Balance y ajuste de engranajes

Julio Garro prepara para la semana próxima anuncios de cambios de gabinete. Será cuando se haya cumplido un año de su asunción como intendente, y se sabe que los aniversarios invitan inevitablemente a los balances sobre aciertos y errores pero también a los replanteos sobre el derrotero futuro, en un 2017 que –con la legislativa delante- deberá mostrar resultados concretos a la opinión pública. Ya no hay transición a la que aludir y por eso las modificaciones que se harán en ese equipo pretenden reacomodar formas de trabajo que aporten mayor celeridad a una gestión ralentizada, cuando no totalmente obturada.

Se habla de cambios de secretarios, de “reforzar” el área de Espacios Públicos y también trascienden la salida de algunos delegados. Y en esta víspera del anuncio oficial cunden cadenas interminables de especulaciones, en medio de una feroz interna de funcionarios. Una medida ya se instrumentó y es la de la coordinación interna a cargo del presidente del Concejo, Fernando Ponce. Su tarea es lograr “caminos más cortos” en la ejecución de las medidas, y su pujante figura tiene cada día una resistencia más manifiesta de la jefa de Gabinete. Natalia Vallejos perdió margen de maniobra en este panorama, aunque de total confianza de Garro, dicen que continuará con una función de seguimiento de gestión negando cambios en ese sillón. No la mencionan –eso sí- para la tarea política que requiere dirigir el equipo de trabajo y resolver conflictos.

Pero además de calibrar los engranajes del equipo –y cambiar algunos fusibles- el énfasis de la nueva etapa estará también en la planificación de la comunicación donde ha habido tantos errores. El Intendente sabe que con la ayuda que está recibiendo de los gobiernos nacional y provincial para mostrar obras grandes tiene la pelota en el pie para seducir algunos barrios, pero también entiende que no será fácil porque esa relación “vecino-municipio” ha tenido sus dificultades o en algunos casos ni siquiera se ha establecido todavía.

A favor de esos objetivos, como se dijo, está el apoyo económico que recibirá la Ciudad para obras. En contra están las relaciones ásperas que Garro mantiene con sectores internos de Cambiemos y cuya tensión comenzará a pronunciarse a medida que se acerque la confección de las listas para la próxima legislativa. En uno de estos flancos, el radicalismo es un espacio con el que el jefe comunal busca “acercamientos”. El sector, que bajó el nivel de las críticas, sigue mirando atento el devenir de la gestión y la futura integración del gabinete pero, además, puja por ganar el nombre del Defensor Ciudadano, una discusión que el Intendente quiere saldar antes del miércoles, cuando se vote el Presupuesto 2017 y el Concejo entre en receso.

Pero el otro frente abierto es el de los propios puros del PRO. Es sabido que el jefe comunal no mantiene buenas relaciones con los senadores platenses Gabriel Monzó y Juan Pablo Allan, ambos muy críticos con la administración. Esta semana los chisporroteos fueron públicos cuando Garro se negó a asistir a un acto por el aniversario de Gonnet, delegación de influencia del legislador alineado a Esteban Bullrich. Dicen que hubo amenazas de ruptura, y también dicen que las frenaron. El desafío estará en no permitir que estas convivencias de malestar silencioso que muestran algunos nubarrones y ráfagas intermitentes terminen desatando una tormenta de verano.