Un policía baleó a un ladrón en B. Hipódromo y crece el miedo

Barrio Hipódromo volvió a ser el escenario de una serie de robos, algunos callejeros y otros frente a casas, pero siempre violentos. La tendencia ya no sorprende a nadie, aunque sí continúa preocupando.

El sector que últimamente se vio afectado por la inseguridad es el que se abre a un costado del boulevard 83, en el área comprendida entre la avenida 38 y diagonal 74.

Allí se vivieron asaltos callejeros la semana pasada, que reavivaron el alerta. El más grave fue un intento de entradera que padeció un vecino en 119 y 35.

Al hombre, un policía de Narcotráfico que volvía de trabajar vestido de civil, se le aparecieron dos delincuentes en moto, con intenciones evidentes de asaltarlo.

El episodio sucedió el lunes pasado pero recién trascendió en las últimas horas. El efectivo al parecer se resistió a la entradera y sacó su pistola, con la que hizo por lo menos un tiro. Ese disparo -no trascendió si hubo más- le pegó en el hombro a uno de los asaltantes. Ante esa defensa, decidieron interrumpir el robo y escaparse.

La Policía fue alertada por entonces pero en un comienzo no los ubicó mientras se escapaban. Sin embargo, “un rato más tarde un joven de 17 años fue a atenderse al hospital Gutiérrez por una herida de bala en el hombro, por eso se lo relacionó con este caso y se decidió dejarlo demorado”, explicaron las fuentes policiales vinculadas a la investigación. Tiene 17 años.

EN RIESGO

Al día siguiente, cuando habían pasado sólo 12 horas, una vecina de 35 y 118 volvió a sufrir otro hecho violento. Ella había ido a buscar a su hija a la parada del colectivo, distante a sólo una cuadra: “La voy a buscar igual por si le pasa algo”, argumentó.

Eran poco más de las 14.30 del martes cuando cuatro ladrones repartidos en dos motos, en apariencia menores de edad, las sorprendieron. Ninguno mostró armas pero aseguraron tenerlas. Las víctimas se quedaron estáticas. Eso fue apenas lo primero que les harían.

“A mi hija la tironearon de los pelos y la empujaron al suelo. Yo forcejeaba con ellos pero igual le robaron la cartera”, recordó la mujer.

Desde entonces sus recaudos al andar en la calle son todavía mayores. Sobre todo, porque el fin de semana volvieron a ver a esos mismos delincuentes pululando por el barrio. “Si saben que esto pasa y no saturan la zona, ¿es realmente como dicen que no tienen personal suficiente?”, cuestionaron.