Bru: reconstruyen la historia de la casa donde lo buscan

El terreno donde se concentra la nueva búsqueda de los restos de Miguel Bru (23) amaneció ayer custodiado y así seguirá hasta que termine este rastrillaje, el Nº 37 en los 22 años que el estudiante de Periodismo lleva desaparecido.

El procedimiento en ese predio situado en diagonal 77 y 10 comenzó el jueves pasado a pedido del fiscal Fernando Cartasegna, quien llegó al lugar junto con personal de Gendarmería Nacional y el georadar de esa fuerza, que detecta movimientos raros de suelo y los demarca para excavar. Por lo que trascendió hasta el momento, la pista que vincula a ese terreno con el caso Bru la aportó un testigo al que una mujer habría contactado para decirle que “en esa casa hay algo de Miguel”.

Aquella mujer le habría dicho al testigo que “había tierra y una camioneta tipo Ranchero”, datos que ya fueron corroborados por los investigadores. “Eso le da verosimilitud a la denuncia”, dijo una alta fuente con acceso al expediente.

Desde la fiscalía gestionan por estas horas la colaboración de Gendarmería y antropólogos forenses para comenzar las excavaciones, lo que ocurrirá entre el martes y el miércoles de la próxima semana. Mientras tanto, avanzan en la reconstrucción de la historia de la propiedad a la que apuntan todas las miradas.

1927

Ese fue el año en que se construyó la casa de la que hoy no quedan más que escombros. Lo que se sabe hasta el momento es que allí vivieron durante mucho tiempo dos mujeres, hasta que una de ellas -la dueña- se quedó sola y siguió en el lugar hasta su muerte. Esto ocurrió años atrás (las fuentes consultadas no tenían precisiones respecto de la fecha), tras lo cual permaneció desocupada y en proceso de sucesión.

Se vendió recién en mayo pasado y desde entonces empresa quedó a cargo de la construcción de un edificio, pero para demoler la vivienda necesitaban un permiso municipal por la ordenanza que impide hacerlo con cualquier propiedad anterior a 1930.

Mientras los nuevos dueños gestionaban esto, los investigadores comenzaban a trabajar sobre la pista que les acercó el testigo. No podían indagar a fondo en la historia de la casa por temor a que alguien descubriera que estaban interesados en la misma. Tampoco rastrillar sobre un terreno edificado, ni allanarlo y demorar así una demolición sin elementos de prueba firmes.

Por eso, durante los últimos dos meses vigilaron de manera encubierta al obrador y lo visitaron con distintas excusas, para monitorear que no comenzaran las excavaciones. La obra se demoró por los trámites y por las lluvias, hasta que el jueves estuvo todo dispuesto para comenzar con el pozo.

Entonces se realizó el procedimiento y el terreno quedó bajo custodia. Lo que más interesó a los investigadores fue el hallazgo de la Ford Ranchero y una suerte de garaje que pertenece a la propiedad, aunque está totalmente separado de la casa por una medianera.

“El piso es de tierra y tiene un montículo que no se removió durante mucho tiempo”, dijo un pesquisa, aclarando que ahí estaba “la camioneta y alguna vez funcionó como taller de herrería”.

El fiscal convocó a los herederos de la dueña original para saber quiénes tenían acceso a la vivienda y a ese galpón por la época en que mataron a Miguel y en los años subsiguientes. Estos testigos están citados para la próxima semana.

Bru desapareció el 17 de agosto de 1993. En el juicio que se realizó en 1999 se probó que lo torturaron hasta la muerte en la comisaría Novena. En ese debate fueron condenados a perpetua el subcomisario Walter Abrigo y el suboficial Justo López, y a dos años de prisión el comisario Juan Domingo Ojeda y el suboficial Ramón Ceresetto.

“Quiero saber dónde está Miguel y terminar con esto; no puedo más”, dijo el jueves Rosa Schonfeld en el lugar donde se hizo el rastrillaje, “si el juez (Amílcar) Vara hubiera actuado como la gente hubiera colaborado para que los policías dijeran dónde está Miguel, en lugar de encubrirlos como lo hizo”.