“Yo no hubiera hecho esta reforma del Código Civil…”

“Yo no hubiera hecho esta reforma del Código Civil, que sólo en principio parece ser integral pero que en verdad no lo es. Una modificación de esta magnitud tendría sentido y justificación si se hubiera cambiado todo el cuadro normativo, pero aquí, por ejemplo, las materias de obligaciones y de contratos quedaron casi iguales. En cambio, sí se han producido reformas de fondo en lo que concierne a la capacidad de las personas o al régimen de familia, pero insisto en que no hacía falta reformar todo”, dice el platense Félix Alberto Trigo Represas (87) considerado como una personalidad de relieve en el universo jurídico del país.

En pocos días se le tributará un homenaje a su trayectoria de abogado, docente universitario y autor de libros de derecho que lo han convertido en un referente obligado y brillante. El próximo 5 de noviembre la Universidad Notarial Argentina lo designará doctor honoris causa, en un acto que se iniciará a las 20 en la sede del Colegio de Escribanos, al que asistirán abogados de todo el país y de las principales academias y entidades nacionales.

“Claro que me siento honrado…Es un gran halago. Pero qué otra cosa que abogado podría haber sido yo”, pregunta sonriente en su luminoso departamento de calle 8, cercano a la Legislatura, con el balcón al frente cubierto por los geranios y malvones que cuida su mujer Mabel Nora Actis Caporale.

Su padre, Felix Trigo Viera, fue también un conocido abogado y además ejerció el cargo de gobernador, nombrado como interventor por el presidente Arturo Frondizi para que sucediera a Oscar Alende, cuando se produjo la crisis política de 1962, con el triunfo del peronista Andrés Framini.

La infancia de Trigo Represas se desarrolló primero en cercanías de la plaza Paso (el hogar familiar quedaba en 45 entre 13 y 14), pero el médico que atendía su asma sugirió a los padres que se mudaran a City Bell que, por entonces, era considerado una suerte de Córdoba terapéutica, por la bondad de su aire y la menor humedad. “Jugué al fútbol cuando la salud me dejaba. Mi padre llegó a jugar en la 5ta división de Estudiantes” recuerda. “En la familia somos todos pinchas, de varias generaciones”.

Viudo a los 34 años, tuvo un primer hijo de ese matrimonio, el también abogado Enrique Alberto Trigo Represas. Casado hace más de 30 años con Actis Caporale tuvo con ella una hija mujer, Silvina, licenciada en Informática. Tienen cuatro nietos: Patricia, Alejo y los mellizos Diego y Verónica. “Los nietos crecieron y ahora me miran desde arriba...”.

Muchos de sus amigos ya no están, pero le quedan varios. Menciona primero a dos ingenieros: Rodolfo Montalvo y a Rodolfo García Varela. Perol los otros, claro, son abogados: Rubén Compagnucci del Caso y Augusto Mallo Rivas.

¿Dónde hizo el primario y el secundario?

“Esa es una historia larga. Por el problema del asma, mis padres fueron a City Bell así que empecé el primario en la Escuela pública número 12. En City Bell nos hicimos amigos con el después poeta Roberto Themis Speroni y con los chicos de la familia Urraza. Pero a mitad del primario volvimos a La Plata así que estuve un año en la escuela 2, de 9 entre 47 y 48 y terminé el primario como medio pupilo en el colegio Monseñor Rasore, de los maristas, en 46 entre 7 y 8. El secundario lo hice en el Nacional, pero como yo era muy estudioso decidí primero dar dos materias –Gramática y Matemática- para librarme así del examen de ingreso. Resulta que me entusiasmé y entonces decidí dar primer año libre, así que aprobé cinco materias en diciembre y las restantes en marzo, de modo que entré a segundo año”.

A toda persona qué cursó en el Nacional y en la década del 40 se le vuelve casi obligatorio decir qué profesores tuvo y a cuáles admiró más…

“Sí, así es. Lo tuve en instrucción cívica a Carlos Sánchez Viamonte, un maestro. En Literatura lo tuve a Ezequiel Martínez Estrada…se imagina eso. Yo fui un tiempo el alumno preferido de Martínez Estrada, porque me gustaba ya leer y escribir cuentos…Una vez me presenté a un concurso de cuentos que hacía una revista de historias policiales, muy conocida entonces…¡Y lo gané…! El cuento que me premiaron se llamaba Crimen en el Cementerio…por algún lado de mi biblioteca debe estar…Cuando Martínez Estrada llegó al aula mis compañeros lo recibieron entusiasmados por mi premio y se lo contaron …El primero se alegró y me preguntó sobre qué era el cuento. Le dije que era un cuento policial…Para qué…se le estiró la cara, se puso serio y expresó algo así como un berrinche. No le gustaba para nada ese género…Otros grandes profesores que tuve fueron Loedel, Charola, Capelli”.

