Una jubilada de 89 años puso en fuga a un delincuente en La Loma

Tiene 89 años y vivió casi siempre en la misma casa de La Loma. A Irma Seroni jamás le habían entrado a robar, pero eso no impidió que, cercada por un ladrón que decía estar armado, alcanzara a escaparse para pedir ayuda a los gritos y evitar el asalto que empezaba.

El sábado, cerca de las 20, la jubilada se había olvidado entreabierta la puerta de calle, que conecta la vereda con un patio frontal. Un ladrón, que rondaría los 20 años, andaba a pie por el barrio: dobló la esquina y continuó por 42 entre 21 y 22. Ahí se dio cuenta de su oportunidad y quiso aprovecharla.

No trascendió cómo, pero la abuela se topó con el delincuente ni bien ingresaba a la vivienda. “Le empezó a decir que le diera toda la plata, porque si no la iba a matar, y amagaba con sacar un arma”, comentó Horacio, su sobrino.

Tal vez por no creer en el engaño (todos los voceros creen que el ladrón no tenía ninguna pistola) o porque fue lo primero que le surgió hacer, Irma alcanzó a salir a la calle para pedir ayuda.

Con algo de desconcierto el delincuente se dio cuenta de que, si se quedaba a revisar el inmueble, lo iba a descubrir más gente. Por eso decidió escaparse corriendo en dirección a diagonal 73.

Los vecinos que la oyeron gritar llamaron al 911. La policía se esforzó en buscar al sospechoso pero no lo encontraron.

Mientras los patrulleros se desparramaban por La Loma sin éxito, la jubilada se quedó temblando del susto: era la primera vez que le entraban a robar en casi 90 años viviendo ahí.

Sin ánimo de hacer la denuncia, Irma se quedó con la compañía de su familia. Ayer seguía aterrada.

El barrio se consternó por este nuevo episodio de inseguridad que, para Horacio, “fue una desgracia con suerte”.