“En las clases se vivía un infierno”, dijo el padre de una de las nenas abusadas

Todos los que conocen o trataron al profesor de inglés Martín Pérez (50) se sorprendieron al enterarse de que había sido detenido acusado de haber abusado, por lo menos, de cuatro alumnas de entre 9 y 11 años. Lo mismo les pasó a los padres de estas nenas, cuando surgieron las primeras sospechas.

Es que, según contó uno de ellos al sitio Infobae, “nos tomó por sorpresa a todos. No correspondía con la que persona que aparentaba ser. Todavía al día de hoy hay mucha gente que lo conoce y no puede creer que se trate de alguien así”. Y sumó: “Era una persona extremadamente agradable. Es increíble lo que pasó”.

Martín Pérez, que estudió la Licenciatura en la Universidad Nacional de La Plata, llevaba muchos años con sus clases de inglés y aquellos que lo trataron destacan su trato cordial y hasta su “bondad”.

Uno de los denunciantes, que para la entrevista eligió el seudónimo Miguel, reveló detalles de esta tremenda historia.

“Yo lo conocía a Martín desde hacía muchos años -comenzó-. Primero había sido profesor particular mío y después entablamos una muy buena relación. Por eso, lo llevé a mi empresa para que brindara clases también a los empleados”, describió Miguel.

Fue así como en marzo del año pasado Miguel se reunió con tres familias conocidas y decidieron “que Martín les diera clases a mi hija y a sus tres amigas. Las clases las iba a dar en mi casa”, continuó.

Según su relato todo parecía ir bien, hasta que entre agosto y septiembre dos de las cuatro chicas les comentaron a sus padres una situación extraña que se había dado en una de las clases particulares: “Mi hija y otra amiga nos contaron que Martín les había mostrado fotos pornográficas. Por cómo las describían, no cabían dudas de que eran fotos pornográficas”, relató Miguel.

Esta inquietante revelación despertó un clima de incertidumbre entre las cuatro familias, pero como el denunciante conocía a Pérez desde hacía mucho tiempo, decidió tomar el asunto con mesura.

“Nosotros sabíamos bien que si se presenta una denuncia así de grande contra alguien y después es todo falso, le podés estar arruinando la vida a alguien. Incluso, en un principio, como Martín daba las clases con una computadora, llegamos a pensar que se le había escapado una foto porno y que sólo era eso”, explicó. Todo lo que rodeó a esa situación “terrible”, admitió el hombre, quien tuvo que “parar a uno de los padres, que lo quería ir a buscar (a Pérez) para tomar justicia por mano propia. Incluso lo llegué a llamar a Martín sobre el asunto y él me dijo que no tenía idea de dónde había salido eso que contaron las chicas”.

Las cuatro familias suspendieron las clases de inmediato: “Le dimos algunas excusas del por qué no seguíamos. Es más, él seguía yendo a dar clases de inglés a la empresa. No queríamos levantar la perdiz”.

El clima de incertidumbre persistió hasta octubre, cuando una de las chicas que todavía no había hablado se quebró y reveló un dato todavía más grave: “Una de las amigas de mi hija dijo que él también la había tocado y manoseado. Ahí cambió el escenario por completo y decidimos hacer la denuncia de inmediato. En esas clases se vivía un infierno”, comentó Miguel.

El caso recayó en la fiscalía de Marcelo Martini, quien le dio intervención a la Dirección Investigaciones Cibercrimen, quienes ese mismo mes allanaron la casa del profesor, en 57 y 17, secuestrando diferentes objetos personales, cámaras, soporte de almacenamiento digital y computadoras, de las que se recuperó material clave para la revelación de los abusos y la aparición de nuevos casos, según los investigadores.

“Como si fuera poco, un día después del allanamiento, Martín me mandó un mail en el que me decía que le habían allanado la casa por supuestos abusos y me preguntaba si tenía que seguir viniendo a dar clases a la empresa. Yo ahí le confirmé que no viniera más y le dije que estaba al tanto de todo. El me escribió como si no pasara nada. Lo suyo es patológico, actuaba como si nada hubiera sucedido”, reflexionó Miguel.

Desde entonces, Pérez no volvió a tener contacto con el denunciante ni con ninguna de las otras tres familias. “Era una persona extremadamente agradable. Tenía buena onda, pero incluso más buena onda de lo normal. Cuando la gente de la empresa se enteró, quedó igual de sorprendida. No daban crédito”, concluyó Miguel