Padres, hijos y drogas: ¿Papá, mamá, fumaron marihuana?

Los padres de adolescentes tienen que estar preparados para este tipo de preguntas, en virtud de saber cómo orientar y acompañarlos. Los expertos aconsejan “una relación franca”

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Los chicos van creciendo y plantean temas que ponen a los adultos ante desafíos inesperados. Sobre todo, en la adolescencia, cuando al crecer se acercan a nuevos mundos hasta ese momento desconocidos. Cuando se les pregunta si alguna vez han consumido marihuana, muchos padres se sienten sorprendidos, se ponen a la defensiva o eligen la cautela. Psicólogos, sociólogos y trabajadores sociales sostienen que “los padres que brindan información directa, orientación o consejo sobre sustancias como la marihuana, tienen adolescentes menos propensos a experimentar con drogas”. A la larga, se sentirán agradecidos de que el adolescente haya puesto el tema sobre la mesa antes de resolver la cuestión puertas afuera.

Las flores de la planta de marihuana son las que se pican y fuman

“Hoy en día, los consumos de sustancias más prevalentes son los de alcohol, tabaco, psicofármacos y cannabis. Los chicos van creciendo en hogares donde son usuales esos consumos. Algunos están prohibidos por la ley, y otros no. Por eso, cuando los adolescentes preguntan por consumos como el de la marihuana, hay que estar preparados para acompañarlos y orientarlos. Los padres deben tener una relación ‘padre’ con sus hijos en todo sentido”, dice un trabajador social platense, que tiene dos hijas de 16 y 18 años.

“Tenemos que dejar abiertos los canales para que nuestros hijos puedan preguntarnos lo que necesiten saber. Darles información, buscarla juntos”, agrega.

Independientemente de cuál es su historial, puede ser útil recibir la pregunta “¿Fumaste marihuana?” más como una obertura que como una inquisición. Porque los chicos probablemente tengan preguntas más apremiantes detrás de ésa. Ya sea consciente de ello o no, un adolescente que pregunta: “¿Qué elección hiciste?” a menudo se pregunta “¿Qué elección debo hacer?”.

Los cigarrillos de marihuana, más conocidos como “porros”, pueden confundirse con cigarros armados

LOS ADULTOS DEBEMOS ACERCARNOS A SU MUNDO

“Hay estudios en nuestro país que indican que la mayoría de los adolescentes cree que en Argentina la marihuana es legal. Por eso, hay que reforzar la idea que aún en los países que está permitido su uso, es a partir de los 18 años. Porque están comprobados científicamente los daños que provoca en menores de esa edad, en quienes puede causar un gran impacto neuronal”, explica el trabajador social.

“También es necesario explicarles que, en los modelos de regulación de Canadá o Uruguay, por ejemplo, también hay normas que preservan la salud, como un límite de consumo mensual o publicidades que indican no fumar cuando se va a manejar”.

“Tenemos que dejar abiertos los canales para que nuestros hijos nos pregunten lo que necesiten”

 

“Siempre es importante no cancelar la discusión; acompañar como padres, pero sabiendo que no somos sus amigos. Ellos buscan en nosotros respuestas que les ayuden a decidir. Esto es tanto con la marihuana como con el alcohol. Los chicos consumen bebidas de muy alta graduación; las acompañan con energizantes… Como adultos, tenemos que acercarnos al mundo de los adolescentes y orientarlos, cuidarlos. El famoso ‘poner límites’, pero con los argumentos debidos”, advierte el especialista.

La doctora Jennifer Guss, una reconocida médica de Houston, ha manifestado que enfrentó a la pregunta cuando su hija, Sofía, estaba en la escuela secundaria. Explicó por qué nunca había fumado marihuana, pero luego preguntó qué pensaba su hija. Se enteró de que Sofía estaba tratando a dar sentido a las leyes sobre la marihuana en evolución, lo que le dio a su madre la oportunidad de señalar que “el hecho de que algo sea legal no lo hace saludable y seguro”.

“Siempre les dejé claro que prefería que fumaran en casa y no en la calle o en una fiesta”

 

La doctora Guss siente que su franqueza temprana con su hija la ayudó a continuar entrando y saliendo de las conversaciones sobre la hierba cuando Sofía ingresó a la escuela secundaria cuando “el tema de las drogas se volvió más destacado y visible a su alrededor”.

