Explosión, susto y robo en el barrio San Carlos

Fue el martes a las 20.30. Algunos vecinos de San Carlos hacían los últimos mandados antes de volverse a la casa. En total cuatro personas -los clientes y el dueño del autoservicio- se quedaron mudos cuando los sorprendió una explosión a un metro de distancia. La vidriera del frente quedó hecha añicos por culpa de un cascotazo que llegó desde la calle.

Sucedió en 149 entre 45 y 46. El responsable fue un joven, aparentemente menor de edad, que quería meterse a robar, pero encontró que la puerta de entrada estaba cerrada. Por eso tomó una piedra enorme y la tiró contra la fachada.

El ventanal quedó casi por completo destruido. El ladrón tenía espacio suficiente para ingresar a robar, pero algo lo frenó. “No sabemos si porque vio que había gente o porque no quiso lastimarse con los pedazos de vidrio que habían quedado colgando”, dudó la encargada del local.

Su marido estaba atendiendo el negocio y se anticipó a la irrupción del menor. Le gritó a su mujer que se encerrara y quedó a la espera de las amenazas típicas de cualquier asalto.

Pero al final no pasó nada de lo que empezaron a imaginar las cuatro víctimas. El intruso apenas cruzó parte del cuerpo dentro del local y se llevó un bolsón de pañales que tenía a mano.

Los testigos de eso se quedaron a la defensiva unos segundos. El ladrón aprovechó que todos estaban perplejos para correr unos metros en dirección a 45 e ir al encuentro de un cómplice que lo esperaba en una moto. Los dos se escaparon lo más rápido posible.

ROBARLE AL VECINO

El dueño del negocio salió detrás de los delincuentes para interceptarlos. Le fue imposible alcanzarlos por culpa de la velocidad que le imprimieron al rodado y los vericuetos que describieron por calles internas.

Sus maniobras dejaron en claro que “conocían el barrio”, por lo que “seguramente sean de por acá cerca”, especularon en el comercio. Si bien no les vieron las caras, algunos vecinos ratificaron esa suposición.

En paralelo, muchos en el barrio se lamentaron porque “los asaltos de motochorros a gente de la zona que camina unas pocas cuadras” son algo común. Con un historial que incluye asaltos violentos, en el autoservicio remarcaron que, por haber sido este el primero del año, la estaban “sacando barata”.