Inquietantes conclusiones de un informe sobre el acceso de los jóvenes a las drogas

Los datos de una encuesta dados a conocer en la edición de ayer, demostrativos de la facilidad con que los jóvenes de La Plata pueden acceder a las drogas y de que 3 de cada 10 confirmó haber consumido alguna de ellas, significa por lo pronto un nuevo alerta sobre la necesidad de intensificar las campañas de prevención y de información, dados los gravísimos riesgos para la salud que ello supone.

Como se sabe, en consonancia con el Día Internacional contra el Uso Indebido de Sustancias Ilegales se hicieron públicas las conclusiones de un estudio elaborado por la Universidad Católica Argentina y la Fundación Florencio Pérez, sobre el cual ya hizo mención el año anterior en esta columna, aunque en este caso surgen de una nueva publicación sobre el consumo de drogas por parte de las franjas juveniles. Según se destacó, el trabajo traza un diagnóstico sobre este problema y refiere a las percepciones que tienen los jóvenes y sus padres, en el Gran La Plata, sobre el consumo y sus conductas habituales.

El informe revela que la marihuana es la sustancia de más fácil acceso, aunque para un tercio de los jóvenes sería fácil también conseguir cualquier otro tipo de drogas. Otro dato significativo indica que a la mitad de los jóvenes del Gran La Plata les ofrecieron drogas alguna vez, y un tercio menciona conocer lugares donde se venden drogas.

En cuanto al consumo de drogas, los resultados del estudio muestran que 3 de cada 10 jóvenes manifestaron haber probado drogas alguna vez y la mitad (15 por ciento del total de los jóvenes de 15 a 25 años) expresó haber consumido en los últimos 30 días. También sobre este punto es interesante señalar que cuando se les pregunta a los padres por el consumo de sus hijos, se detecta una brecha entre lo que piensan los padres y lo que hacen efectivamente los hijos: los hijos declaran consumir más de lo que piensan los padres, y esto se reitera no solo respecto a drogas sino también respecto a las bebidas alcohólicas.

El estudio pone de manifiesto el grado de naturalización que alcanza hoy tanto el consumo de marihuana como de alcohol entre los jóvenes de la Región. Además revela la fuerte brecha que existe entre la realidad de consumo de sustancias que viven los chicos y la percepción que tienen de ello sus padres.

Cabe recordar que distintas comunidades terapéuticas de nuestra región habían advertido que el número de pacientes que estaban recibiendo se incrementaba en un 20 por ciento anual. Surge con claridad lo importante que es que los chicos estén informados y bien orientados sobre los riesgos que implican para la salud el consumo de drogas y del alcohol. Y resulta definitivamente alarmante que las llamadas drogas ilícitas resulten tan accesibles para jóvenes adolescentes. En ese sentido, debería promoverse un trabajo más eficaz desde esferas judiciales y policiales. Si los chicos saben dónde se consigue droga, la Policía no debería ignorarlo.

Pero también es vital que los padres se acerquen a sus hijos y tomen conciencia de lo que está ocurriendo. Los jóvenes deben ser protegidos del flagelo de las drogas. Y es fundamental que el mundo adulto -la familia, los docentes, el conjunto de la sociedad- ayude a concientizarlos en forma eficaz y oportuna. Si se llega tarde en esta tarea, las secuelas muchas veces serán irreversibles.