Vidal, en un escenario de sospechas y advertencias

Mail: jpicon@eldia.com

Los hechos de inseguridad se encadenaron de una manera tan llamativa, que aún con sus distintas modalidades terminaron cubiertos por el pesado manto de las peores sospechas.

Tres intendentes asaltados en un día. Dos de ellos, a metros de la Gobernación. El tercero, el platense Julio Garro, víctima de una entradera en su casa ubicada en un country, con connotaciones todavía por dilucidarse.

En el gobierno de María Eugenia Vidal tomaron nota de esta cadena de sucesos inusuales: tres intendentes del partido de gobierno víctimas de la delincuencia con diferencia de horas. Todos, en La Plata, donde un día antes la Gobernadora había anunciado la decisión se exigir a funcionarios, policías y penitenciarios una declaración jurada de bienes y prometido terminar con los “nichos de corrupción”.

“No se descarta nada”, dicen en el gobierno bonaerense, donde creen que los hechos que involucraron a los jefes comunales de Magdalena y Saladillo “fueron al voleo”. La cuestión que envolvió a Garro, es distinta. “Puede ser un apriete al propio intendente o buscaron hacerlo extensivo a todo el gobierno”, señalan cerca de Vidal.

En el gobierno bonaerense se va robusteciendo la sospecha de que hay algo “raro” detrás del asalto a Garro. Enlazan esta cuestión, aunque parezca inverosímil, con la triple fuga de los condenados por el crimen de General Rodríguez que virtualmente paralizó por semanas a la nueva gestión de Cambiemos.

Vidal interpretó aquella vez que la facilidad con que se evadieron de la cárcel de General Alvear los hermanos Lanatta y Víctor Schilacci fue una advertencia ante los anuncios de que iba a meter mano en el Servicio Penitenciario para desenredar la madeja de corrupción que funcionaría en esa estructura.

Ahora creen ver reacciones de sectores de la Policía refractarios ya no sólo a la obligatoriedad de las declaraciones juradas: la reforma en marcha en el ministerio de Seguridad podría terminar con el desplazamiento y traslado de numerosos jefes.

Algunas cuestiones que rodean al caso parecerían desinflar esa hipótesis conspirativa. El modus operandi del policía y único detenido no encajaría en los parámetros de un plan preciso y sofisticado.

Con todo, esas presunciones y sospechas no deberían distraer la mirada sobre una cuestión de fondo: la inseguridad, en cualquiera de sus formas y manifestaciones, sigue sin encontrar barreras que al menos mitiguen sus efectos.

No es la única cuestión que desvela por estos días al gobierno de Vidal. Cerrar la negociación salarial insume por estas horas la energía de no pocos funcionarios.

La mandataria obtuvo un triunfo político al lograr que los docentes comenzaran las clases, pero esa victoria puede que sea de corta duración.

Existen algunos aspectos que podrían llegar a enturbiar el clima de armonía que obtuvo el gobierno de Cambiemos con los maestros tras el acuerdo salarial.

Los gremios siguen sosteniendo que el cierre no sólo alumbró por el incremento del 34%, sino también por el “compromiso” de revisar la negociación en caso de que se dispare el índice del costo de vida.

Los funcionarios niegan la existencia de esa cláusula. Se lo dijeron incluso a los representantes de los gremios estatales con los que buscan abrochar una negociación semestral como para marcar que la política salarial con unos y otros transita por carriles bien diferentes.

La Provincia deberá sentarse a negociar sueldos otra vez con los empleados administrativos en los primeros días de julio. Acaso sea una irresistible tentación para que los maestros presionen con su enorme poder de fuego, para rediscutir lo que acaban de acordar.

Mientras tanto, algunas versiones inquietantes surcan algunos sectores del gabinete provincial. Son cada vez más insistentes las versiones que rodean la continuidad de la ministra de Salud, Zulma Ortiz.

En la cartera sanitaria niegan una y otra vez una posible salida de la funcionaria. Pero los ruidos políticos vienen adquiriendo cada vez más potencia.

Salud está encarnado el reemplazo de numerosos directores de hospitales. En algunos de ellos se han generado movidas para resistir los desplazamientos.

Sin embargo, no son las únicas turbulencias. Hay quienes hablan de ciertas movidas políticas de sectores con ganas de desembarcar en el ministerio de Ortiz. Incluso se menciona a un intendente que estaría muy interesado en llegar a esa cartera.

UN ACUERDO CON RUIDO

La semana política dejó las esquirlas de un acuerdo de alcance parlamentario que podría tener proyección en el terreno electoral: el que abrocharon Sergio Massa y Margarita Stolbizer.

Ambos legisladores hablaron de impulsar una agenda común en el Congreso, pero inmediatamente las versiones dispararon hacia un posible armado conjunto para 2017 en la Provincia con Massa como senador nacional y Margarita encabezando la lista de diputados nacionales.

El GEN, el partido de Stolbizer, buscó salir al cruce de esas interpretaciones. “Margarita no será candidata en 2017”, aseguran. Procuraron así calmar el clima de malestar que respiraban diversos dirigentes margaritos por los coqueteos con Massa.

Uno de ellos, cortó por lo sano: el senador provincial y ex intendente de Carlos Casares, Omar Foglia, decidió pegar el portazo. Otros miran de reojo a la espera de cómo decanten los acontecimientos. Son lo que prefieren, en todo caso, ir hacia un acuerdo con el macrismo en lugar de unir destinos a una expresión del peronismo.

El Frente para la Victoria, mientras tanto, transita por días de definiciones en relación al bloque de diputados provinciales. La creación de una conducción colegiada para desplazar al todavía jefe camporista José Ottavis, está al caer.

Habrá un mix de dirigentes que buscarán poner al bloque proa hacia un destino que lo aleje del liderazgo excluyente de La Cámpora.

“No podés conducir la totalidad del bloque y tomar decisiones en función de las minorías”, disparó Walter Abarca, uno de los diputados enfrentado a Ottavis.

En las filas del FpV los trapitos solían lavarse en casa. El cambio de tiempo y de roles en el juego de la democracia, abrieron la ventana a otro tipo de debates.

(*) Periodista de la sección Política