Se pierden mercados por falta de ajuste cambiario

Mientras desde el ministerio de Economía y el Banco Central se mantiene la política de ajuste progresivo del tipo de cambio, las exportaciones argentinas pierden competitividad y se concentran en cada vez menos mercados afectando decididamente el superávit comercial, virtualmente el único recurso a través del cual ingresan divisas.

Si bien la política de tipo de cambio oficial barato contribuye a frenar la escalada de precios y favorece el consumo interno, perjudica las ventas externas.

Según algunos analistas, la consecuencia de apostar a un tipo de cambio estable terminó por hundir la competitividad cambiaria respecto a los principales socios comerciales de la Argentina.

ATRASO CAMBIARIO

Hay coincidencia entre distintos analistas, entre ellos la consultora Elypsis, que nunca en los últimos 13 años o sea desde la salida de la convertibilidad, se registró un nivel de tipo de cambio en términos reales tan desventajoso como el actual.

Es decir que no sólo se perdió el efecto de la devaluación de enero del año pasado, sino que también se deterioró todo el efecto del drástico ajuste cambiario del 2002, cuando se dejó atrás la convertibilidad.

Otros estudios como los de Economía & Regiones advierten que el tipo de cambio real actual se ubica en relación al dólar a niveles similares a los de 2001, pero si se tiene en cuenta el impacto de la presión tributaria -que virtualmente se duplicó en la década- se observa que la competitividad efectiva es menor a la del 2001.

Esta situación se produce al mismo tiempo en que mientras los países vecinos con menor nivel de inflación devaluaron en forma significativa sus monedas frente a un dólar que se revaluó frente a las monedas más fuertes del mundo, incluido el euro, Argentina mantiene su esquema de gradualismo extremo en su ajuste cambiario .

Especialmente el real brasileño, al cruzar el tope de las tres unidades por dólar, le quitó buena parte del principal mercado a los productos nacionales.

Cabe destacar que la moneda del país vecino llegó a depreciarse cerca de un 15%, tocando su menor valor desde julio de 2004.

Y si bien en las últimas jornadas se fortaleció, el real sigue manteniéndose por encima de las 3 unidades por billete verde, un nivel que, para los expertos, compromete las exportaciones nacionales.

PERDIDA DE EXPORTACIONES

Según los últimos datos informados por el INDEC, las ventas de productos argentinos al mundo alcanzaron en febrero pasado los 4.065 millones de dólares, lo que implicó un fuerte desplome del 25% frente al mismo mes de 2014. Y si bien el superávit comercial alcanzó 53 millones de dólares en febrero (11 millones más que en febrero del año pasado) y 126 millones en el primer bimestre (un 66% más que en el mismo lapso de 2014), los expertos advierten que este saldo es magro en función de las necesidades del Banco Central.

Además este saldo positivo se produjo fundamentalmente debido a la caída de las importaciones y con un creciente deterioro de las exportaciones.

Claro que también influyen los altos costos logísticos, que no hacen más que agravar el problema de la competitividad.

POCOS MERCADOS

La situación se ve agravada porque Argentina concentró en sólo tres mercados un tercio de las exportaciones en 2014, y en 9 países, la mitad.

Brasil es el primer cliente y equivale al segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto sumados, según un estudio de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

En 2014 hubo sólo un país al que Argentina le vendió por una cifra de cinco dígitos, a sólo tres por encima de 4.000 millones de dólares, a cuatro por más de 3.000 millones y no llegan a 20 los que nos compran por encima de 1.000 millones de dólares.

Esta ha sido la particularidad de la estructura que dejó la caída que vienen teniendo las exportaciones argentinas desde 2011, ya que de aquellos más de 84.000 millones de dólares se llegó a los actuales casi 72.000 millones.

Al analizar en este contexto cómo está cambiando el mapa de clientes desde 2010 hasta 2014, se observa que en este último año Estados Unidos pasó del cuarto al tercer lugar en la lista de destinos, desplazando a Chile.

Otra novedad es que Venezuela pasó a ser el quinto mercado receptor (en 2010 era el vigésimo primero).

Otra situación paradójica es que, pese a la pregonada búsqueda de acercamiento con Latinoamérica, ya en 2010 había solo el magro número de dos mercados entre los principales 15 destinos de exportaciones sudamericanos por fuera del Mercosur, y en 2014 el número desciende aún más, a sólo un sudamericano extra Mercosur.

También, se ve que, mientras pierden posiciones países europeos, India fue el año pasado el sexto principal mercado, cuando nunca antes había estado en ese lugar de relevancia (era en 2010 el 14º), y que Argelia se colocó entre los 10 principales destinos (fue el 9º).

Como si fuera poco, entre las principales amenazas que esta tendencia muestra el hecho de que en los 10 mercados principales hay numerosos casos de dificultades económicas (Brasil en recesión, China en desaceleración, Venezuela con serios trastornos, España en recesión); y que entre los principales mercados, los únicos en los que se muestra crecimiento desde 2010 en la colocación de productos son Brasil y Venezuela, mientras en los más relevantes se exhibe dificultad porque las exportaciones no crecen o decrecen; y que hay menos mercados a los que se exporta por más de 1.000 millones de dólares en 2014 que en 2010.