El joven baleado en un centro cultural de 8 y 41 pasó por una nueva operación

Rafael Cobo (26), el joven baleado por un policía local en un centro cultural de 8 y 41, sigue recuperándose del ataque demencial que sufrió el sábado pasado.

Ayer a media tarde fue intervenido en una cirugía para volver a analizar el daño en su hígado, el órgano más dañado por la bala calibre 9 milímetros salida del arma reglamentaria del agente.

“Está bien de ánimo y con mucha energía”, destacó Ramiro Cobo (55), su papá, en la planta baja del Policlínico. Resaltó además que las 48 horas posteriores al balazo marcaron una recuperación continua, pero lenta.

Mientras al joven lo operaban, su amigo Sebastián, que estaba junto a él en el momento exacto en el que lo balearon, se encontraba declarando ante la Policía acerca de todo lo que vio aquella madrugada.

Se esperaba que el muchacho, de 30 años, ratificara sus dichos de que el ataque fue adentro del centro cultural “En eso estamos” de 8 entre 41 y 42, y que todo se originó a raíz de la discusión entre el agente y su mujer, también integrante de la fuerza.

De los cinco tiros que el imputado Julián Gabriel Cabañas (35), a quien imputaron por “tentativa de homicidio calificado”, habría detonado, el segundo fue el que perforó a Cobo a la altura del abdomen. “Nadie entendía nada de lo que pasaba en ese momento”, sostuvo Ramiro, a partir de lo que se fue enterando en las horas posteriores, cuando tuvo que viajar desde Tandil de urgencia.

En las próximas horas harían una marcha pautada por el centro en reclamo de justicia por este caso. “Si es necesario también voy a estar, para acompañar el reclamo”, anticipó Cobo.

“¿Voy a vivir?”. Esa fue la primera frase que pudo escribir Rafael cuando empezaba a recobrar la consciencia y pudo, con mucha dificultad, escribir en un papel que tenía al lado de la cama. Su padre lo tranquilizó diciéndole que sí.

Desde el domingo, cuando trascendió por fuentes médicas que el cuadro del estudiante de psicología iba rumbo a la mejoría, el clima se distendió un poco entre sus familiares, amigos y compañeros de la facultad.

Pero todos siguen firmes en el hall central del Policlínico. Seguramente, muchos se sumarán a la marcha, para apoyar el pedido que el propio Rafael escribió en otro mensaje con lapicera: “Quiero justicia”.