras las cámaras de seguridad grababan todo y los propietarios estaban reducidos en el fondo del local, los delincuentes cargaron mercadería por decenas de miles de pesos. Desde aquella mañana del jueves 4, el negocio permanece cerrado. Mientras las autoridades de la Policía prometían novedades en el control del delito en el centro, la investigación que se inició en esas horas comenzó a recorrer un camino con derivaciones que conectan ese y otros asaltos en la zona, con sospechas de maniobras extorsivas a comerciantes. En causas que nacen de la misma raíz, los delitos en el área de 7 y 47, pero ahora se bifurcaron por los delitos que involucran, fueron detenidos un preso con salidas laborales y el ex barrabrava de Estudiante, Omar el “Hache” Alonso.

“CONTROL PERMANENTE”

Mientras tanto, los comerciantes y vecinos continúan reclamando el refuerzo de las tareas de vigilancia en la zona. Guillermo Salvioli, presidente del Centro Comercial de Calle 8 y Adyacencias, sostuvo que “hasta tanto no haya una política que realmente poca un foco en el Centro, con policías que patrullen las calles, se va a hacer complicado todo. No hablamos solo de los asaltos a los negocios, si no también de los robos a la hora de la salida de los boliches, con chicos a los que les han pegado. El control tiene que ser permanente porque suceden cosas a toda hora”, dijo y recordó el caso el adolescente de 16 años lesionado por una patota en 7 y 46 en la madrugada del domingo 14. Al chico y otros dos amigos los corrió un grupo de más de una decena de jóvenes. Tras intentar refugiarse en el maxikiosco de la esquina los atacaron a trompadas y patadas para robarle sus pertenencias. El padre del chico denunció que los responsables del comercio en ese momento los refugiaron primero y ante las amenazas de los agresores los enviaron a la calle, donde finalmente fueron lesionados. “Lo que pasó con ese chico es permanente y cuando pasa te encontrás con que no llega la Policía o no viene la ambulancia”, alertó Salvioli.

En un contexto marcado por las investigaciones sobre manejo irregular de fondos en la comisaría primera y el descontrol de delitos en la jurisdicción, en el último año hubo relevos reiterados de autoridades policiales. “He visto cambios y se han acercado los nuevos jefes de la primera”, indicó Salvioli. No obstante, insistió con la necesidad de reforzar la prevención mediante la vigilancia: “necesitamos a la Policía Local, a la Comisaría. También a la Municipalidad, por los manteros. El tema de la seguridad es el primero que manifiesta toda persona que tiene un comercio en el centro. La gente quiere un centro comercial limpio, con seguridad, con presencia policial”, indicó.

En las últimas semanas, a los conocidos escruches de madrugada se sumaron asaltos en las horas de mayor actividad en el centro, con dispositivos delictivos organizados. Así fueron los casos, por ejemplo, del restorán “Carlitos” donde dos ladrones atacaron a las 11 de la mañana del 8 de enero y tras sufrir un percance mecánico con la moto en que habían llegado fueron “rescatados” por un auto de apoyo. Dos días después, el 11, una banda dio el golpe a la vuelta, en la agencia de cambio Los Tilos de 48 entre 11 y 12. Motochorros apoyados por un auto le quitaron un bolso con dinero a un empleado de la firma, al interceptarlo cuando llegaba en auto y se ubicada frente al local.

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JOYAS, EL ARBOLITO Y EL EX BARRA

En un ambiente enrarecido con la profusión de versiones sobre la ola de delitos y la sospecha de padecer una “zona liberada”, la investigación policial produjo dos novedades de impacto en los días siguientes. El viernes 12 la pesquisa por el asalto a “Cónsul” condujo a locales situados a pocos metros del desvalijado, donde, entre otras cosas, “funcionaban de manera clandestina cuevas de venta de moneda extranjera”, con “arbolitos que aprovechaban esa circunstancia para marcar distintos comercios del Centro”, dijo un jefe policial.

