Se debe inculcar un mayor respeto por el patrimonio ornamental de la Ciudad

Una vez más las fuentes del eje fundacional de la ciudad -es decir, las situadas en la avenida 51 en el tramo que va desde la avenida 7 hasta la calle 12- vuelven a presentar diferentes daños y piezas faltantes, dejando así a la vista el problema del vandalismo, que no es nuevo, que es recurrente y que obliga a la Municipalidad a poner en marcha constantes operativos de restauración y puesta en valor.

Se trata, en definitiva, de que La Plata preserve una de sus riquezas ornamentales más importantes, surgidas del aporte de las sucesivas generaciones.

En este caso, tal como lo destacó una información publicada en los últimos días, se habla de las dos fuentes instaladas en la avenida 51, justo en las esquinas de las calles 11 y 12, necesitadas de trabajos de restauración, consistente en la recolocación de unos 200 azulejos y mayólicas, varios de ellos faltantes y otros rotos, según se informó en la Comuna.

Uno de los funcionarios intervinientes puso de relieve que para poder disponer de estas piezas se tuvieron que mandar a hacer, ya que se trata de mayólicas antiguas que no se consiguen en el mercado, de modo que se estimó en unos cincuenta días el lapso que demandará la fabricación de esas mayólicas y azulejos.

Cabe señalar que en junio del año último se ponderó en esta columna la decisión de la Municipalidad de refuncionalizar a las cinco fuentes de la avenida 51, desde la calles 8 hasta la calle 12, que fueron sometidas a un proceso de readecuación consistente en la instalación de un sistema de reciclado del agua que haría menguar la cantidad de líquido.

Según lo que se informó, esa sería la primera etapa de las 31 fuentes que se recuperarán en la Ciudad, enmarcando las tareas en un entonces denominado “plan integral de recuperación y aprovechamiento del espacio público”.

La persistencia de un vandalismo cotidiano, que agrede sin pausas a los monumentos, fuentes y otros valiosos objetos situados en espacios comunes a todos los ciudadanos, merecería la intensificación de campañas educativas, encaminadas a que la población cobre conciencia sobre la importancia de preservar bienes que son de todos los que transitan por las calles platenses.

Ello, desde luego, sin dejar de valorar los trabajos de mantenimiento que deben realizarse, aún a sabiendas de que deben volcarse anualmente recursos muy onerosos en la reparación de tantos daños.

Se ha dicho también, en forma reiterada, que La Plata refleja en sus diferentes estilos, lo que fue su vida cotidiana desde los tiempos fundacionales. Y sin embargo, es como si pocas veces se le hubiera prestado el debido y constante cuidado. Es cierto que la conciencia conservacionista es relativamente reciente, pero el deterioro del patrimonio es evidente desde hace años, sin habérsele ofrecido respuestas adecuadas.

Al margen de las acciones y políticas que debe impulsar la Comuna, el compromiso conservacionista debiera encontrarse fundamentado –como se ha dicho en numerosas oportunidades reiterada- en sólidos principios educativos, capaces de concientizar a la población para que valore su propia historia y respete las fuentes, los monumentos y los ornamentos que reflejan lo mejor de su cultura y de su identidad.