Deficiencias edilicias inadmisibles en hospitales públicos provinciales

Los reclamos planteados en torno a las serias deficiencias que exhibe el edificio del Hospital Gutiérrez de nuestra ciudad -que, como se sabe, una de ellas se tradujo en la caída de parte del techo de la cocina en plena hora pico de la actividad hospitalaria, aunque, afortunadamente, no hubo que lamentar el saldo de personas heridas- volvieron a poner en evidencia la necesidad de que el Estado preste una continua atención tanto a éste como al resto de los hospitales públicos de la Provincia.

En cuanto al desplome del techo, se informó que el martes pasado un sector importante del cielorraso cercano a la campana de la cocina cayó en horas del almuerzo. El episodio causó un gran temor y la dependencia debió ser reubicada en un salón contiguo, al tiempo que para superar la contingencia, hubo que recurrir a la cocina de otro hospital provincial para poder atender las necesidades de los pacientes internados en el Gutiérrez.

Fuentes gremiales aseguraron que lo ocurrido fue, en definitiva, un indicador de las deficiencias estructurales que padece el edificio construido hace 61 años.

Indicaron que en algunos pasillos se registran goteras importantes cada vez que llueve; que hay antiguas faltas de cielorrasos en diversos sectores, caídos hace varios meses y que, asimismo, resulta imperioso la instalación de un nuevo cableado eléctrico en varios de los corredores del hospital, entre otras mejoras.

Desde la dirección del Gutiérrez se informó que los arquitectos del ministerio de Salud provincial elaboraron un informe acerca de las reparaciones necesarias y que, representantes de la contratista que se hará cargo de su ejecución, también se acercaron a evaluarlas.

Se añadió que existe en marcha un plan de renovación, iniciado en los techos y cielorrasos y que las filtraciones que se detectaron en los últimos días fueron ocasionales, causadas por un problema en un ducto, ya que las goteras preexistentes habían sido arregladas.

Cabría recordar que hace cinco años se habían planteado problemas funcionales en el mismo hospital, en donde se prolongaban sin solución de continuidad las demoras de un proceso de remodelación del sector de cirugía, en una situación que había motivado las quejas de la Asociación de Profesionales de ese centro de salud.

Allí señalaban que no venían practicando intervenciones programadas desde más de un año antes y que se cumplía sólo con algunas operaciones de urgencia. En ese entonces se indicaba también que en la sala de lactantes había filtraciones que mojaban las cunas, entre otras deficiencias edilicias que afectaban a los baños y al área de ingreso principal del nosocomio.

Además de confiar ahora en que se concreten las obras prometida y que indudablemente hacen falta para dejar al Hospital Gutiérrez en perfectas condiciones de funcionamiento, debe no obstante advertirse, una vez más, que parece haberse llegado -en lo que se refiere a la estructura edilicia de los hospitales públicos- a un punto crítico y que, por consiguiente, las autoridades de Salud debieran impulsar una reacción acorde a los valiosos antecedentes y al servicio que prestan.