El tiempo de los ciudadanos

Por MARIANO SPEZZAPRIA
Twitter: @mnspezzapria

“Siempre sufrimos presiones, pero que nos tiren un muerto es algo nuevo”. Llamativamente, la frase no proviene de ningún funcionario del Gobierno, que viene siendo pródigo en denunciar la existencia de un “golpe blando” contra la presidenta Cristina Kirchner. Pese a la coincidencia argumental, la inquietante afirmación salió de la boca de uno de los fiscales que convocan a la marcha del próximo miércoles, denominada 18F, en homenaje al fallecido Alberto Nisman.

La sentencia del fiscal de la Cámara Federal porteña Germán Moldes puede resultar temeraria, pero sirve para entender el clima que se respira entre los miembros del Poder Judicial que mantienen su independencia respecto del Ejecutivo nacional. Sobre todo, entre aquellos que integran el siempre candente fuero federal, que se abocan a los casos de corrupción. Uno de ellos es Gerardo Pollicita, quien convalidó la denuncia de Nisman contra la jefa de Estado.

Por cierto que, en términos jurídicos, la imputación a la Presidenta debe ser considerada sólo como el inicio de una investigación, en este caso para determinar si se orquestó desde lo más alto del poder una maniobra de encubrimiento a los acusados iraníes del atentado terrorista contra la AMIA. En rigor, Pollicita hizo lo que debía hacer, esto es, no cajonear el expediente que insumió años de trabajo para Nisman, más allá de que la denuncia pueda ser constatada.

Aunque en el plano político, la determinación del fiscal tiene un fuerte impacto porque en principio desacredita la versión del Gobierno que se trataba de una denuncia sin fundamentos. Para colmo, los voceros oficialistas vuelven a incurrir en el mismo error que cometieron en el caso de Nisman: vinculan a Pollicita con servicios de inteligencia enfrentados a la Casa Rosada y ahora desplazados. Y siguen apuntando contra Antonio “Jaime” Stiusso.

El ex director de Contrainteligencia de la SIDE -que declararía esta semana en la causa por la muerte de Nisman- no es, sin embargo, una personalidad que pueda reconocer el grueso de los argentinos como para que los estrategas kirchneristas consigan identificarlo como el “enemigo público número 1”, como ya lo hicieron con políticos, empresarios y medios de comunicación. Por eso la línea que baja la Presidenta es más difusa: “nosotros o ellos”.

En el “nosotros”, reúne a quienes apoyan al Gobierno y los identifica con el “amor”. En el “ellos”, al resto de la sociedad que se deja llevar por el “odio”. Se trata de un error conceptual porque anula el espíritu de la actividad política que es convencer a aquellos que no lo están de que una causa o una idea merecen ser apoyadas. Esa lógica binaria también se refleja en el Congreso cuando el FPV vota proyectos casi en soledad, como la nueva Ley de Inteligencia.

Por eso algunos sectores del peronismo están empezando a dar señales para que la sociedad los distinga del kirchnerismo duro. Así se interpretó, por caso, que el jefe del bloque oficialista en el Senado, Miguel Angel Pichetto, aceptara un pedido para hacer un minuto de silencio en homenaje a Nisman. También, que el gobernador Daniel Scioli no reproduzca en un todo el discurso de la antinomia, pese a que recibe por ello una andanada de “fuego amigo”.

No obstante, la prudencia del Gobernador podría alterarse en caso de que la Casa Rosada prosiga con sus ataques, dándole rienda suelta a Florencio Randazzo. Y apelando al estilo clásico del sciolismo, se podrían gestar fotografías con peronistas críticos como el cordobés José Manuel de la Sota o el santafesino Carlos Reutemann. La réplica llegaría por medio de reuniones de Randazzo con otros precandidatos: Sergio Urribarri y Julián Domínguez.

VERSIONES

En medio del cimbronazo que sacude al oficialismo por el caso Nisman, las desconfianzas se exacerban y disparan versiones de presuntos llamados de la Casa Rosada a intendentes del Conurbano para que apoyen a Randazzo en detrimento de Scioli. Aunque algunos jefes comunales oficialistas deslizan que, en realidad, el Gobernador “no se hace cargo” de acciones concretas con las que podría contenerlos, tanto a nivel de gestión como político-electoral.

Pero los problemas de armado no son patrimonio del oficialismo: en el Frente Renovador ya dan por enterrado el traspaso del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, mientras intentan doblegar la resistencia de Roberto Lavagna a protagonizar el anuncio formal de que será el jefe de Gabinete de Sergio Massa en caso de que gane las elecciones. A los jefes de la campaña del FR todavía les quedan un par de semanas para anudar el compromiso.

OTRAS FOTOS

Mientras tanto, Massa se mostró ayer en Jujuy con tres diputados radicales de los que apoyan su candidatura presidencial: el local Gerardo Morales, José Cano (Tucumán) y Luis Naidenoff (Formosa). A ellos se sumó el peronista federal Juan Carlos Romero (Salta), lo cual terminó de armar una fotografía política alentadora para el FR en el norte del país. A tal punto que el candidato del macrismo en Salta declinó la postulación y optó por darle apoyo a Romero.

De todos modos, distintos sondeos coinciden en señalar que el alcalde Mauricio Macri retomó la senda del crecimiento electoral en medio de la conmoción que provoca el caso Nisman, potenciado por su alianza con Elisa Carrió y la actuación destacada de legisladores del PRO en el debate público que se abrió en las últimas semanas. El Gobierno porteño está tan jugado a la convocatoria del 18F que ya anunció los cortes de calles y avenidas para el miércoles.

La “marcha del silencio” unirá el Congreso y la Plaza de Mayo, con los fiscales a la cabeza y muy posiblemente con la presencia de la hija mayor de Nisman y de su ex esposa, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado. La misma mujer que impactó a todos en el salón azul del Senado por la frialdad con la que se dirigió al auditorio -tal vez como un mecanismo de defensa ante el dolor- para reclamar que no se siga politizando la investigación judicial.

Aunque más allá de las “interferencias” de oficialistas y opositores, la pesquisa tiene sus puntos oscuros: sólo así se puede entender que recién 25 días después de la muerte de Nisman se hayan encontrado pelos y otros elementos de prueba en su departamento, que a esta altura muchos consideran “contaminado” en cuanto a la escena del hecho. La actuación del secretario de Seguridad, Sergio Berni, está cada vez más cuestionada en ese sentido.

Por su parte, la procuradora Alejandra Gils Carbó designó a cuatro fiscales en la unidad AMIA, tal como se anticipó aquí la semana pasada. En forma tardía, la jefa del Ministerio Público reconoció que la muerte de Nisman “causa un daño irreparable y colectivo”. Paradójicamente, esa misma sensación atraviesa a la ciudadanía, que en medio del desasosiego intuye que llegó el tiempo de no ser una mera espectadora del triste desencuentro político argentino.