Una bala perdida lo mató mientras dormía en Tolosa

Una nueva muerte en la periferia platense encierra tanto misterio como indignación en el barrio de Tolosa. A partir de un balazo que alguien disparó -aún no se sabe para qué- todo se conjugó en favor de la mala fortuna: el proyectil entró por una pared de madera y fue a dar a la nuca de un chico de 19 años que dormía en su cuarto. Luego de una agonía de 14 horas, murió en un hospital.

Habían pasado pocos minutos de la medianoche de ayer. En 28 entre 524 y el arroyo del Gato, en el contexto de un barrio de emergencia, Cristian Franco ya se había acostado a dormir.

Le esperaba para ayer un nuevo día como cualquiera, que incluía asistir a la escuela, trabajar en una cooperativa municipal y entrenar con sus compañeros de fútbol en el club Malvinas.

El muchacho no pudo hacer nada de eso. En el medio de la oscuridad de la noche se oyó la explosión fuerte de lo que parecía un tiro.

Las presunciones se comprobaron en cuestión de segundos. “Alguien llamó pidiendo ayuda desde la pieza. Cuando mi mujer fue a ver qué pasaba, se lo encontró a Franco alrededor de un charco de sangre”, describió Miguel Ruiz (28), la pareja de la madre del joven fallecido.

El cuadro era cada vez más desesperante. Cristian no respondía y la policía repetía a los gritos que una ambulancia debía ir al lugar.

Una vez más, los médicos del 107 “nunca llegaron”, aseguró Miguel. Ante la urgencia cada vez más apremiante los oficiales cargaron al herido en un patrullero hasta llevarlo al hospital de Gonnet.

Todo lo que los médicos pudieron hacer terminó por ser en vano, porque Cristian finalmente murió cerca de las 14 de ayer.

¿Quién disparó y para qué? Son dos preguntas que hasta ahora nadie pudo contestar. Miguel tiene su propia hipótesis: “Tal vez estaban probando un revólver... La verdad es que acá se escuchan tiros todas las noches”, aseguró.

La Policía Científica hizo dos revisiones en el lugar para hallar pistas esclarecedoras, “pero no encontró nada”, dijeron en el barrio.

Todos allí se lamentaban por la muerte de Cristian, el mayor de seis hermanos, “que era un pibe bárbaro, que no se metía con nadie”, según lo catalogó Miguel.