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Policiales |LOS ACUSAN DE “VEJACIONES Y APREMIOS ILEGALES”

Confirman la detención de cuatro policías por una presunta agresión a dos hermanos

“Pensé que les habían robado”, dijo ayer la madre sin ocultar su sorpresa por el hecho, que ocurrió en 14 y 472

28 de Abril de 2015 | 01:59

Brian Urueña (18) había salido de su casa de City Bell camino a buscar a su hermano, un año más chico, a la salida de clases. Antes había pasado por Cantilo y las otras calles del Centro. Era viernes y la noche invitaba a un paseo relajado. Toda esa tranquilidad se desmoronó en un rato, cuando un grupo de cuatro policías, que lo creyó autor de una llamada en broma al 911, lo habría golpeado hasta lastimarlo y casi lo mete preso.

Todo ocurrió inmediaciones de la Escuela Media Nº 4 de esa localidad, que queda en 467 y 14A, a 150 metros de la plaza San Martín. Por ahí andaba Brian cuando se cruzó a su hermano. Luego de encontrarse, estaban listos para volver a su casa, a pocas cuadras de distancia.

Pero no pudieron hacerlo. A los dos adolescentes les llamó la atención el despliegue cada vez más grande de policías cerca de ese centro educativo.

Supuestamente, alguien había llamado al 911 avisando de un presunto robo en una casa. Apurados con tal de atrapar a esos delincuentes, los efectivos se aparecieron como en un comando.

Tal vez confundiéndolos con sospechosos de ese aparente asalto en curso, los agentes le cortaron el paso a Brian y a su hermano. Les hicieron sacarse las viseras, les ordenaron poner las manos sobre un patrullero y los cachearon.

Hasta ahí era un operativo del montón, que podría haber pasado sin que mereciera ni una línea en ningún medio. Pero lo que siguió fue motivo suficiente para que horas después la Justicia decidiera mandar presos a los efectivos.

“¿vos llamaste, gil?”

“¿Así que quieren robar?”, empezó increpándolos uno de los policías, creyendo que los dos eran fugitivos por el robo que al final era inventado, recordó Brian.

Los jóvenes aseguraron no tener nada que ver con ese hecho, pero los efectivos continuaban en su requisa. Todo empeoró cuando uno encendió el celular de Brian: en el registro de llamadas había al menos un llamado al 911.

Ese teléfono había estado en manos del hermano menor del joven. Ambos reconocieron el llamado a la central de emergencias, pero se desligaron de haberlo hecho: “Se lo presté a un amigo para que revisara el Facebook, después no sé qué hicieron. Y después lo apagué para no quedarme sin batería”, fue la explicación del más chico.

Los uniformados interpretaron que el llamado en broma había sido idea de los hermanos. A partir de ahí presuntamente los increparon con frases del estilo “¿vos llamaste, gil?”, “¿son chistosos, nos toman el pelo?”, mechando otros insultos.

“Todo el tiempo buscaban que les contestáramos mal, pero nosotros nos quedábamos callados”, coincidieron los hermanos, en diálogo con EL DIA.

La violencia habría pasado de ser verbal a física cuando uno de los efectivos, al parecer, le dio una trompada en el abdomen a Brian, que por momentos parecía ido de la situación, porque “sufre de un trastorno madurativo”, contó su madre a EL DIA.

Según el relato de la mujer, el siguiente golpe fue en la nuca del joven, “con el filo duro del Nextel de un policía”. El corte le llenó la cabeza de sangre: “Querían que se limpiara para esconder lo que hicieron. Y amenazaron con llevarnos a la comisaría”, denunció su hermano.

Los dos regresaron a pie a su casa. Su madre tardó poco en verle los ojos llorosos y las marcas de sangre en la cabeza del mayor.

“Pensé que les habían robado. Después cuando me contaron todo fuimos a hacer la denuncia en la Policía y al otro día declaramos en la fiscalía”, contó Mirta Vera (37).

Una vez que los trámites -incluida una revisión médica- terminaron, llegó la orden de que los efectivos fueran detenidos (ver aparte).

Los coletazos de esta secuencia no terminaron con esas aprehensiones: “Ahora mi hijo no quiere volver a la escuela”, sostuvo Mirta.

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