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Memorias de un luchador que se hizo libertario en La Plata

Sigue defendiendo con ardor sus ideales y escribió un libro, "Memorias de un anarquista" en donde repasa todas sus luchas, en el país y en la Guerra Civil en España

Memorias de un luchador que se hizo libertario en La Plata
18 de Septiembre de 2000 | 00:00
"Soy optimista a lo Popper, por deber moral", afirma de manera contundente José Grunfeld o Grinfeld como parte de sus familia, un joven libertario de 93 años que abrazó el anarquismo en La Plata, influenciado por su hermano mayor, Rafael Grinfeld, el reconocido físico y matemático. Militante desde su adolescencia, fue partícipe de la Guerra Civil Española ocupando importantes cargos en las organizaciones libertarias de la República y luego, al regreso, en nuestro país. Testimonio y parte a su vez de esa vida apasionante es su libro, "Memorias de un anarquista" que acaba de ser publicado. Porque don José, con sus más de 90 sobre los hombros, reconoce que "todavía sigo luchando". De visita ayer en La Plata, en la casa de su hermano, charló con nuestro medio y aclaró que "el libro llega hasta el año 62. Ahora me falta escribir la otra parte. Porque faltan 31 años de actividad intensa".
Advierte que "es posible que nuestras ideas no sean aplicables totalmente, pero pueden ser una orientación para una sociedad más razonables que la actual". Vive en Lanús "con mi esposa. Estoy casado en terceras nupcias; tengo dos hijas, cinco nietos y un montón de sobrinos queridos". Con sus 93 años viaja solo en tren, hace el transbordo en Avellaneda, protesta por las condiciones en las que están las estaciones y camina. "El otro día me golpearon con la culata de una pistola y me robaron un bolso", dice al pasar.
Llegó a La Plata a los 17 años. "Aquí se habían instalado ya mis padres y mis hermanos y Rafael ya estudiaba Física. El es Grinfeld y yo Grunfeld, pero tenemos los mismos padres. Lo de la u y la i fue un capricho del empleado que nos anotaba en el Registro Civil de Moises Ville, Santa Fe, en donde nací. Cuando vine a La Plata no militaba. Trabajaba y salíamos con mis hermanos Abelardo y David, íbamos al cine que daban películas de aventuras en series, todos los domingos. Paseábamos por el Bosque, remábamos. La Plata ofrecía cosas muy interesantes para los jóvenes de entonces con su Museo, el Zoológico y desde ya, la cancha que se inauguró en ese momento de Gimnasia".
"Mi militancia -explica- llegó con mi hermano Rafael, ayudándolo en la campaña por Sacco y Vanzetti. El era libertario desde su tiempo de estudiante secundario en la ciudad de Santa Fe, en su escuela Industrial, una de las mejores del país. Aquí me entusiasmaron esas ideas que aún me acompañan y allí conocí entre otros a José María Lunazzi. Ibamos a los picnics en Punta Lara y Palo Blanco y a uno de ellos llegó, cuando ya todo terminaba, Severino Di Giovanni, un personaje que para nosotros fue funesto, aunque algunos oportunistas lo traten de rescatar".
"Conocí gente muy importante para mi en La Plata, como David Kraiselburd, Jacobo Maguid, Jacobo Prince al que reencontré en España. Pero yo he sido hombre de trabajo y de formación autodidacta. Llegué hasta 4º grado y trabajo desde los 10 años. Hice de todo, desde empleado de una verdulería a vendedor de libros. Siempre mercantil, que fue el gremio en el que luché. Aproveché mucho mis detenciones en las dictaduras de Uriburu, con la que estuve un año preso en Devoto y con la del 43, que me tuvo otro año en Rosario. Pero soy fundamentalmente un autodidacta".
En su libro, de reciente salida, hay una foto de Grunfeld joven y con capote similar al militar. "Está sacada en el barco cuando tuve que abandonar España en abril de 1939. En Londres nos tenían que hacer un documento. Yo tenía 33 años entonces". En España estuvo con su compañera de entonces y madre de sus dos hijas, Anita Piacenza, "que actuó allá en plena Guerra Civil en Barcelona y en el periódico "Tierra y Libertad" que dirigía el ingeniero Maguid, que se había recibido en La Plata. Yo ejercí cargos en Barcelona. Fui secretario provisorio de la Federación local de grupos anarquistas hasta que el secretario regresó del frente de batalla y yo trabajé en la organización de las defensas de la Federación catalana anarquista y socialista. Después fui a Valencia. En realidad, en la Guerra Civil no había frente. Bombardeaban tanto las ciudades los aviones italianos y alemanes que se perdía la vida en uno y en otro lado. Recuerdo a un amigo que había estado nueve meses peleando en el frente, volvió a Barcelona a ver a su familia y murió en el bombardeo a la ciudad".
"La República y aquellos momentos demostraron que era posible resolver los problemas económicos y se hicieron prodigios de equidad, sin bajar la producción. Allí se trabaja conjuntamente con los socialistas". Se le pregunta a don José, después de tanta herida abierta, familias partidas y tantos muertos, cómo España pudo cerrar ese capítulo. "El pueblo español demostró ese afán de terminar con ese pasado de enfrentamientos, como lo hizo a partir del pacto de la Moncloa. Fíjese que después de tanto combate y muerte, se han convertido en una minoría ínfima los que siguen alentando los enfrentamientos".
"La Europa que ha surgido después de la guerra, demuestra la gran transformación socioeconómica que se ha producido. En Europa la estructura sociopolítica está orientada al bienestar general y no a favorecer a los aprovechadores de siempre como aquí. Yo creo que la ausencia de apetitos, de ambiciones de poder y de riqueza nos permiten a los libertarios ser útiles a nuestros semejantes y nos permite ver los problemas con mayor profundidad, siempre y cuando abandonemos esquemas anacrónicos que fundan la solución en trastornos catastróficos como se creía antaño con la revolución social. Yo no me calmado para nada y sigo defendiendo ardorosamente mis ideales. Yo no silencio el absurdo destructivo y violento que algunos tratan de imprimir a la historia. Yo defendiendo como Camus, que las utopías positivas deben basarse en el respeto a la vida de todos los seres humanos".
José Grunfeld ("o Grinfeld, como más le guste", dice)a los 33 años cuando abandonaba España en 1939 y la tapa de su libro de reciente aparición

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