Golpearon a dos playeras en un asalto a una estación de servicio

Otra vez, barrio Hipódromo vuelve a estar en el centro de la cuestión por la inseguridad. Ayer hubo dos casos, y aunque uno fue más importante que el otro, no deja de sorprender que hayan ocurrido con una cuadra de diferencia.

Primero, bien temprano en la mañana, una estación de servicio fue el escenario elegido para cometer un robo. Eran alrededor de las 6.15 cuando un ladrón se bajó de una moto frente a una “Shell” ubicada en diagonal 74 y 116.

El dueño del local confirmó que el delincuente irrumpió de manera “muy agresiva” en el playón de la expendedora.

Mientras les apuntaba con una pistola, fue directo hasta donde estaban las dos empleadas que trabajan a esa hora, ambas en torno a los 30 años.

Ni bien las tuvo adelante, les pegó. Julio, el dueño de la estación de servicio, confirmó ese dato aunque desconocía si habían sido golpes de puño o culatazos.

El comerciante agregó que todo pasó cerca del cambio de turno. Así, el ladrón se pudo apoderar de la recaudación de la madrugada, que las víctimas tenían en billeteras. El último cliente había abandonado el lugar hacía pocos instantes.

En suma, fueron unos dos mil pesos los que se pudo llevar robados, en una maniobra que se extendió por dos o tres minutos, según la estimación de Julio, en diálogo con EL DIA.

Uno de los momentos más tensos se vivió cuando el sujeto “amenazaba de muerte a una de las mujeres si no le daban más plata”, señaló el encargado.

Sin clientes a la vista y con el minimercado cerrado, el ladrón emprendió la fuga rápidamente en la moto. No pudo ser capturado por los agentes de la zona que fueron a trabajar allí.

“manotazo” y captura

A una cuadra de ahí, en diagonal 74 y 115, ayer cerca de las 16.30 entraron dos hombres jóvenes a un maxikiosco. Aparentemente no llevaban armas, aunque tenían en mente cada paso que iban a dar.

En un descuido del dueño, uno de los dos “manoteó” dos botellas de bebidas alcohólicas que estaban a la vista.

De inmediato, los dos enfilaron hacia la puerta y se escaparon. El hombre que estaba tras el mostrador se dio cuenta de eso y pulsó el botón de pánico.

Además, según trascendió, un patrullero habría pasado justo delante del negocio en ese mismo momento.

El resultado fue que a uno de los dos lo atraparon en 38 y 115. Varios policías lo rodearon e hicieron poner las manos contra la pared, mientras ubicaban las botellas que había “descartado”.

Terminó en la comisaría, donde se le inició una causa. Por varios minutos, mucha gente se detenía al pasar adelante del despliegue que se montó en la esquina.

En ese kiosco, según dijo el dueño, había sucedido un robo idéntico el domingo pasado, aparentemente a manos de los mismos ladrones.

al mismo dueño

El dueño de la estación de servicio asaltada ayer sufrió otro robo en otra expendedora suya, pero ubicada en camino Centenario y 514 de Ringuelet. Fue a mediados de diciembre.

Lo padeció el encargado de ese local cuando, a metros de una sucursal bancaria a la que iba a depositar una importante suma de dinero, fue sorprendido por un delincuente.

El ladrón, tras apuntarle con un revólver, lo despojó de la mochila donde llevaba más de un millón de pesos entre efectivo y cheques. Un cómplice lo aguardaba en una moto a pocos metros.

El botín fue de 500.000 pesos en efectivo y 600.000 restantes en cheques de terceros. Era la recaudación correspondiente a un fin de semana largo.

“Pasó a las 11.45. Había salido de la estación de servicio en mi auto y estacioné a 20 metros de la sucursal del Banco Nación de 7 y 523”, detalló el hombre asaltado por entonces.

Pese a los amplios rastrillajes desplegados por la zona, los delincuentes y el millonario botín no pudieron ser localizados.

Las modalidades fueron bien diferentes. Por eso, Julio descartó de plano que aquel robo y el de ayer pudieran haber sido obra de los mismos asaltantes.