Angelici: poder, más allá de Boca

Esta semana se presentó a la Justicia para pedir su sobreseimiento. Está acusado e investigado por presunto “tráfico de influencias”; una figura que, a esta altura, se ha convertido para él en un estigma. Se trata de Daniel Angelici, presidente de Boca pero señalado, además, como supuesto operador judicial del macrismo. Elisa Carrió lo tiene apuntado y su nombre ha marcado, de alguna forma, la relación del Presidente con la líder de la Coalición Cívica.

“Daniel Angelici tiene muchas caras. Cada una de ellas representa una cuota de su capital. Un poder en rompecabezas. Pero, ¿quién es el Tano? ¿El joven radical alfonsinista que, a los 20 años, decidió invertir en el mundo del juego? ¿El binguero acaudalado que, durante el menemismo, fortaleció su vínculo con los coordinadores, futuros funcionarios de la Alianza? ¿Un businessman con formación política?”. Estas son las afirmaciones y las preguntas que plantean Ignacio Damiani y Julián Maradeo en el libro que titularon “El tano”, la biografía no autorizada de Daniel Angelici.

Angelici es hijo de un obrero italiano que llegó a la Argentina después de la segunda Guerra Mundial y se convirtió en un importante actor en la industria del juego.

En su biografía se afirma que “en apenas tres décadas, amado y odiado por igual y a pesar de ser subestimado en más de una oportunidad, el Tano amasó un considerable volumen de poder”.

La palabra “poder” rima muy bien con el apellido Angelici. Maradeo, uno de los autores del libro, ha dicho que lo que más lo sorprendió fue “su inagotable vocación de poder, ya que podría haber sido sólo empresario del juego, o únicamente político, o más acá nada más que dirigente del fútbol. Pero es todo eso, y mucho más...”

Antes de llegar a la presidencia del Boca, Angelici fue durante muchos años tesorero del club. Desde ese lugar consolidó una relación de confianza con Mauricio Macri

Desde que Macri ganó la elección nacional, el nombre de Angelici se instaló en todas las conversaciones del poder. Tiene con el Presidente una antigua y estrecha relación.

Angelici es, ante todo, uno de los empresarios más importantes de juegos de azar de la Argentina. Su imperio lo llevó a ser titular de la Cámara Argentina de Salas de Bingos y Anexos (Casba), con intereses en cinco sociedades de apuestas y un stud de caballos de carrera.

Además de dueño de World Games SA, tiene intereses en cuatro sociedades anónimas más relacionadas con el juego: Binarge, American Games, Betec y Cronopios. Esta última cruzó los límites de la provincia de Buenos Aires y se dedica a la instalación y explotación de juegos de azar en Córdoba.

En el rubro gastronomía, el Tano es uno de los inversores del coqueto restaurante Madero Tango, un emprendimiento que comparte con el ex dirigente radical Cristian Caram.

Madero Tango está ubicado en Dique 1, en la esquina de Alicia Moreau de Justo y Brasil, y allí se organizan cenas-show con espectáculos de tango. El emprendimiento millonario apunta, centralmente, a los turistas.

A Angelici le atribuyen una estructura de poder que conformarían funcionarios y legisladores que lo acompañan.

Le adjudican también relación con el Consejo de la Magistratura (con infinidad de ex militantes de Franja Morada que ingresaron a finales de los 90 y principios de los 2000 cuando recién se creaba la institución).

En el radicalismo pocos recuerdan su paso por el partido. De hecho, dicen que tuvo una efímera actuación por la Franja Morada en Derecho de la UBA pero sin pena ni gloria.

Sin embargo, cuando empezó a crecer en el negocio de los bingos, comenzó a dejar progresivamente la política partidaria. Recién regresó en 2005 con Macri cuando impulsó la candidatura de Oscar Zago como legislador porteño.

En los últimos años ha sido un armador de alianzas de radicales y macristas, por eso su cercanía al Poder Judicial, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires.

Actor central de la dirigencia del fútbol, Angelici jugó fuerte en favor de la creación de la Súperliga. En su momento apoyó a Tinelli para presidir la AFA

La relación de confianza con el Presidente comenzó cuando “el Tano” se desempeñó como tesorero de Boca durante buena parte de la presidencia de Macri en el club de la ribera. Renunció a su cargo cuando Jorge Amor Ameal decidió renovarle el contrato “millonario” a Juan Román Riquelme. Luego fue vocal titular del club hasta convertirse en presidente xeneize, mandato que refrendó en diciembre de 2015.

En la comisión directiva de Boca hay varios hombres de la política: Dario Richarte, ex SIDE en tiempos de la Alianza, es vicepresidente segundo. El Secretario General del club es el actual ministro de Justicia bonaerense Gustavo Ferrari. También la integran hombres como Oscar Moscariello, recientemente designado como embajador en Portugal, el diputado del PRO Christian Gribaudo y el vicepresidente de Swiss Medical Pablo Herman. Pero otro nombre clave de la dirigencia boquense es el de Hipólito Nosiglia como vocal suplente. Es el cuarto hijo de Enrique “Coti” Nosiglia, histórico armador político radical en la Ciudad de Buenos Aires.

Hace dos años Angelici hizo una gran fiesta de cumpleaños. Allí estuvieron, por ejemplo, Claudio Bonadio y María Romilda Servini de Cubría, la mentora judicial de la intervención de la IGJ en la Asociación del Fútbol Argentino.

Desde que Elisa Carrió le apuntó sus cañones, Angelici ha profundizado un perfil bajo que siempre intentó mantener al mismo tiempo que acumulaba poder e influencia. Su nombre, sin embargo, sigue en todas las conversaciones.