El otoño y la mugre

Por EDUARDO CUETO RUA

“La vida me ha hecho peatón de la calle 12. Fui durante 25 años de madrugada desde 56 y 12 hasta el Hospital de Niños y regresaba pasado el mediodía. Este caminito adornado con saludos a recurrentes peatones, era parte de mi actividad física. Si veía a alguien caminando más adelante, mi tarea era alcanzarlo, si alguien venía detrás de mi, la tarea era hacerme inalcanzable. Este ejercicio fue matinal y de lunes a sábado.

“De tarde iba de 12 y 56 a mi consultorio (12 entre 49 y 50). En esta actividad de peatón infatigable, he contado todo, las baldosas, los árboles, los postes, los pasos de las cuadras, los pasos de los frentes de las casas, las bicicletas, los taxis… cuando quería saber ya estaba frente al destino haciendo cálculos mentales, multiplicaba el tamaño de mi tranco por los pasos de las cuadras que se hacen más largas a medida que se alejan de Plaza Moreno o que se acercan a la periferia de la Ciudad.

“Esta nota es para hacer tomar conciencia de la descomunal cantidad de basura plástica que se tira en la calle 12. Próximo al supermercado de la calle 57 hay bolsas y bolsas con cintas que evidencia haber contenido packs de distintos productos y de todo tipo de formas. Vuelan, se juntan, cruzan la calle con el viento y lo que es peor han producido accidentes a peatones cuando se les enriedan en la piernas. Vi hace pocos días a un chico caminando con su padre que fue `maneado` por una bolsa en 12 entre 55 y 54, se cayó con peso muerto y se lastimó la frente. El padre sólo atinó a darle un pañuelo y decirle `¡mirá donde caminas!`… Yo levanté la bolsa.

“El espectáculo se reproduce en toda la arteria comercial y más donde se venden electrodomésticos. Acá aumenta la cantidad de plástico y aparecen las planchas de telgopor. La mugre se ha hecho dantesca y es parte del paisaje urbano…

“A esta mugre, a esta “desconsiderada” mugre (no está en consideración de nadie), se le deben agregar los piquetes de jóvenes de uniforme azul y gorra celeste que en número de 4 charlan entretenidamente en medio de las bolsas. Nunca se me ocurrió preguntarles de que charlan, ni si a ellos les corresponde vigilar que no las tiren. Ya sé que esto, evidentemente, no es responsabilidad de nadie. Ni de los sucios que son provistos, ni de los sucios que son proveedores, ni de los agentes que vigilan la nada, ni de las autoridades municipales que cobran barrido y limpieza.

“El último miércoles fui al Hospital y conté, desde 12 y 56 hasta 12 y 64, 38 bolsas transparentes (algunas enormes), 27 bolsas blancas, 18 planchas de telgopor y 20 cintas `maneadoras` sólo en la vereda de los pares. Vi tres grupos de policías municipales charlando animadamente entre las hojas secas y las bolsas. Las hojas secas en la vereda son `el otoño`, las bolsa vacías en la vereda son `la mugre`. ¡¡Que lindo es el otoño!!.