Es imprescindible avanzar en un replanteo vial del casco urbano y la periferia

Los insistentes reclamos que formulan vecinos de la zona por el deficiente estado que presenta la avenida 137, desde la 520 hasta la 32, en un tramo que forma parte de los caminos troncales de acceso a la Ciudad desde el sector oeste y que, por consiguiente, sirve a los numerosos pobladores de La Granja y Las Quintas, así como a quienes viven en localidades más alejadas, como las de Hernández, Gorina y parte de Gonnet, entre otras, merecen una rápida y concreta respuesta por parte de las autoridades municipales. Por lo pronto, tal como se informó, desde la Comuna se aseguró que está previsto el ensanche y la reparación integral de esa avenida.

Los vecinos reseñaron que se han venido registrando accidentes automovilísticos, algunos de ellos con graves derivaciones, muchos de ellos imputables a que la 137 resulta muy angosta para su circulación en doble mano y a que está llena de pozos. Asimismo, la simple observación permite advertir que el puente peatonal sobre 526 se encuentra virtualmente en ruinas mientras que los ciclistas deben avanzar con extremo cuidado, por el pésimo estado que exhibe la bicisenda.

Por su parte, fuentes comunales explicaron que durante los últimos meses la avenida 137 está recibiendo un más nutrido caudal de vehículos -mayor que el promedio histórico- debido a los trabajos que se vienen desarrollando en las avenidas 143 y 131, en el marco de las obras hidráulicas para prevenir nuevas inundaciones, añadiendo que para un mediano plazo está prevista en la Comuna la obra de ensanche y reparación completa de la avenida 137.

Cabe señalar que, como se ha dicho en muchas ocasiones, estos problemas no se circunscriben a una sola de las avenidas principales de la periferia, sino que afectan en mayor o menor medida a muchos de los accesos de la Ciudad, que han quedado absolutamente obsoletos y que no responden a las demandas de un tránsito cada vez más congestionado.

Ese panorama se agrava a partir, también, de la falta de mantenimiento de numerosas calles, a la mala iluminación en horas nocturnas y a una serie de deficiencias que afectan a la prestación de esas vías camineras. La falta de esos trabajos, que se advierte desde hace muchos años, es claramente el factor determinante del pésimo estado en que se encuentran los caminos interurbanos, a los que sucesivas administraciones no les han deparado la atención que merecen.

Urbanistas y otros especialistas han puesto de relieve la necesidad de que La Plata cuente con un sistema vial de anillos perimetrales, moderno y suficiente para canalizar los intensos flujos de vehículos que buscan ingresar o salir del casco urbano y, por consiguiente, acorde a los requerimientos de una ciudad que intenta proyectarse hacia el futuro provista de infraestructuras camineras y de servicios aptas. Aunque ello también exige contar con un servicio de transportes colectivos, capaz como para despejar de las zonas céntricas la presencia cada vez mayor de vehículos particulares.

Ello, sin embargo, no debiera impedir que se sigan desarrollando en todo el distrito todas aquellas tareas, acaso más modestas, pero imprescindibles, destinadas a eliminar deficiencias que sólo encuentran explicación en la falta de inversiones y en el escaso interés que le prestan los organismos responsables del estado vial de la Región.