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Opinión |enfoque

Voto electrónico, menos margen de error humano

Voto electrónico, menos margen de error humano

Voto electrónico, menos margen de error humano

POR ARMANDO DE GIUSTI (*)

9 de Septiembre de 2015 | 01:51

E n los últimos tiempos se ha instalado la discusión sobre diferentes mecanismos para incorporar métodos y tecnología para simplificar y transparentar los procesos electorales en el país.

Más allá de los tiempos que lleve esta evolución, es necesario que analicemos algunas características, ventajas y dificultades de los nuevos métodos y tecnologías que se plantean.

Una larga experiencia desde la facultad de Informática me permiten resumir algunas opiniones técnicas, buscando contribuir a este análisis.

Boleta Unica y Boleta Unica electrOnica

La boleta única en papel ha constituído un primer paso, cuyo modelo más representativo son las elecciones de la provincia de Santa Fé. Más allá del número de categorías que se elijan, los votantes pueden seleccionar su opción en cada categoría y depositarla en diferentes urnas (clasificadas por colores por ejemplo). Se trata de una cambio metodológico que reduce los problemas con las boletas, ya que cada elector recibe una boleta por categoría y selecciona en la misma. De hecho, también se pueden integrar todas las categorías en una sola boleta y el elector marcar sus opciones por categoría.

Los votos emitidos en papel, posteriormente son contados de un modo convencional.

El proceso posterior al conteo no cambia (acta de mesa, telegrama, carga de datos en el centro de cómputos).

Esto explica que ante elecciones complejas, los tiempos de recuento y resultados provisorios son extensos.

La boleta única electrónica (más allá de las particularidades de las máquinas) incorpora la posibilidad de tener las opciones por categoría en una pantalla y generar la impresión del voto, seleccionando en la pantalla y activando el registro de las mismas sobre una boleta que se le entrega al votante.

La provincia de Salta y Capital Federal han sido ejemplos de este modelo.

El modo de presentación en la pantalla no es menor y naturalmente al crecer el número de categorías y de opciones (tal como en las PASO) el diseño de pantalla y la capacitación de los votantes requiere cuidados.

Los votos emitidos en papel, posteriormente son contados de un modo convencional o con ayuda de un lector de código de barras o de cualquier componente que se incorpore a la boleta impresa para simplificar el conteo.

El proceso posterior al conteo no cambia (acta de mesa, telegrama, carga de datos en el centro de cómputos).

Esto explica que ante elecciones complejas, los tiempos de recuento y resultados provisorios siguen siendo extensos.

Naturalmente esto se reduce a medida que las categorías y opciones son menos (por ejemplo un balottage entre dos candidatos a intendente o gobernador o presidente).

En este punto debemos insistir en que, más allá de la boleta única electrónica y las máquinas asociadas con la misma, el problema del recuento de votos sigue el modelo “manual” y el acta de resultados la generan quienes han trabajado en la mesa un largo número de horas durante el día… y luego se transforman en un “telegrama” que sintetiza el Acta … y luego este telegrama debe cargarse manualmente en el servidor del centro de cómputos que integra resultados. Todas estas etapas “humanas” pueden generar errores y seguramente producen demoras en tener los resultados provisorios.

Las verdaderas mAquinas de Voto Electrónico

Más allá del mecanismo de generación de la constancia impresa del voto (en la que todos los especialistas coinciden como necesaria), las verdaderas máquinas de voto electrónico son las que se denominan sistemas de registro directo, es decir máquinas que cuentan los votos, en todas las categorías que representa la elección.

A partir de esta premisa, es secundario si el votante toma su voto y lo deposita en una urna física o si la misma máquina contiene la urna y la misma está preservada dentro de la misma y no requiere la “custodia” de las autoridades de mesa, hasta cerrar la elección.

Pero las máquinas pueden (y debieran) contar los votos, generar las actas provisorias y sus telegramas e incluso trasmitirlos directamente de modo seguro a los centros de integración de resultados.

Esto no impediría cualquier verificación manual, contando los votos por las autoridades de mesa o por las instancias jerárquicas previstas por la Ley Electoral… pero los resultados de las máquinas podrían ser inmediatos y seguros. ¿Por qué? Porque una computadora (que es en definitiva lo mismo que una máquina de voto) puede perfectamente contar todos los votos, en todas las categorías, sin errores y en un tiempo mínimo. Porque además puede imprimir el acta de resultados de la mesa, con todas las seguridades y trasmitirla directamente (sin posibilidad de errores humanos) al servidor del centro de cómputos que integra los resultados.

Naturalmente, este tipo de máquinas requiere seguridades en el software, para garantizar la corrección de los resultados. Pero el recuento directo siempre será sólo provisorio y nada impide “contar manualmente” cada urna de cada mesa… aunque con el tiempo nos daremos cuenta que no debieran aparecer errores “de la máquina”.

Nótese que pasar de las máquinas para registrar votos en una boleta única electrónica a una verdadera máquina de voto electrónico que cuente y sea capaz de generar las actas y trasmitir los resultados, requiere muy poco cambio tecnológico. Hay muchos ejemplos de estas soluciones (Brasil el más cercano) con respuestas seguras y en tiempos cortos después del cierre de los comicios.

El Futuro

La tecnología nos ofrece mucho más, por ejemplo la identificación biométrica para simplificar el modo de reconocer unívocamente al elector (nuestra huella digital o un reconocimiento facial o del iris). También la posibilidad de votar por Internet (de hecho muchas instituciones públicas y privadas en Argentina realizan elecciones de sus conducciones por Internet)… e incluso la posibilidad de combinar ambos aspectos para que cualquier ciudadano pueda votar desde su celular o desde su computadora personal, además de poder hacerlo en las “mesas” convencionales.

Posiblemente llegar a estas soluciones lleve más tiempo y un proceso de adopción de las tecnologías por los ciudadanos… pero sin duda el tiempo de las boletas en papel, los “cuartos oscuros” y los diferentes errores humanos se acorta en beneficio de una mayor simplicidad, seguridad y transparencia.

Es necesario -entonces- que, superado el proceso electoral en el que estamos inmersos, analicemos seriamente el empleo de recursos tecnológicos en las elecciones en Argentina.

Para esto se pueden utilizar conocimiento, tecnología y recursos humanos disponibles en el país.

 

(*) Profesor titular facultad de Informática UNLP. Investigador principal del CONICET. Miembro titular de la Academia de la Ingeniería de la Provincia

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