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Policiales |siguen investigando las causas

Dolor y desamparo: lo que dejó el incendio mortal en Ensenada

Los padres y los dos hermanos de la beba fallecida se quedaron en la calle. La casa podría derrumbarse

26 de Julio de 2016 | 01:27

El barrio Cambaceres de Ensenada sigue conmovido por el infierno que en pocos minutos se abrió alrededor de una beba de dos meses, apagando su vida. Ella estaba en su cochecito, en la casa donde vivía con su familia, la misma que el domingo pasadas las 19 se convirtió en una trampa mortal hecha de fuego y humo espeso. El origen del incendio todavía se investiga.

Mientras la fiscalía penal está en esa tarea, quienes estuvieron cerca del drama saben que a esta altura poco importa la respuesta.

En la casa el suelo quedó tapizado de algo parecido a una pasta negra, mezcla de materiales quemados y de partes de muebles que ya no sirven más. Ayer a la tarde se confundían los ruidos del agua de la lluvia y de una canilla rota, que inundaba toda la cocina. El paisaje era igual de tétrico en el ambiente de al lado, la habitación en la que dormía la familia. Allí quedó una cama grande rodeada de un montón de ropa que tampoco puede ser usada.

Algo explotó -o entró en combustión- en la cocina del departamento de planta alta de la esquina de Ingrassia y Alem, a pocos metros del club Náutico. En un primer momento había trascendido que el incendio podría haber comenzado por culpa de un cortocircuito provocado por un caloventor. Esa hipótesis parece tener menos entidad a partir del testimonio de Rodrigo (27), que vive al lado y fue testigo de todo el horror: “Ellos no tenían estufa”, sentenció.

La beba murió en su cochecito, alrededor de un montón de muebles quemados y en una casa que ahora corre riesgo de derrumbarse

En rigor, nadie sabe con certeza cómo se desató el fuego. El vecino reconstruyó de a poco el comienzo del episodio: “De repente escuchamos los gritos de auxilio del hombre, salimos rápido todos a ayudar pero no pudimos hacer nada”. El resplandor y el humo ya se empezaban a adueñar de la vivienda.

Desde que empezó el incendio y hasta que se comprobó el resultado mortal pasaron alrededor de 45 minutos, según el cálculo de Rodrigo. El era el padrino de la beba que quedó atrapada en el mismo ambiente donde surgió el fuego. Evidentemente, nadie pudo llegar hasta el lugar donde el cochecito se empezaba a consumir.

La pareja -él empleado de la construcción y ella ama de casa- junto con sus otros dos nenes -un varón de tres años y una nena de dos- pudieron salir de la trampa. Casi tan rápido como escaparon fue la llegada de los bomberos, indicó Rodrigo, uno de los tantos vecinos que se apuraron en llamar a los teléfonos de emergencias.

Aunque los rescatistas trabajaron con toda la premura y esfuerzo posible, no hubo forma de evitar que la beba falleciera dentro del domicilio. Los papás, desde luego, estaban desesperados por entrar a ver qué había pasado con ella. Los bomberos se lo negaron una y otra vez. “Teníamos que frenarlos entre todos”, graficó Rodrigo, en una entrevista con EL DIA.

El pequeño cuerpo quedó ahí hasta que se realizó un rato más tarde la tarea pericial de la Policía Científica, que también tenía entre sus trabajos de rutina la de establecer qué originó el incendio. “No pudimos hacer nada”, se lamentó el joven, a punto de quebrarse.

Los bomberos apagaron el fuego pero no lograron evitar que la estructura sufriera daños irreversibles. De hecho, la casa corre riesgo de derrumbarse y está considerada inhabitable, de acuerdo a las fuentes del caso.

Los cuatro miembros de la familia que se salvaron fueron derivados al hospital Cestino. Rodrigo también quedó bajo cuidados médicos por algunas horas. Todos aspiraron mucho humo y para los especialistas era mejor corroborar que, como se supo luego, sus cuadros no revestían gravedad.

Las víctimas se quedaron literalmente sin nada y por eso necesitan colaboraciones de todo tipo, pero sobre todo de ropa y de abrigo. Para ayudar, el teléfono 221-585-5072 pertenece a Santiago, un tío de las criaturas.

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