Una dosis de Cristina, para sacudir al país político

Twitter: @mnspezzapria

El gobierno sigue acumulando buenas noticias en el exterior, pero puertas adentro debe hacer frente a cuestionamientos cada vez más intensos.

La salida del default fue celebrada por el FMI y el G20, el grupo que nuclea a los países industrializados y los principales emergentes. Casi en simultáneo, el presidente Macri anunciaba medidas sociales intentar para atenuar la suba de precios.

El contraste entre los elogios y las críticas resulta evidente. Pero el mandatario ratificó el rumbo: “Vamos por el camino correcto”, dijo ayer Macri al poner en marcha el paquete social en un centro de jubilados de Liniers, al borde de la General Paz.

El gobierno no terminó de explicar por qué cambio el lugar del anuncio. Primero se informó que iba a ser el barrio Los Piletones, de Margarita Barrientos. Luego que, como Macri quería regresar a las zonas afectadas por las inundaciones, los anuncios se harían en Entre Ríos. Finalmente, se hicieron en Liniers.

Desde aquel empujón que le dio al jefe de Estado una señora mayor en Córdoba, que tomó por sorpresa a los custodios, la seguridad presidencial se puso más celosa. Sobre todo, en aquellos sitios donde se detectan movimientos de grupos kirchneristas dominados por la lógica del escrache. Y cuyas protestas se asientan en el “combate al ajuste” que reprochan al gobierno.

En ese punto radica uno de los aspectos positivos que la administración macrista obtendría del regreso de Cristina Kirchner a la primera escena de la política. Esto es, que sus seguidores más radicalizados se concentren en las acciones de su propia líder más que en las del gobierno. Por caso, en el esfuerzo de movilización que deben hacer en cada aparición de la ex presidenta.

“LA JEFA” EN TRIBUNALES

De hecho, la convocatoria del miércoles pasado frente a los tribunales de Comodoro Py para respaldar a “la jefa” mientras declaraba en la causa del dólar futuro, fue la más importante demostración callejera de la política en lo que va de 2016. Su organización requirió de una logística aceitada, que revela que el FpV acumuló experiencia y recursos en los últimos años.

Cristina Kirchner aprovechó el escenario y le habló al país prácticamente en cadena nacional, pero a través de los medios privados, casi una ironía después de haber abusado de ese instrumento de comunicación gubernamental, especialmente en su segundo mandato. Aunque la cobertura se justificaba porque en esta ocasión era la audiencia la que estaba interesada.

Tanto sus seguidores, como también los que festejaron su salida del poder, que fueron mayoría en las últimas elecciones, estuvieron atentos a su discurso.

Así, la ex presidenta se quedó con la centralidad de la agenda y obligó a los demás actores a adaptarse a la situación. El primero en entenderlo fue el gobierno, pero también lo captaron otros espacios políticos.

En la Casa Rosada se pusieron entonces a trabajar en el paquete de medidas sociales, que fue presentado ayer por el propio Macri.

Una de sus principales aliadas, Elisa Carrió, se guardó al menos por unos días sus críticas implacables y se alineó sin chistar con Cambiemos. Ni siquiera protestó cuando el Ejecutivo le aceptó la renuncia al ahora ex juez federal Norberto Oyarbide.

A decir verdad, Carrió no tenía margen para eso después de que el macrismo la acusara por lo bajo de haber fogoneado al juez Bonadio de tal manera que citó a declarar a Cristina Kirchner en una causa cuyo avance no estaría garantizado. La diputada identificó a Daniel Angelici como su enemigo interno. Y el magistrado le terminó abriendo las puertas al regreso de Cristina.

LA CUESTION OYARBIDE

Carrió, así como la UCR, querían que Oyarbide fuera destituido por el Consejo de la Magistratura, pero el veterano juez se salió de nuevo con la suya. Esta vez lo salvó el PRO, así como antes lo había hecho el PJ. Sin embargo, en el macrismo replican a esto con una lógica demoledora: “Oyarbide ya no es juez. ¿De qué hablamos?”, preguntan con aire distraído.

El radicalismo y “Lilita” cerraron la semana apoyando las medidas sociales de Macri. La oposición también padeció los efectos del regreso de Cristina: Sergio Massa se llamó a silencio y sólo reapareció ayer en Salta con críticas a la política económica: “Los aumentos de tarifas y transporte destruyeron el poder de compra de la clase media y los trabajadores”, advirtió.

La duda es: ¿Retomará el líder del Frente Renovador su rol de opositor constructivo fuera del país? , Massa formará parte de la delegación que acompañará a la canciller Susana Malcorra a una conferencia de la ONU sobre narcotráfico. Mientras tanto, pudo festejar la incorporación del diputado Julio Raffo –que reemplazó al embajador Martín Lousteau- al interbloque del FR.

El salteño Juan Manuel Urtubey también sufrió las consecuencias del “Huracán Cristina”. El mandatario norteño intenta encabezar la renovación del PJ puliendo una imagen de gestor eficaz y moderno, que no duda en colaborar con Macri porque “antes que la política siempre está la gente”. Su noviazgo con la actriz Isabel Macedo le sumó puntos de conocimiento.

Pero al peronismo moderado, la reaparición de la ex presidenta le complica la existencia. Tanto, que 71 diputados nacionales –sobre 79 que tiene el FpV- asistieron a una convocatoria de la dama en el flamante Instituto Patria, a una cuadra del Congreso. Y se estima que la mitad del bloque de senadores seguirá ese camino, salteando la conducción de Miguel Pichetto.

Tampoco los intendentes bonaerenses del PJ son ajenos a esta circunstancia. Este mismo fin de semana, el grupo de ocho jefes comunales del Conurbano que había tomado prudente distancia del kirchnerismo, analizaba la conveniencia de acudir a una invitación de la ex presidenta. “Es difícil decir que no cuando ella misma es la que convoca”, dijo uno de ellos.

Más allá de los amores y odios que despierta la dama, en todo el arco peronista se impone por estos días un razonamiento: “Para que funcione la política del pan y circo, tiene que haber pan”, es el comentario que corre en ese andarivel como un reguero de pólvora. Por eso no les extrañó que Cristina Kirchner hiciera especial hincapié en criticar el rumbo de la economía.

ESTANFLACION

Las consultoras económicas no proyectan muchas alegrías y estiman que este año será el quinto consecutivo que la Argentina termine con “estanflación”, mientras que el consumo cayó en picada un 8% en los supermercados. Pero el gobierno apuesta todas sus fichas a la reactivación a partir del ingreso de capitales que sucedería al pago a los “fondos buitre”.

El Palacio de Hacienda saldrá mañana a colocar en los principales mercados financieros del mundo una serie de bonos por 15.000 millones de dólares, en una operación de la que participarán seis bancos. El ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza, dijo ayer desde Washington que “hay interés internacional de invertir en la Argentina y la Provincia”.

El visto bueno de la Cámara de Apelaciones de Nueva York para que se realice la operación permitió despejar las dudas y el clima financiero es propicio para que la Argentina salga del default. Pero el gobierno sabe que también debe hacerse cargo de la deuda interna, que por cierto no es de su entera responsabilidad pero que se agrava con la inflación y el tarifazo.

Por eso anunció las medidas sociales, con las que no sólo pretende atenuar el impacto de la suba de precios, sino también comprar tiempo frente a los sindicatos para que no se suban a la radicalización que propone Cristina Kirchner para recuperar terreno entre los argentinos, pese a que su futuro mezclaría, en un mismo recipiente, tanta política como peregrinación judicial.