Denuncian una brutal agresión en pleno centro de La Plata

La calle 8, emblema del centro comercial platense, parece cobrar dos vidas completamente opuestas si se la recorre en determinadas franjas horarias. Allí donde de día y la primera parte de la noche hay peatones y negocios abiertos, de noche “no anda nadie y puede pasar cualquier cosa”, soltó una chica que trabaja en uno de los tantos negocios de ropa.

Como muestra de su evaluación podría citarse el caso de un hombre en torno a los 40 años que ayer por la mañana, cuando todavía era de noche y sus veredas lucían desérticas, fue asaltado y golpeado con fiereza.

Algunos rumores al respecto hablaban de que la víctima estaría en situación de calle. Sobre él no se proporcionó su nombre ni otros datos específicos, por parte de voceros oficiales. Tampoco confirmaron que se tratara de una persona sin techo.

TIRADO EN UN BANCO

En 8 y 48, sobre uno de los bancos de madera que le ofrecen descanso a los peatones, la víctima apareció recostada y dolorida, con la evidencia de una serie de golpes en una de sus piernas.

Al menos en esa parte del cuerpo lo vieron herido quienes trabajan en esa esquina. “Si le pegaron en otra parte no se notaba. Pero estaba tirado en ese banco, porque no podía caminar del dolor”, señaló uno de los empleados de un kiosco situado a metros de donde yacía el hombre.

Ese mismo joven confirmó que, entre los quejidos de dolor, el damnificado alegó que habían intentado asaltarlo. Al parecer, “una pareja lo encontró tirado y llamó al 911”, comentó el joven, que pidió reserva de su identidad.

Distintas fuentes situaron el momento del episodio antes de las 7 de la mañana. Tal como lo marca el protocolo de acción para estos casos, los policías llamaron a una ambulancia que “tardó una hora y media en llegar”, resaltaron otros comerciantes.

Al final la víctima fue llevada a un centro médico en donde se aguardaba su recuperación. Por el caso “no se recibió ninguna denuncia”, dijeron voceros de la comisaría Primera.

Hacia el final de su relato sobre el episodio, en el kiosco agregaron que el hombre “no tenía aspecto de indigente” y que “no es de las personas de la calle que andan en la zona”.

A partir de lo que contaron dueños y empleados de los negocios de calle 8, “a partir de las 20 casi no pasa nadie, y después de las 21, cuando terminan el día de trabajo los policías locales, ya se va todo el mundo”.

Ese marco de un paisaje desolado, en el que algunos pocos autos aparecen para interrumpir la quietud, parece explicarse por el diagnóstico de quienes trabajan a diario en la zona: “De noche la gente ni anda por acá, por el miedo”.