En muchas familias, padres e hijos consumen marihuana de forma regular y hasta tienen sus propias plantas para cosechar las flores y no tener que entrar en el narcotráfico

Sean Hice, un hombre de negocios del área de Cleveland que fue el primero de su familia en graduarse de la universidad, sabía exactamente lo que quería decir cuando su hijo de 13 años le preguntó si alguna vez había fumado marihuana. Explicó que las drogas lo asustaban y que no quería hacer nada que pudiera descarrilar sus planes para terminar su carrera en negocios. “Le dije que esperé hasta el segundo semestre de mi penúltimo año cuando obtuve todas las calificaciones que necesitaba en mi especialización”, dijo Hice. “Sabía que podía pagar mis préstamos y sentí que tenía el control de mi vida antes de intentarlo”.

“El tema de las drogas se volvió más destacado y visible al alrededor de los jóvenes”

Jennifer Guss,
Doctora

 

Los adultos que quizás no hayan sopesado cuidadosamente la decisión de fumar marihuana, aún pueden aprovechar al máximo la retrospectiva. Podrían decir que habrían tomado una decisión diferente si hubieran sabido lo que sabemos ahora sobre la vulnerabilidad del cerebro adolescente al cannabis. Del mismo modo, podrían aprovechar la oportunidad para señalar la suerte que tuvieron de que nada saliera mal, o para explicar qué fue lo que sucedió.

“Es importante no cancelar la discusión; acompañar sabiendo que somos padres, no sus amigos”

 

Los padres a veces se preocupan de que hablar sobre su uso anterior, o hablar sobre sustancias ilegales, podría interpretarse como un permiso para experimentar con drogas. Si esto es una preocupación, se puede abordar directamente: “Probé marihuana, pero no quiero que escuches que estoy diciendo que está bien para vos. Quiero que seas más inteligente al respecto que yo”.

Otros adultos podrían agradecer la oportunidad de articular condiciones bajo las cuales darían su bendición. Por ejemplo, Sara, la madre de un adolescente de 14 años comenta que no le importaría que su hijo probara marihuana, pero sólo una vez que estuviera en la universidad, y solo fumando la provisión de alguien que cultiva la suya, no producto del tráfico. Para los padres que no tienen objeciones al consumo del cannabis, las preguntas sobre el pasado pueden abrir discusiones sobre lo que ha cambiado en los últimos años, como la creciente disponibilidad de formas comestibles y concentradas de marihuana, entre otros temas.

La investigación muestra consistentemente que los adolescentes toman muy en serio la guía de los padres, incluso si ellos no siempre lo indican. Independientemente de la postura de los padres sobre el consumo de marihuana, podría valer la pena agregar: “Te pido que tengas cuidado porque no quiero que te lastimes o te encuentres en un camino que no quieras estar”.

A la flor de la marihuana se le dice cogollo

Los resultados del mismo estudio reciente sobre conversaciones directas sobre drogas sugieren que los relatos personales o indirectos de las desventajas del uso de sustancias son especialmente convincentes para los adolescentes. Un padre que tiene muchas historias para compartir podría decir: “Tus abuelos no estaban prestando atención cuando yo era niño, y me metí en situaciones en las que nunca debería haber estado. Cuando me convertí en padre, supe que quería ser diferente. Sigamos hablando de esto, porque vamos a aprender los dos”.

Algunos adolescentes que preguntan sobre el uso anterior de sus padres, en realidad están buscando lo opuesto al permiso de probar marihuana. Están buscando la seguridad de que está bien no hacerlo. De que pueden no hacer algo que es parte de la “experiencia de la escuela secundaria” que se supone deben tener, y no se pierden nada.

A veces los jóvenes tienen cultivos de marihuana indoor

“EN CASA SIEMPRE FUE ALGO MUY NATURAL”

“En mi familia siempre estuvo muy naturalizado porque todos mis hermanos mayores fumaban marihuana”, comenta Mara, mamá de dos jóvenes de 20 y 22 años.

“Cuando mis hijos eran adolescentes yo convivía con mi pareja que fumaba y era raro que habláramos del tema, era natural que estuviera la marihuana presente en casa. Los chicos empezaron a fumar entrados en la adolescencia, cuando ya iban al secundario, pero yo no sabía, no lo hablaron conmigo ni lo hacían adelante mío. Sé que fumaban porque me enteré años más tarde cuando ya no lo ocultaban, y hablaban libremente del tema”, recuerda.

Mara dice que “al día de hoy, fumar para ellos es algo completamente normal, es algo que hacen en casa o con sus amigos, digamos que es como un estilo de vida. Yo nunca tuve un problema con ese tema, sólo que cuando eran más chicos, me preocupaba que lo hicieran en espacios públicos o con desconocidos, ese fue el único tema con el que fui realmente insistente. Siempre les dejé claro que prefería que fumaran en casa y no en la calle o en una fiesta”.

 

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