Había tranvías en aquella ciudad…usted iría al colegio en tranvía…

“Claro que sí. Lo tomaba en 45, en la puerta de casa. Fueron un medio de transporte maravilloso. Llegaban a todas partes, lo comunicaban a uno con los puntos más distantes de la ciudad”

De chico le gustaba la literatura policial…

“De chico y luego a lo largo de toda la vida. Todavía me gusta. Conan Doyle es mi autor preferido. Pero también me gustó siempre lo que luego se llamó ciencia ficción. De chico iba a ver en el cine Astro las series de Flash Gordon y recuerdo que en el diario Crítica había una historieta que se llamaba “Jorge, el hombre relámpago”, que en realidad era el mismo personaje…Después se acentuó mi vocación por las novelas policiales y me leí toda la colección del Séptimo Círculo, que ahora está siendo reeditada. Me encanta Nicolas Blake y directamente me fascinó la literatura policial cuando se entremezcló con la ciencia ficción, en el caso de Asimov. También me gusta Ray Bradbury”

¿De dónde le vino la vocación por el derecho?

“No vino, creo que siempre la tuve, desde muy chico. Sería por mi padre que era abogado y estaba rodeado por colegas. Me recibí pronto y además trabajé varios años en los Tribunales penales. Allí conocí gente maravillosa, que sabía de leyes y procedimientos como nadie y algunos de ellos ni siquiera eran abogados. Después de esa experiencia, giré hacia el derecho civil y comercial y empecé a trabajar con Francisco Oleastro. Tuve cargos en la Asesoría de Gobierno, en la Fiscalía de Estado y otros organismos”.

Antes había gente más capacitada. Los oficiales Primero y Segundo de los juzgados conocían la parte procedimental mejor que nadie. En tribunales, en los estudios, había gente que conocía perfectamente su trabajo. Eso se ha venido perdiendo

¿Cómo se define a usted mismo como abogado?

“Yo era un tipo pensante que resolvía bien las cosas”

¿Qué opina de la mediación prejudicial?

“Creo que es muy útil. Empezó después que yo dejé la profesión. Pero mi idea es que muchas veces hablando se pueden arreglar cosas que parecían imposibles de conciliar. Es un buen paso previo para el derecho”.

¿Cómo ve la evolución de la abogacía en estas últimas décadas?

“Creo que todo fue para mal, que la evolución no ha sido positiva. Antes había gente más capacitada. Vea, los oficiales Primero y Segundo de los juzgados conocían la parte procedimental mejor que nadie. En todos lados, en tribunales, en los estudios, había gente que conocía perfectamente su trabajo. Eso se ha venido perdiendo. Y quiero nombrar a dos oficiales primeros para mí inolvidables: uno fue Elguera y el otro Miguelito Szelagowski, que después fue abogado e intendente. Fueron un lujo como oficiales primero”.

Si usted pudiera impulsar alguna medida para La Plata, ¿cuál sería la más importante?

“Sin duda, aquella de naturaleza hidráulica que evitara futuras inundaciones. La inundación que sufrimos fue espantosa y no debe repetirse”.

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Si bien considera que la reforma del Código Civil no fue necesaria, fue convocado por una importante editorial jurídica para que comentara –junto a Compagnucci del Caso- el nuevo capítulo de obligaciones, en lo que resulta ser el tomo IV de la obra recién publicada. La vida de Trigo Represas transcurrió junto a la de otros grandes maestros del derecho, como Enrique V. Galli, Acdeel Salas y López Olaciregui, entre muchos otros. Fue titular por concurso de la cátedra de Civil II en la UNLP. En esa misma facultad fue decano y profesor en cursos de posgrado. Es profesor emérito de la UCALP y miembro de la Academia Nacional del Derecho. En el Colegio de Abogados de La Plata , ejerció la vicepresidencia, fue presidente del Tribunal de Disciplina y es miembro del Consejo Consultivo. Fue Fiscal de Estado adjunto de la Provincia de Buenos Aires: Secretario General del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación. Autor de numerosos tratados de Derecho Civil, libros e infinidad de artículos publicados en las principales revistas jurídicas de nuestro país y del extranjero. Conferenciante invitado a los más prestigiosos foros jurídicos y premiado por sus artículos y trayectoria. La biblioteca de Trigo Represas excede ya los numerosos estantes dispuestos para contenerla. La platería y otros adornos de su casa –lo dice su mujer, mientras él sonríe- se encuentran en permanente riesgo, ante el espacio que les va arrebatando la constante llegada de más libros.