Aliados radicales y un toque cordobés en el equipo PRO

E l armado del Gabinete fue planteado por Macri como si se tratara de una obra de ingeniería. Si bien el equipo que anunciado ayer tiene mucha presencia de porteños, tampoco descuida la representación del interior del país, de socios radicales, de empresarios y de potenciales aliados en el Congreso, que dotarían de gobernabilidad al nuevo presidente.

Pero Macri partió de una premisa para integrar su elenco de colaboradores: el suyo no será un gobierno de coalición. Por eso la jefatura de Gabinete recayó sobre Marcos Peña, un incondicional del PRO que sabe interpretar su pensamiento. Y relegó al radical Ernesto Sanz, que terminó declinando cualquier cargo gubernamental, para sorpresa de propios y extraños.

De todos modos, la UCR tendrá como ministros de Macri al riojano Julio Martínez (Defensa), al cordobés Oscar Aguad (Comunicaciones) y el formoseño Ricardo Buryaile (Agricultura), mientras que el tucumano José Cano quedará a cargo de un ambicioso proyecto de infraestructura para el norte del país, denominado “Plan Belgrano”. Macri anticipó los nombramientos al histórico operador radical Enrique “Coti” Nosiglia.

Pero según pudo saber EL DIA en la sede del Gobierno porteño, en Parque Patricios, Peña se comunicó con Sanz y con “Lilita” Carrió para darles a conocer el listado de designaciones antes de ofrecer la conferencia de prensa con la que confirmó a los futuros funcionarios. Incluso, Peña destacó que Prat Gay (Hacienda y Finanzas) es un dirigente de la Coalición Cívica.

En conversaciones reservadas, Prat Gay anticipó que ya trabaja en un paquete de leyes para enviar al Congreso tras el 10 de diciembre, que entre otros aspectos contempla la reducción del impuesto a las Ganancias y el Monotributo. En el delicado campo económico, el próximo gobierno buscaría también repatriar a Graciela Bevacqua para sanear el INDEC.

De la lista de ministros confirmados, llamó la atención que Peña no anunciara al titular de Trabajo. Según trascendió, el cargo fue ofrecido a Jorge Lawson, un funcionario del Gobierno de Córdoba, pero De la Sota aclaró que no avala ese nombramiento. La misma postura adoptó sobre Gustavo Santos, quien pasará de la Agencia Córdoba Turismo al Gobierno nacional.

De la Sota, socio de Massa en el frente opositor UNA, ya adelantó que su objetivo será recomponer al peronismo para la nueva etapa política que se abre en el país. En su condición de referente histórico del PJ cordobés, De la Sota mantiene diálogo permanente con gobernadores justicialistas, que iniciaron un proceso de despegue de Cristina Kirchner.

La Presidenta saliente conoce esa realidad y por eso ayer los sentó en primera fila en un acto en Haedo, al oeste del Gran Buenos Aires. Allí estuvieron Gioja, Closs, Fellner, Buzzi, Capitanich y Scioli, quien no estaría dispuesto a ceder posiciones en la interna peronista, ya que sacó más votos de lo que esperaba en el ballotage. Y ayer se diferenció de Cristina sobre la transición.

Tanto, que Marcos Peña destacó su actitud en comparación con la de la Presidenta, que a su criterio planteó reuniones “discretas”, sin imágenes, lo que las transforma “en algo clandestino”, dijo el jefe de Gabinete designado por Macri. También admitió: “Es importante que todos bajemos un cambio, ellos y nosotros, porque esta es una situación novedosa”.

Por otra parte, Peña ratificó que pedirán las renuncias de Sabbatella al Afsca y de Tristán Bauer a los medios públicos, lo mismo que la de Vanoli al Banco Central. Pero sorprendió al confirmar la continuidad de Lino Barañao en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, quien antes habría consultado y obtenido el visto bueno de Cristina Kirchner.

Aunque esa postura de amplitud política por parte de la Presidenta saliente no habría sido captada por algunos de sus seguidores, que se enojaron con Ricardo Echegaray porque no se “atrincheró” en la AFIP y anticipó que renunciará el 10 de diciembre, lo que deja en “off side” a otros funcionarios con mandato extendido, como Sabbatella, Vanoli, Bauer y Gils Carbó.

En tanto, la designación de Jorge Lemus en Salud -quien salvó a Macri cuando en la fiesta de su casamiento se atragantó con un bigote de plástico- fue una sorpresa. Lemus había sido ministro de Salud porteño, hasta que un fuerte entredicho por un polémico proyecto de aborto no punible en capital federal le puso fin a su carrera ministerial.