Valiosos bosques del sur argentino indefensos frente a los incendios forestales

Ya son casi 1.000 las hectáreas de bosque nativo en el Parque Nacional Los Alerces y aledaños afectadas por un incendio en una situación que origina alarma porque las llamas avanzan velozmente y se encuentran a escasa distancia de las viviendas que conforman la villa del Lago Futalaufquen, en la cordillera del Chubut. Es el tercer incendio que se desata en los dos últimos meses, otorgándole imperativa validez al reclamo de que nuestro país cuente, de una vez por todas, con recursos materiales, humanos y técnicos suficientes para enfrentar con eficacia estas contingencias.

A principios de enero pasado un incendio de grandes dimensiones afectó la zona forestal cercana a la ruta 40, alcanzó a dañar algunas viviendas de San Carlos de Bariloche y afectó a privilegiados parajes ubicados entre esa ciudad y Villa La Angostura. Posteriormente, hace menos de treinta días, se registró un incendio de bosques nativos en Cholila y en lago Puelo, también en Chubut, que se transformó en el de mayor magnitud del que se tenga memoria en la Argentina en los últimos 70 años, con una superficie de fuego de 26 por 15 kilómetros, que hizo arder más de 20 mil hectáreas de muy preciados bosques.

En el caso de Los Alerces, donde crecen especies milenarias, en las últimas horas se trabajaba en controlar el fuego para que no bajara a la zona poblada, aunque esas tareas se veían dificultadas por el viento. Autoridades del Parque aseguraban que aún no había casas alcanzadas por las llamas, aunque informó que fueron evacuadas unas 15 viviendas, por lo que se estima que al menos medio centenar de personas fueron relocalizadas.

Se informó que el destacamento de Gendarmería Nacional que está ubicado en el lugar fue vaciado para preservar su mobiliario, como medida preventiva, que ejecutaron durante la madrugada de anteayer efectivos de esa fuerza nacional. En el lugar trabajan brigadistas de Esquel, Trevelin, del plan de manejo del fuego tanto provincial como nacional, efectivos que llegaron del Parque Nacional Lanín y del Nahuel Huapi, y bomberos de Lago Puelo, además de 15 camiones aguateros que riegan permanentemente la cabeza del incendio próximo a las casas, en su mayoría hechas de madera, como es la usanza del lugar.

No obstante, el pretérito reclamo de los pobladores alude a la falta de aviones hidrantes, en una situación que, en las décadas del 80 y 90, se intentaba solucionar alquilándole aeronaves de esas características al vecino país de Chile. Se anunció por esos años que serían adaptados algunos aviones Hércules que, por su capacidad de carga, aseguraban eficacia en el combate contra los incendios, aunque el país siguió sin disponer de ese tipo de aviones. Lo cierto es que en la actualidad, según se indicó reiteradamente, sólo actúan pequeños aviones fumigadores, inapropiados desde todo punto de vista para la tarea.

Está claro que, mientras tanto, los incendios no dan tregua y que se reiteran, muy especialmente, la temporada de verano y en buena parte de las ricas zonas boscosas de la Argentina. La realidad, lamentable, indica una verdadera catástrofe registradas por ese motivo y todavía no se nota que existan resguardos adecuados y que funcionen eficiencia para generar una protección efectiva de la enorme riqueza que significan para el país los bosques, los campos y las reservas forestales.