Otros análisis del fin de semana

Joaquín Morales Solá
LA NACION

El artículo de Morales Solá describe la situación vivida jornadas atrás por el diputado nacional del radicalismo Gustavo Valdés que, a una hora temprana, esperaba tomar el vuelo de un avión de Aerolíneas Argentinas que debía salir a las ocho. Pero no estaban los pilotos ni las aeromozas. “Habían recibido órdenes de la compañía de no abandonar el hotel de Resistencia, donde pasaron la noche. Valdés es miembro del Consejo de la Magistratura y había sido conovocado a las 17 del día anterior a un plenario extraordinario…”. El plenario era para decidir la suerte del juez Cabral, hoy ya desplazado de su cargo. “Desesperado, Valdés buscó un testigo. Lo encontró en el encargado del bar. “Si hoy lo sacan al juez Cabral, usted debe ser testigo que me retuvieron aquí”, le suplicó. El Gobierno sabía que Valdés viajaba en ese avión. El avión siguió cerrado hasta pasado el mediodía. Cabral integraba el tribunal que fallaría sobre el acuerdo con Irán. Finalmente Valdés llegó al Aeroparque y lo llamó por teléfono: “Ya votaron, ya estoy afuera”, le dijo Cabral. “Un juez clave había caído por un disparo seguro y certero”.

Daniel Wainfeld
PAGINA 12

Acerca del sistema político argentino y de las reglas institucionales que, tanto en Nación como en las provincias, lo reglamentan, trata la nota de Wainfeld. Las constituciones son pétreas, dice, pero “las leyes electorales se pueden retocar con menos requisitos y, por ende, con más asiduidad”. Alude al desdoblamiento de los comicios y ahora, en 2015, se conocen ya “veredictos surtidos” en las elecciones realizadas. “Neuquén, Salta, Santa Fe y Río Negro revalidaron a sus gobiernos. Hay dos provincias en las que perdió el oficialismo. La primera fue Mendoza y hoy se agregará Tierra del Fuego, con cualquier resultado”. Alude luego a las PASO como un régimen que intenta viabilizar la existencia de los partidos políticos, pese al desgaste que han sufrido los partidos tradicionales, pese a lo cual el FpV es el más grande hoy, seguido por la UCR. “El PRO es un partido dominante en la Ciudad Autónoma. Le ha costado expandirse más allá, pero algo consiguió”. Alude luego a partidos más pequeños. Finaliza diciendo que “La candidatura del gobernador Daniel Scioli es un dato ineludible. Seguro que mide mejor en las encuestas de preferencia ciudadana que en “el disco duro K”, si eso existe”.

Eduardo van der Kooy
CLARIN

“Francisco, el papa, y Daniel Scioli han sido las demostraciones más puras del brutal pragmatismo de Cristina Fernández cuando las brasas arden”, dice Van Der Kooy. A la Presidenta, después de un ataque de ira inicial, le llevó un puñado de días comprender que no estaba en condiciones de enfrentarse con el Papa. “Se terminó abrazando al Sumo Pontífice que fue una rueda de auxilio crucial para ella”. El columnista analiza luego lo actuado por la Presidenta con Scioli. “La década kirchnerista caracterizó como rasgo saliente el conflicto en la cima del poder”, dice. Reseña el caso de Néstor con Scioli. Luego el de Cristina y Cobos. Llegaron luego “las desvergüenzas públicas y privadas de Amado Boudou”. Ahora llega Zannini. Qué impide, se pregunta, vaticinar otro conflicto en ciernes si el kirchnerismo gana. Zannini “representa nada menos que a Cristina”. Scioli lo sabe. En tanto no habría motivos para suponer que el pleito en el poder no pudiera repetirse. “Las necesidades de la campaña por ahora lo enmascaran todo. De hecho, la Presidenta y Zannini hicieron un primer gesto para facilitarle la vida a Scioli: apartaron a César Milani”.

Jorge Fernández Díaz
LA NACION

Fernández Díaz reseña en su columna los pasos de acercamiento dados entre Scioli y Massa para conformar un frente electoral antikirchnerista, con la mediación de Alberto Fernández. Destaca que un día Fernández recibió un llamado telefónico de Scioli: “No puedo Alberto –oyó que Daniel le decía con tono cavernoso. No puedo, discúlpame. No podría mirarla a los ojos a Cristina, No puedo, no puedo. Realmente no puedo”, y allí terminó la conversación. Esta escena, dice, fue comentada una y otra vez en los cafés políticos del peronismo y sometida a múltiples análisis, donde se intenta desentrañar ahora este enigma: “¿cuánta autonomía real y cuánto coraje para eludir el doble comando demostraría en una eventual Presidencia el hombre que jamás pudo sostener ni medio conflicto cara a cara con su cruel mentora?”. El columnista analiza distintas posibilidades, inclusive la de que Scioli cambie su estilo si llega a la Casa Rosada. Pero, termina preguntándose: “¿podría luego mirarla a los ojos a Cristina? O terminaría diciéndole a la sociedad, con voz cavernosa: no puedo, no puedo. Discúlpenme, todos y todas, pero no puedo”..