Fuerte reclamo de justicia por el crimen de un chico

“Se ve, se siente, Alejo está presente”. El asesinato de Alejo Vega (16) todavía sigue doliendo. Su familia, sus amigos y vecinos no pueden entender, a cinco días del episodio del barrio El Rincón de City Bell, que un chico de 14 años haya sido capaz de matarlo. Y más aún: no les entra en la que cabeza que “ahora están por largarlo”.

Para reclamar justicia y mantener vivo su recuerdo, fueron a manifestarse al Camino Centenario. El punto neurálgico de la marcha fue a la altura de calle 426, en Villa Elisa, pero a cada lado había varios grupitos de jóvenes que reforzaban el corte de tránsito. Se calcula que habían entre 150 y 200 personas.

“Todos vinimos por Alejo, que era un pibe excelente y lo mataron por nada”, remarcaba uno de los adolescentes con los que el chico compartía salidas y partidos de fútbol. Claro que había adultos, pero el grueso de la movilización lo conformaban jóvenes que ni llegaban a los 20 años.

Alejo se quedó huérfano cuando ni siquiera sabía hablar. “Su padre mató a la madre y después se suicidó. El tenía un año. A él y a sus dos hermanos los crié yo. Y entre ellos había una chica, que falleció hace unos años”, relató Aurelia Ledesma (62), la abuela de los Vega.

A esta altura es obvio pero vale remarcarlo: en la manifestación el que no lloraba agitaba pancartas o hacía sonar bien fuerte los bombos. Otros su turnaban en quemar gomas o entonar cantitos. Cada uno escurría su dolor como mejor le salía.

La contracara fueron las colas interminables de autos que se formaron de uno y otro extremo del Centenario. El desvío que muchos quisieron tomar fue el camino Belgrano, que también quedó atestado en plena hora pico.

En un centro barrial ubicado en donde se hizo la marcha estaba pautada para esa hora una reunión por inseguridad con distintas autoridades, que al final no se hizo. El miércoles a la noche, por este mismo motivo hubo un corte en camino Belgrano y 426.

A Alejo lo mataron en la madrugada del domingo 1º. El estaba con dos amigos en un corso callejero, en 441 y 133. De repente le pareció ver a un chico de su barrio, de 14 años, al que lo identificó como el presunto ladrón de cuatro celulares que el viernes “desaparecieron” de una fiesta en una casa de la zona.

Vega, aunque no era dueño de ninguno de esos teléfonos, le recriminó al otro que los devolviera. Se agarraron a trompadas hasta que el más chico, con una joven que lo azuzaba, le clavó una varilla de metal en el pecho. Alejo murió y el sospechoso cayó preso, aunque no se sabe cuánto tiempo más quedará cautivo.

En algo estaban todos de acuerdo: “Todos lo queríamos a Alejo. Y lo vamos a extrañar”, soltó un amigo, emocionado.

Hoy, en tanto, desde Plaza San Martín a los tribunales platenses, volverán a marchar por el mismo motivo.