Acerca del ¿“inevitable” triunfo del oficialismo?

Twitter: @mnspezzapria

Pese a que todavía no se conocen los resultados de este “superdomingo” electoral, se percibe desde hace unos días un clima político que tiende a presentar como inevitable el triunfo final del oficialismo a nivel nacional. De acuerdo a esa impresión que no es generalizada pero sí cada vez más amplia, el kirchnerismo tiene sus defectos pero no tantos como para cambiarlo por una oposición que no tuvo la habilidad de juntarse cuando la situación así lo requería.

Esa idea, estratégicamente propalada por voceros gubernamentales a toda hora del día, fue impregnando a los distintos sectores de la sociedad, incluso en aquellos que naturalmente no son favorables a la continuidad del kirchnerismo en el poder. A tal punto, que el propio Macri debió hacerse cargo de la situación y salió a pedir que “no se vote desde la resignación”. El alcalde porteño empieza a notar que el discurso del cambio necesita lógicos complementos.

Uno de ellos, tal vez el principal, pasa por asegurar a la población que la alternativa puede ser confiable y que ésta realmente lo exprese en términos electorales. Para comprender este cuadro, un caso testigo es Santa Fe. Allí, el PRO tenía todo para desbancar al socialismo del Gobierno provincial, pero los ciudadanos no terminaron de aceptar a Miguel del Sel. En efecto, la preeminencia de la figura del candidato sobre la fuerza política perjudicó al macrismo.

A la inversa, el PRO tiene en la ciudad de Buenos Aires -en términos de marketing y oferta electoral- una “marca” fuerte, tan instalada entre los vecinos que le permite llevar a un candidato como Rodríguez Larreta pese a que el carisma no es una de sus virtudes. Por eso el jefe de Gabinete de Macri se encamina a ganar ampliamente las elecciones y sólo resta conocer si podrá evitar la segunda vuelta, obteniendo el 50% más uno de los votos válidos.

Aunque eso no sucedió nunca en la historia reciente y se verifica un solo antecedente a tener en cuenta en el año 2000 (ver recuadro). En cambio, puede resultar más interesante la disputa entre Lousteau y Recalde para entrar en un eventual ballotage, dado que las últimas encuestas registraron un acercamiento del camporista a caballo de la imagen de Cristina y Scioli. Y de una campaña sucia sobre el ex ministro de Economía desplegada por los medios kirchneristas.

APUESTAS FUERTES

La Presidenta y Macri también aportan lo suyo en la Capital, ya que ambos apuntan a la polarización entre el FpV y el PRO, emparentando la campaña porteña a la que se desarrolla a nivel nacional con proa hacia las primarias de agosto. Por eso la performance de Lousteau será vital para saber si hay espacio para terceros o si se impone la lógica binaria. En un distrito como la ciudad de Buenos Aires, no hay que subestimar la autonomía de los ciudadanos.

Pero no se puede aplicar el mismo razonamiento a otros distritos que hoy van a las urnas, como La Rioja, donde al menos 1 de cada 50 votantes es candidato a algún cargo electivo. En ese contexto es que la UCR buscará dar el batacazo en la provincia norteña, de la mano de un buen candidato como Julio Martínez, para llegar a la Gobernación por primera vez desde 1983. El radicalismo viene con el impulso que le dio su reciente victoria electoral en Mendoza.

Sin embargo, no serían todas buenas las noticias electorales que deparará esta jornada a la UCR. En Córdoba, por caso, todas las encuestas anticipan un triunfo del candidato del PJ Juan Schiaretti, quien se encolumna con el gobernador y precandidato presidencial De la Sota. Incluso, la fórmula Aguad-Baldassi es desafiada por el kirchnerista Acastello en la disputa por el segundo lugar. Si la alianza opositora terminara tercera, sería un duro golpe para Cambiemos.

Por ende, los socios De la Sota y Massa intentarán convencer de que la variante más sólida frente al kirchnerismo es la coalición UNA, que ahora se encuentra relegada a la tercera posición detrás del FpV y Cambiemos. Los comicios en Corrientes y La Pampa, que completan el cuadro electoral de este domingo, tienen una lectura más local: en la primera se ratificaría el liderazgo del gobernador radical Colombi. Y en la segunda hay una disputa entre los K y el PJ.

UN OJO EN LA PAMPA

Pese a que se trata de una PASO, la elección pampeana preocupa la Casa Rosada. Es que si se la mira bien, contiene ingredientes que pueden resultar “futuristas”: el peronismo clásico, con dos históricos como Marín y Verna, se enfrenta al kirchnerismo que en la provincia encarna el gobernador Jorge, ahora candidato a intendente de Santa Rosa. Un esquema similar al que se perfila con Scioli protegido por los gobernadores del PJ ante algún embate de La Cámpora.

Como se sabe, desde el 10 de diciembre la agrupación que conduce Máximo Kirchner tendrá base en la Cámara de Diputados. El propio hijo de la Presidenta acaba de lanzar su candidatura en Santa Cruz sin pronunciar una sola palabra, en un acto que se destacó por los discursos de Scioli y especialmente de Zannini. Hasta Kicillof es candidato a diputado por la Capital, pero en los últimos días hubo una andanada kirchnerista para asegurar su continuidad en Economía.

El propio ministro se presentó ante empresarios en el recoleto hotel Alvear para asegurarles que “en 2016 vamos a seguir haciendo más o menos lo mismo”. Un día antes, Scioli había bromeado con operadores y dirigentes de la Bolsa porteña al presentar a Batakis como “una griega buena”, alentando su posible designación en Economía si gana las elecciones. Aunque los hombres de negocios creen que seguirá Kicillof y que Batakis será secretaria de Comercio.

“Muchachos, la islas griegas están en venta. Aprovechen”, chicaneó Kicillof a los empresarios luego de que el titular de la UIA, Héctor Méndez, se pronunciara a favor de la candidatura de Macri. De todos modos, Scioli recogería el apoyo de Cristiano Rattazzi y Eduardo Eurnekian, mientras que De Mendiguren se mantiene junto a Massa. Y los que se mantienen seguro en el campo de la oposición son los ruralistas, que esta semana volvieron a protestar en las rutas.

SEÑALES

Igualmente, Scioli hace juego de cintura y puede pasar de elogiar a Menem en La Rioja, a homenajear a Kirchner en Santa Cruz. Y a mandar una nutrida delegación encabezada por su hermano Pepe a la embajada de los Estados Unidos, donde el viernes por la noche se festejó un nuevo aniversario de la independencia de ese país, hasta las primeras horas del 4 de julio. A ese encuentro festivo no asistió, por cierto, ningún alto funcionario del Gobierno kirchnerista.

En cambio, junto al embajador Noah Momet se pudo ver a varios dirigentes del PRO, pese a que el propio Macri no fue de la partida, como tampoco Massa. Prácticamente a esa misma hora, la periodista K Sandra Russo padecía un secuestro virtual y entregaba 50 mil dólares a los supuestos captores de su hija. La misma modalidad sufrió antes otra periodista, Silvia Fernández Barrio, quien pasó un mal momento pero no cayó en la trampa de los delincuentes.

En tiempos de campaña electoral, esos episodios no dejan de llamar la atención, pese a que la inseguridad no es una sensación, sino uno de los principales problemas de la Argentina.