Investigan agresión a un joven rugbier de San Luis en un boliche de Mar del Plata

Un grupo de amigos platenses, que había ido a pasar unos días a Mar del Plata, eligió un boliche de la costanera para su última noche. Eran las 6 de la mañana del sábado 9 de enero. En un entredicho que uno de ellos mantuvo con unos empleados de seguridad, alguien lo empujó desde el camino de acceso al local y casi le cuesta mucho más que un fuerte golpe.

El joven cayó desde 5 metros de altura -por un barranco que da al mar- y cerca estuvo de desnucarse. Al punto que todavía hoy sigue sufriendo las consecuencias y recién podrá retomar su vida habitual en varios meses.

Gastón Andrieu (24) contó que él estaba “en la pista del boliche Only, en el complejo La Normandina”, de esa ciudad balnearia. Se encontraba “con un amigo, cuando ya estaban cerrando el lugar”, según explicó.

“No me di cuenta de eso y de repente nos vienen a echar. Un patovica me empujó para que saliera y casi me caí, porque me tropecé. Le empecé a preguntar qué pasaba, le pedí que me dijera algo, pero me seguían diciendo que me fuera”, relató Gastón, estudiante de Derecho y jugador de rugby en el club San Luis.

“de costado” y “al vacio”

El joven añadió que le “tiraron dos trompadas” y que él las esquivó. Después, que “otros dos empleados de seguridad” lo expulsaron del boliche “a los empujones”.

“En una rampa que es el camino a la calle, apareció alguien que me empujó de costado y me tiró al vacío. Primero me golpeé la cabeza con un techo, y después me di con la espalda en el piso de un depósito. Caí desde la altura de un segundo piso”, comparó Gastón.

Rápido, sus amigos fueron a socorrerlo y se encargaron de llamar a la Policía y a una ambulancia. Claro que la víctima no se acuerda de nada de eso. Según le dijo a este diario, cuando recobró el conocimiento estaba rodeado de gente, que le ordenaba permanecer quieto.

Desde donde se lastimó, en la zona de Playa Grande, lo trasladaron en una ambulancia hasta el hospital Regional de esa ciudad. “Ni siquiera tenían suero suficiente para pasarme”, apuntó.

Luego lo derivaron a una clínica privada, donde debió permanecer seis días. Y más tarde guardó reposo una semana, en la casa de una familiar.

A La Plata recién pudo volver dos semanas más tarde de lo pautado: “Ni siquiera me había ido de vacaciones, fue una escapada de fin de semana con mis amigos”, se lamentó.

El diagnóstico médico fue que a Gastón se le fracturaron tres apófisis cervicales, ubicadas en la parte posterior del cuello. “Por muy poquito no se me cortó la médula y me quedaba paralítico. Y si me golpeaba de otra forma también me podría haber muerto”, especuló.

El joven está lejos de recuperar su ritmo de vida habitual. Todavía lleva un cuello ortopédico, que deberá seguir usando tres meses más. Y no podrá jugar al rugby ni hacer otra actividad física “hasta dentro de un año”, aseguró. Pero todo podría haber sido peor: “No sé cómo sobreviví”.