Una nueva modalidad de venta informal en la Región que debe ser combatida

El extenso informe realizado y publicado recientemente por este diario sobre una nueva modalidad de venta ambulante en nuestra ciudad, que se realiza puerta a puerta y en cómodas cuotas -pudiéndose adquirir muebles y distintos electrodomésticos en pagos mensuales o hasta diarios- vuelve a colocar sobre el tapete la creciente vigencia de este tipo de actividad ilegal, subordinada al manejo de grupos empresariales clandestinos , cuyos operadores callejeros también se ofrecen ahora como eventuales prestamistas. Se trata de una situación que, por su complejidad y alcances, debe ser tratada y combatida por todas las jurisdicciones del Estado.

Tal como se informó en la edición de ayer la oferta ambulante es variada: sillones con personajes de Disney para los chicos, cajoneras de pino macizo y hasta modulares revestidos en fórmica. Pero también hornos eléctricos, planchas, multiprocesadoras y equipos de música, forman parte de las inusitadas propuestas a domicilio. La mercadería viene arrumbada como un bazar precario, expuesta sobre carros remolcados por motos de baja cilindrada o por la simple tracción humana, que también se encuentra prohibida.

Así, en el último tiempo, distintos barrios de la periferia de la Ciudad se convirtieron en el escenario elegido por los llamados “muebleros ambulantes”, una organización de vendedores cuya clave del éxito radicaría en el sistema de cuotas que ofrece y en la venta de sus productos a domicilio. Algunos artículos se venden, inclusive, con garantías de un año.

Se informó, asimismo, que la mayoría de estos vendedores provendrían de Colombia y que este tipo de modalidad de venta tiene raíces en ese país, especialmente en las ciudades de Calí y Bogotá. Según se detalló, los llamados “muebleros colombianos” llegaron al país en los últimos seis años y se expandieron por provincias como Misiones, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. También se consignó que un informe de W Radio de Colombia reveló que en junio de 2013 fue desarticulada una red que esclavizaba colombianos en talleres clandestinos de Argentina, añadiéndose que a este tipo de comercialización se la denomina “venta por goteo”.

Se trata, en síntesis, de otra venta clandestina más, que se suma al amplísimo espectro de la venta ilegal en nuestra región. No se cumple en ella ninguna de las reglamentaciones y leyes que ordenan la actividad comercial, incumpliéndose además con todas las obligaciones tributarias y de diversa índole, que el comerciante instalado debe, en cambio, cumplir rigurosamente para que el Estado no les aplique sanciones que van desde las multas hasta la clausura de sus establecimientos. Sin perjuicio de los delitos penales económicos en los que pueden quedar incursos.

Con esta nueva modalidad se está hablando, además, no sólo de ese tipo de transgresiones sino de posibles casos de usura, que debieran ser investigados y de inmediato erradicados. Funcionarios municipales admitieron que se está investigando a fondo esta nueva modalidad de venta informal, que existen indicios de que se la podría relacionar con la existencia de talleres clandestinos y de trabajo esclavo, aún cuando -tal como se ha dicho reiteradamente en esta columna- la venta ambulante no sólo debe ser combatida por el poder de policía municipal, sino por las administraciones provincial y nacional, así como por la justicia penal, ya que las faltas y delitos que se cometen exceden con largueza los alcances de una jurisdicción comunal.