Por el caso fue detenido un hombre que, en realidad, ya estaba preso pero con salidas laborales que le otorgó el juez de Ejecución José Villafañe, el mismo que el año pasado estuvo en el centro de la polémica por darle la libertad asistida al hombre que terminó matando a Abril Bogado (12) en un asalto en Ringuelet. El hombre de 33 años oficialmente identificado como Gastón Nicolás Messina Márquez dice en su perfil de Facebook que trabaja de “arbolito”. Según la policía, lo hacía en 7 y 47, entre las 8 y las 19, horario de salidas laborales que le otorgó el Juzgado de Ejecución 2 de La Plata.

“Necesitamos a la Policía Local, a la Comisaría. También del Municipio, por los manteros”

Se investiga si extorsionaban a los comerciantes para brindarles seguridad

En la causa por “robo agravado” quedaron identificados Angel Omar el “Hache” Alonso, el ex barra de Estudiantes de La Plata -preso en otras oportunidades por distintos procesos- y José Luis Haile, apodado “Puma”. El “Hache” volvió a aparecer en las investigaciones: fue detenido el viernes en pleno Centro, acusado de querer llevarse dinero de un negocio de 7 y 47, en un hecho que podría parecer un “asalto a mano armada, aunque fue un intento de extorsión”, según dijeron fuentes judiciales y policiales.

Así, en la Justicia ahora se sospecha que entre Mansilla y el “Hache” habría una conexión más allá de la venta ilegal de moneda en la calle. Se investiga si “extorsionaban a los comerciantes de esa cuadra para brindarles ‘seguridad’”, lo que, en rigor, implicaría “dejarlos trabajar sin sufrir asaltos o asaltarlos cuando no cumplían con la entrega de la suma pactada”, además de “vender moneda falsa y estupefacientes, entre otras cosas”, completó la fuente.

PIRAÑAS Y MECHERAS CONOCIDAS

En los comercios del centro generan fastidio y temor. Les adjudican la velocidad y voracidad de las pirañas en los ríos del amazonas. Por eso, todos están atentos al aviso y se preparan para cuando aparecen “Los Pirañas”, nombre con el que se ha bautizado a un grupo de chicos, todos menores de edad, según señalan en los negocios. “Entran agarran cosas y salen corriendo”, contaron en un negocio.

La semana pasada, en “Aldea Blanca”, 47 entre 8 y 9 tuvieron una visita. “Eran las dos de la tarde. No había gente en el local. Solo dos empleadas. Entraron los pirañas y como nos dimos cuenta de lo que venían a hacer empezaron a gritar y salieron corriendo”, contó Marta una comerciante de amplia experiencia en el Centro. Según la mujer “son chicos que andan todo el día dando vueltas. Nosotros estamos atentas y salimos a buscar a la Policía esta vez, pero no encontramos a ningún agente. Esto no es como antes, que teníamos dos por cuadra”.

Con reserva de identidad, la propietaria de un hotel ubicado en la zona de la estación de trenes, sobre la diagonal 80, relató su experiencia con esta modalidad, a mediados de la semana pasada. “Eran pirañas. A las dos de la tarde se metieron en la recepción, a los gritos y uno con un cuchillo. Sacaron plata de la caja y escaparon corriendo. Hacen siempre igual y son chicos y chicas, todos menores. Lo mismo pasó en la ferretería de la cuadra. Amenazaron a la dueña y se llevaron varias cosas en pocos segundos. Esto es así desde hace dos meses y parece que no hay nadie que pueda frenarlo”, dijo la mujer y argumentó el pedido de reservar sus datos en la posibilidad de que “alguien pueda tomar represalias con el negocio.

No es solo por pirañas y asaltantes armados el problema del delito en el Centro. También están las “mecheras”, apodo que en el argot callejero designa a mujeres especializadas en el hurto de mercadería en los comercios. “Hace tres meses una mechera nos robó una cartera. Nosotros ya la conocemos. Esa vez la corrimos y no pudimos agarrarla. Ahora ya la tenemos identificada porque la tomaron las cámaras del local. Entonces, cuando la vemos le decimos que ni se acerque al local”. La habitualidad de esa presencia generó un episodio singular: “en una oportunidad la encargada la trajo al negocio y se la mostró a las empleadas, explicándoles a qué se dedica la mujer”, dijo la comerciante.