Fundadas expectativas por la puesta en marcha en la Ciudad de la Policía local

La puesta en marcha de la Policía local concretada ayer constituye el último paso del proceso de descentralización del cuerpo de seguridad provincial y, al mismo tiempo, el primero que debería llevar a la comprobación de las ventajas que pueden derivarse de una sensata y eficaz intervención de los gobiernos locales, en lo que se refiere a la prevención y lucha contra el delito.

Tal como se informó, nuestro distrito se convierte así en el cuarto municipio de la provincia que dispondrá de un cuerpo de policías municipales, integrado en este caso con 731 efectivos, 50 nuevas patrullas y 120 motos, que comenzarán a recorrer la Ciudad, en base a la definición de aspectos técnicos y operativos que se diseñan por estas horas en la Comuna local. De acuerdo a lo señalado, La Plata será la primera jurisdicción en sacar a la calle la totalidad de los efectivos que fueron capacitados en cursos de formación en las tareas de prevención, control y represión del delito.

Se dijo asimismo que los nuevos agentes policiales son todos oriundos de la zona, tal como lo establece el principio rector de este tipo de fuerzas que prevé que los uniformados conozcan a fondo la ciudad en la que prestarán servicios. Los efectivos estarán armados y trabajarán en coordinación con los agentes de la Policía bonaerense y con los inspectores de Control Urbano.

Según el esquema definido por la secretaría de Seguridad del Municipio, el 35 por ciento de los efectivos patrullará de acuerdo al sistema de cuadrículas, a bordo de autos y camionetas. Otro 35 por ciento lo hará en moto. En tanto, otro 25 por ciento será caminante y el restante 5 por ciento estará apostado a los puestos de control en los diferentes accesos a la Ciudad, tanto en la zona norte como en el oeste.

Como se sabe, son muchos los antecedentes que autorizaron a sostener la necesidad de profundizar la experiencia descentralizadora. Los muchos ejemplos existentes en otros países dejaron en claro la conveniencia de promover la creación de policías municipales, suficientemente provistas para su mejor desarrollo funcional.

Tal como se ha se ha señalado anteriormente, esa descentralización fue la que permitió mejorar la tarea preventiva y de esclarecimiento de los casos penales. Uno de los episodios más resonantes y complejos fue el ocurrido hace más de una década en París -un atentado con bombas en la línea de subterráneos- que terminó siendo esclarecido por los testimonios vecinales colectados por un agente de la policía municipal. Ello contrasta con lo que ocurre muchas veces en la subsistente y unitaria Policía bonaerense, de 60 mil efectivos y con mando único, que hoy aparece completamente superada por una realidad social cada vez más compleja y conflictiva.

Los especialistas no dudaron en señalar que, con la descentralización, la fuerza recuperará no sólo eficacia sino agilidad operativa, hoy indispensable para enfrentar los desafíos de una delincuencia cada día más sofisticada. La descentralización, que en modo alguno debiera traducirse en una suerte de atomización inconsistente, aparece, a todas luces, como una respuesta teórica razonable para mejorar y prestigiar el servicio policial. Es de esperar que ello, ahora, pueda verse traducido en la lucha práctica que el nuevo cuerpo iniciará contra el delito en La Plata.