Cierra el Mustang Ranch, famoso burdel donde mataron a Bonavena
| 20 de Julio de 1999 | 00:00

Pese a todos los problemas, el Mustang Ranch sigue siendo el burdel más famoso de Nevada. Sigue funcionando como lo ha hecho siempre y ya nadie recuerda anteriores remates y quiebras ni mencionan su futuro cierre. Desde ya, también olvidan que el 22 de mayo de 1976 fue asesinado allí Ringo Bonavena, una de las figuras más queridas que ha dado el box argentino.
El propietario era entonces Joe Conforte y Ringo fue su empleado. Por razones que se desconocen uno de los guardaespaldas de la casa lo mató de un balazo cuando el boxeador argentino intentaba ingresar al Mustang Ranch. Por el crimen fue detenido Williard Bryme, el hombre de confianza de Conforte.
A partir de entonces, el Mustang Ranch comenzó a decaer y en setiembre de 1990, quebró. Fue a remate dos meses después y lo adquirió el mismo Conforte a través de personeros que le sirvieron de pantalla. En ese momento se echó la culpa al Sida por la merma de clientes. También se habló de la fortuna que perdió Conforte para sacar de la cárcel a Bryme.
Manejado como siempre por Conforte, pero adecuado a los nuevos tiempos, el Mustang Ranch recobró poco a poco su vida y volvió al éxito de los primeros tiempos. Entonces fue el Estado el que se cruzó en el camino del empresario ítalo-norteamericano y lo acusó de corrupción. Y le ganó la batalla condenándolo a cerrar.
Pero eso será más adelante. Hoy, como hace años, con el sol de Nevada cayendo con toda su fuerza, los hombres llegan solos o en pequeños grupos. Tocan la campanilla y la madama los deja atravesar la verja de hierro. Luego una docena de mujeres en bikinis, camisones, o shorts bien cortos, se acerca desde el bar, surcando la alfombra roja con sus tacos mientras se alinean, con una sonrisa dura y cruzando sus pies como una aspirante a Miss América.
A veces los hombres hacen su elección y se dirigen a un dormitorio. Más frecuentemente, se quedan parpadeando, con los ojos fijos, antes de dirigirse al bar para un trago que los reconforte. Las mujeres se arremolinan en torno a ellos, llenando el aire con el aroma a frutas del perfume que les vende la corredora de Avon.
Ninguno habla sobre los malos tiempos que vendrán. Ninguno menciona que el "mundialmente famoso Mustang Ranch" como dicen los anuncios, jarros de cerveza y camisetas, está por cerrar. "Es triste pensar en eso" , dijo una mujer con largo y elaboradamente ondulado pelo negro, uñas iridiscentes y un par de hot pants turquesa. "Nadie quiere creer que el Mustang realmente está por cerrar".
En el condado de Storey (población 2.700, diseminados en más de 200 millas cuadradas de colinas y matorrales, al Este de Reno), la gente no quiere creer que el gobierno ganó su juicio por corrupción contra los propietarios del burdel. Más aún, no pueden creer que el gobierno puede cerrar el burdel más famoso y antiguo precisamente en el único estado de la nación que los permite funcionar.
La gente teme que la situación del Mustang Ranch dará a los enemigos de los burdeles una grieta para impulsar un movimiento que elimine para siempre los 35 prostíbulos de Nevada. Pero los fiscales federales mantienen que tenían que hacer algo con las violaciones de la ley que cometía el Mustang Ranch, que desprestigiaban a todos los prostíbulos.
Hace dos semanas, un jurado federal en Reno ordenó a los propietarios del burdel que lo entregaran al gobierno, junto con otras propiedades pertenecientes a dos compañías acusadas y condenadas por constituir una pantalla para el verdadero propietario, Joe Conforte. La ex madama del Mustang y comisionada del Condado de Storey, Shirley Corletti, fue condenada por conspirar para proteger a su verdadero jefe.
Conforte, la fuerza que impulsó la legalización de la prostitución en Nevada en 1967, fundó el Mustang Ranch en 1955 y fue su dueño hasta 1990, cuando el organismo recaudador federal (Internal Revenue Service) confiscó el burdel por evasión impositiva. El gobierno arguyó exitosamente que Conforte recompró el ranch en un remate impositivo por pocos centavos por cada dólar, usando testaferros, y que ha continuado regenteándolo como fugitivo en Sudamérica.
El gerente general del burdel, Robert Del Carlo, que abandonó su puesto como sheriff del condado de Storey luego de 28 años para asumir su cargo en el Mustang Ranch el año pasado, ha mantenido un perfil bajo. Pero otros recuerdan a Conforte, que ahora tiene 80 años, como el dueño. Lo describen como un tipo con la voz áspera que regalaba 200 pavos cada día de acción de gracias.
"Nunca mencionan su lado bueno", dice la encargada del estacionamiento del Ranch. Respaldo para el Mustang y para un anexo conocido como Mustang II, es comprensible aquí. El burdel, que emplea a 75 personas a tiempo completo y a otros 80 que trabajan allí como contratistas independientes, es la tercera fuente de trabajo en el condado, detrás de una fábrica y el distrito escolar. El condado, donde hay más perdices y conejos que contribuyentes, descansa sobre el Mustang que le aporta 500.000 dólares de ingresos por año, un octavo del presupuesto total.
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