Robaron 68 mil pesos en una casa de El Mondongo y ya están libres

“La pasamos mal”, se limitó a resumir la víctima. Algunas horas después de que todo terminó, una jubilada del barrio El Mondongo seguía aterrada. Ella “ni se dio cuenta” del momento en el que un trío de adolescentes había entrado a robar a su casa, según la Policía. Por eso es que para los ladrones el golpe estuvo cerca de ser como lo esperaban. Casi alcanzaron la impunidad.

En una sensación opuesta por completo quedó la mujer afectada, de 68 años, cuando ayer a las 10 de la mañana “fue hasta la planta baja de su domicilio y notó algo de desorden, hasta percatarse del asalto”, de acuerdo a lo que amplió un jefe de la jurisdicción.

Los ladrones -13, 15 y 16 años- llegaron hasta la esquina de 67 y 118. Vieron su chance y “se mandaron luego de forzar una puerta”, en la reconstrucción hecha por este medio a partir de esas fuentes.

No hay ningún dato preciso acerca de cuánto tiempo permanecieron en la casa revisándola en busca de plata y objetos de valor porque “la dueña no los escuchó”, insistieron los voceros.

Así, con la vivienda a su merced, los adolescentes terminaron encontrando un maletín con 68 mil pesos, aseguró una importante fuente de la seccional. Además se apoderaron de varias joyas valiosas, completaron los informantes en su reporte del hecho.

Una vez más la cuestión de las incertidumbres temporales: “La jubilada bajó por las escaleras y descubrió el robo, aunque no se sabe cuánto tiempo antes se habían escapado los delincuentes”, subrayó una fuente.

presos por un rato

Horrorizada por lo que veía, la mujer, que ayer no quiso hablar del caso y pidió que no se publicara su nombre, llamó al 911. Un grupo de policías que llegó en primer lugar vio a tres jóvenes y supuso que eran ellos. No necesitaron mayores confirmaciones: “Ni bien vieron al patrullero salieron corriendo”, se destacó.

Estaban cerca de la casa a la que habían entrado. Iban a pie, sin cómplices que los esperaran. Para los agentes fue cuestión de un minuto interceptarlos y reducirlos.

Durante la revisión que les hicieron, los uniformados no les encontraron ningún tipo de arma. Y aunque también buscaron volviendo para atrás en sus pisadas, tampoco había ninguna pistola o cuchillo “descartado”.

Todo lo que se llevaban robado fue devuelto a su dueña, tal como ella le confirmó a este medio.

Aún envuelta en el temor la jubilada evitó hacer declaraciones sobre lo que le pasó. Sólo dijo que seguía sintiéndose muy asustada por la situación y remarcó que la pasó “muy mal”.

Y el principal motivo de su miedo, plasmado con claridad en su cara y voz, obedece a que los tres ladrones, según se confirmó de varias fuentes, ya están en la calle otra vez.