Motochorros sin freno en Villa Castells: una pareja de novios, el último blanco

Los casos de inseguridad se acumulan en los últimos días en Villa Castells. La preocupación vecinal se aviva a la par de que esos episodios parecen tornarse más violentos. Las últimas víctimas de esta tendencia fueron dos novios adolescentes y la modalidad fue la de un par de motochorros armados.

La pareja estaba llegando a la casa de ella, en 10 entre 504 y 505, a las 23 del domingo. El había detenido su auto a mitad de cuadra: ya se estaban por bajar y ninguno de los dos vio aparecer a los delincuentes.

“Llegaron de repente. Cada ladrón fue hasta las dos ventanillas y les apuntaron con pistolas. Constantemente los amenazaron con que los iban a ‘bajar’ si no les daban todo. Lo de siempre”, resumió Fabiana, la madre de la chica.

La pareja no tuvo ninguna intención de resistirse. Entregaron sus dos celulares y la billetera del muchacho con plata y documentos.

Todo iba como querían los motochorros, que no se preocuparon en taparse las caras. Pero el asalto dio un giro cuando a la joven la asustaron con más amenazas. Su novio salió del auto para pedirles a los delincuentes que se fueran.

Su actitud le valió que los ladrones lo obligaran a arrodillarse al piso y, ya reducido, le pegaran dos culatazos en la cabeza que lo dejaron lastimado, de acuerdo al relato que Fabiana le hizo a EL DIA.

Así se cerró un nuevo asalto callejero por el que hay una denuncia policial. Los delincuentes huyeron sin intenciones de entrar a la vivienda ni de llevarse el auto. En el expediente, según trascendió, no hay nadie sospechoso ni identificado.

secuelas del miedo

Las acciones del robo terminaron a los pocos minutos, pero las secuelas en las víctimas se estiraron mucho más. El joven tuvo que recibir atención médica por los golpes, y la chica pasó un lunes para olvidar.

“Tuve que acompañarla a tomar el micro porque tenía miedo de salir. Y en su trabajo, en un local de comidas del centro, tuvo un ataque de pánico. A la gente que la asaltan le pasa eso: cree que ve a los ladrones por todos lados”, relató Fabiana.

Y otra extensión del temor tiene que ver con el posible reconocimiento de los delincuentes por parte de los asaltados. Allí juegan fuerte el miedo de sufrir represalias por parte de los allegados a los ladrones, en el supuesto caso de que la policía los detenga.

“La Policía nos comentó que el trámite es muy engorroso. ¿Vale la pena arriesgarse por un par de celulares?”, fue la pregunta retórica de la mujer.

Los episodios de robos callejeros se apilan en la estadística. Sin dar sus nombres ni prestarse a las fotos, muchos vecinos hablan de una situación “permanente” de hechos delictivos en su barrio, a pesar de que la Policía intenta prevenirlos con motos, autos y hasta a caballo.

POR ARRIBA DE UN TAPIAL

En tanto, también trascendió otro robo, perpetrado a manos de ladrones que escaparon en moto, en una vivienda de 10 entre 489 y 490.

En este hecho, los autores del golpe habrían escalado una pared para acceder al interior de la finca.