Gustavo Piñero un maestro de palo a palo

Walter Epíscopo

wepiscopo@eldia.com 

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“Con mi trabajo soy feliz. La verdad que jamás pensé que saliendo de La Plata y con lo que nos cuesta llegar a trabajar en el fútbol de Capital Federal y de AFA, estar en el lugar que estoy. Y haber podido recorrer el camino que hice”, dice Gustavo Piñero, sin dudas, pionero en la función de entrenador de arqueros en Argentina, que empezó hace más de dos décadas.

Hoy su currículum indica que a nivel Selección Argentina participó en procesos que terminaron en un Mundial (Sudáfrica 2010); dos Copas América (Chile 2015 y Estados Unidos 2016); un Juego Olímpico (en Brasil, Río 2016); dos Sudamericanos (Ecuador con el Sub-20 y en San Juan con el Sub-15, ambos en 2017); y un Mundial Sub-20 (en Corea, también el año pasado). “Estoy orgulloso de la carrera que hé hecho hasta ahora y tengo muchas ganas de que esto continúe”, agrega Piñero, quien surgió del Lobo.

Atrás quedaron los trabajos en los clubes empezando en Gimnasia, siguiendo en Racing, pasando por Rosario Central y Atlas de México. Supo colaborar en pretemporadas con Huracán de Corrientes, Aldosivi y Juventud Unida de San Luis.

Hoy tiene Academias de arqueros en nuestro país y en México, pero su vida cambió meses antes del Mundial de 2010 cuando le sonó el teléfono y le dijeron: “Hola Gus, como andás. Habla Diego”. Tras cortar por que pensó que era una cargada, a la tercera vez le agregaron, “soy Diego... Maradona. No me cortes bol... Quiero que te sumes al cuerpo técnico”. Ahí se quedó helado, pero empezaría una historia en celeste y blanco. Esto se interrumpió en la era Sabella (que llevó otro entrenador de arqueros), pero volvió después y forjó una gran relación con el Tata Martino, por ejemplo.

Hoy, dar charlas en nuestro país y por todo el mundo y es centro de consultas por diferentes goleros.

- ¿Cuántos años en la Selección?

- Ya son 4, entre la Mayor, Juegos Olímpicos, Copas América, Sudamericano Sub-20, Mundial Sub-20, ahora el Sudamericano Sub-15. La verdad que me siento más que halagado en este segundo período después de haber sido llamado por el Tata Martino, y el período anterior en el cual estuve con Diego Maradona. Estoy más que satisfecho con lo hecho hasta ahora, pero no me quedo con eso, yo quiero más a pesar de haber vivido cosas fuertes. Se que es mucho y estoy muy contento, pero quiero más. Ojalá que sigan confiando en mí como hasta ahora para poder seguir trabajando dentro de AFA hoy que ha tomado un nuevo rumbo.

- Seguramente sigue siendo especial llevar los colores argentinos, el himno. Representar al país. ¿Qué momento recordás fuerte?

- Cada vez que nos paramos adelante de la gente y de nuestro equipo formado y tocan el himno, es un momento especial. No puedo decir que algunos más y otros menos, pero si me acuerdo de algunos momentos culminantes, como fue en mi primer partido en el Allianz Arena, en Alemania, en el que Diego (Maradona) me dió una palmada en la espalda y me dijo, “vamos a ver si traés buena suerte”. Y ese día le ganamos a Alemania con gol del Pipita Higuaín. ¡Me había tirado un camión de escombro encima! (larga una sonrisa). Por suerte salimos bastante bien parados. Después, el primer partido del Mundial en Sudáfrica. También cada una de las finales a la que uno llegó con las dos Copas América y ahora con los chicos del Sub-15, fueron momentos especiales. Pero cada vez que tocan el himno parece que te va a explotar el corazón, porque uno se siente realmente representante de la familia, de los amigos y del argentino en si. Por eso también duele tanto cuando perdemos.

- Años atrás el entrenador de arqueros parecía que no era necesario. Hoy todos lo tienen. Todo evoluciona y hay que actualizarse.

- Cuando empecé a encarar esto, no existía la figura del entrenador de arqueros acá en la Argentina, y me dieron una gran mano Rubén Gélvez, Roberto Di Plácido y José Silvero. Realmente era algo que no existía, y ya hace 23 años que estoy con esto. Es el trabajo de la especificidad del puesto que a mí me encantó, y es como está pasando hoy que hay analista de video y un montón de cosas que colaboran al desarrollo del juego, al crecimiento del jugador. El jugador es más inteligente y más demandante en un montón de cosas, que hace que uno le tenga que dejar y dar cosas de mejor calidad. Me parece maravilloso todo esto, aunque tampoco la exageración que tiene que haber diez entrenadores de arquero por club; o que necesita un montón de material psicodélico para trabajar. Se puede trabajar con los materiales necesarios, con las pelotas necesarias, pero trabajando con una metodología y de manera coherente. Hoy se ha pasado a hablar raro como para que nadie entienda, en lugar de explicar sencillo y tratar de sacar buenos arqueros o aportarle algo a los arqueros para que realmente sean mejores.

- Tenés una Escuela de arqueros. Grandes y chicos entienden que deben perfeccionarse.

- Sí, además de trabajar en la Selección tengo una Academia que funciona en La Maltería, en Hudson, que lleva mi nombre. Después tengo dos Academias más en México. Tenemos una Escuelita de arqueros con casi 40 chicos, además de un grupo de arqueros mayores que entrenamos. Vienen muchachos que juegan en algún club del ascenso donde por ahí no tienen entrenador de arquero; también está aquel que necesita una tarde más de entrenamiento para mejorar cosas; hay gente del interior que está buscando la posibilidad de probarse. La actividad es bastante amplia. Hoy trabajar específicamente es importante, mejorar su técnica y aportarle cosas a las condiciones naturales que tengan, y de esto no nos podemos olvidar. Porque es así, sino tienen esas condiciones, nosotros no inventamos nada, milagros no hacemos, nadie inventa arqueros. Si tiene condiciones, nosotros le agregamos un par de cosas más para que pueda aprovecharlas y para que pueda desarrollar lo que realmente tiene.