Huellas y pagarés, claves para armar el rompecabezas de los asesinatos

A pocas horas de que se cumpla una semana de los crímenes del cirujano Guillermo Luna (65) y su mujer, Laura Favre (42), los investigadores tratan de aclararlo avanzando sobre distintas cuestiones: las periciales, las testimoniales y el análisis de varias cámaras y teléfonos celulares. Por ahora, lo único que tienen certificado es que la pareja salió de su casa de 510 entre 17 y 18 a las 9 de la noche del lunes pasado, diciéndole a su hija de 16 años que volverían “en un rato”. Menos de dos horas después fueron encontrados muertos a tiros dentro de su camioneta Kia Sorento negra.

Los últimos informes periciales confirmaron que dentro de ese vehículo estuvieron el prestamista Sergio Ariel Maydana (39) y su esposa, la suboficial de la Policía Bonaerense Flavia Silvina Rodríguez (32), de quienes nada se sabe desde el martes pasado.

Las huellas de Maydana aparecieron en la puerta del conductor y las de Rodríguez en la parte interna de la puerta trasera del lado izquierdo. Y aunque alguien puede argumentar que ese hallazgo se justifica en el hecho de que ambos matrimonios se conocían, no está de más recordar que toda información tiene su contexto.

mas rastros

Estas improntas, además de las de las víctimas, no fueron las únicas encontradas en esa camioneta que fue la escena primaria del doble homicidio. En un informe actualizado de rastros dactiloscópicos que los expertos de la División Casos Especiales de la Superintendencia de Policía Científica entregaron a la fiscal Leyla Aguilar, figura el hallazgo de otras huellas que aparecen en el AFIS (Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares, según sus siglas en inglés), la base de datos de personas con antecedentes penales.

Se trata de un hombre que “recuperó la libertad hace poco tiempo”, dijo un investigador, y ahora tratan de establecer “si tiene alguna relación con las víctimas o con la pareja desaparecida”. Es que los rastros estaban en un lateral externo del rodado, por lo que el hombre pudo dejarlos cuando se apoyó de manera circunstancial.

Mientras tanto, sigue pendiente el pedido de averiguación de paradero de Maydana y Rodríguez, quienes el martes dejaron a su beba de 5 meses en la casa de la abuela de ella, en el barrio Campamento, de Ensenada, y se fueron explicando que “estaban asustados”. Según declaró la abuela, “prometieron volver en unos días”, aunque los investigadores no están muy convencidos de que esa mujer haya declarado toda la verdad.

La suboficial y el prestamista se habrían movilizado aquel día en su auto, un Ford Fiesta que también es buscado. Como ocurre desde hace varios días, fuentes judiciales y policiales se cuidaron de aclarar ayer que “no hay pedido de captura contra ellos”, porque los indicios “no son suficientes, sólo circunstanciales”. La situación podría cambiar a partir del lunes, cuando se conozcan los primeros resultados del cotejo entre los perfiles genéticos de Maydana y Rodríguez, con los obtenidos de restos de sangre de la camioneta y una toalla hallada a 300 metros, pelos, y dos guantes.

puntos de contacto

Los investigadores de la DDI ya lograron probar el vínculo entre el matrimonio asesinado y el de Hernández. Los hombres se conocieron hace más de tres años y, además de compartir viajes, salidas, y el amor por Gimnasia, habrían encarado algunos negocios juntos.

Allegados a los dos declararon que Maydana “es prestamista” y Luna “le dio más de 500 mil pesos”, parte de lo cual estaría certificado con pagarés y otra documentación, según confiaron fuentes del caso.

Otros testigos recordaron que el propio Maydana se habría jactado en un asado de la promesa que supuestamente le hizo el médico, de entregarle “400 mil dólares para que los haga caminar”.

Uno de los cuatro allanamientos que se hicieron el jueves por orden de la jueza Marcela Garmendia fue en la casa que Maydana compartía con Rodríguez y la beba, en 505 entre 30 y 31, de Hernández, donde secuestraron, entre otras cosas, un cuaderno donde figuran montos de dinero y números de teléfonos celulares, que serían de los clientes del prestamista. Se estima que el dinero lo obtenía de no más de tres o cuatro inversionistas, uno de los cuales sería Luna.

En el domicilio secuestraron vainas servidas y proyectiles completos de los mismos calibres que las armas homicidas: 9 milímetros de la marca brasileña CBC y .45 u 11.25, de Fabricaciones Militares (FM). Todo ese material ya está siendo comparado con las vainas y plomos que quedaron en la camioneta 4x4 y en la escena del doble crimen, lo que podría convertirse en una evidencia clave (los amigos pueden dejar una huella dactilar, pero una bala es más difícil de explicar).

Los peritos se llevaron de la casa cepillos de dientes, peines y distintos elementos para obtener los ADN y cotejarlos, sobre todo, con rastros de sangre.

Es que “hay sospechas de que alguno de los asesinos salió lastimado por el choque o por algún roce de bala y si la sangre de alguno de ellos (por Maydana y Rodríguez) está en la camioneta o en alguna otra evidencia, van a quedar más comprometidos todavía” afirmó otro de los investigadores.

En simultáneo, expertos en informática y rastreo telefónico analizan las líneas y las computadoras de las víctimas y la pareja desaparecida, para saber si hubo contactos previos y circularon por la misma zona el día del hecho. También está bajo la lupa el material de varias cámaras de seguridad privadas, de monitoreo urbano y peajes de autopista, en procura de reconstruir el paso de la Kia Sorento y también del Ford Fiesta de Maydana y Rodríguez.

“Es un trabajo complejo”, admitió un pesquisa. Las motivaciones del doble crimen descubierto en 490, entre 136 y 137, también.