En el servicio militar no se aceptan tatuajes visibles

Salvo los casos en que los dibujos "no sean exagerados", los aspirantes son rechazados

Los aspirantes con tatuajes visibles son rechazados en el servicio militar optativo. Al igual que con el pelo largo o la utilización de alhajas, la norma rige a partir de un concepto estético. "Se aceptan siempre y cuando no sean exagerados", dicen en el Ejército, aunque los mismos requisitos corren para los postulantes a "colimbas" de cualquiera de las tres Fuerzas Armadas.
El criterio para medir si un tatuaje es exagerado es el límite del uniforme. La inscripción en la piel no puede ser grande ni estar ubicada en un lugar del cuerpo que no oculte la vestimenta oficial. La especificación se detalla en el reglamento que la División de Reclutamiento y Movilización entrega a todos los aspirantes a soldados y además, el equipo médico que evalúa el estado físico del postulante es, en definitiva, el que tiene la última palabra para aceptarlo o rechazarlo por el tamaño del tatuaje.
Fuentes del Ejército aseguran que alrededor de un 10 por ciento de los inscriptos en el servicio militar optativo son rechazados por tener tatuajes que exceden las dimensiones permitidas. Sin embargo, y tras admitir que no ingresan a esas filas quienes portan inscripciones "visibles", oficialmente se asegura que no son muchos los aspirantes no cumplen con ese requisito. "Es difícil que se presenten con tatuajes exagerados", afirma el jefe de la Agrupación de Comunicaciones 601 de City Bell, coronel Jorge Tabares.

ALHAJAS Y MAQUILLAJE
Para explicar el origen de ese requisito, el militar a cargo del batallón 601 esgrime razones estéticas y desestima que se trate de una medida discriminatoria. "Mientras el tatuaje no se vea, no es impedimento para ingresar a la Fuerza. De ningún modo es causa de rechazo, pero hay límites. El tamaño de los tatuajes forma parte de las reglas de admisión, como la estatura. No puedo imaginar, por ejemplo, un soldado con la cara tatuada. Pero si con el uniforme puesto el dibujo no se ve, no hay ningún problema en aceptarlo", señala.
El criterio para los tatuajes es similar al del uso de alhajas o de maquillaje en las mujeres soldados. Por reglamento, en las Fuerzas Armadas no se admiten demasiados accesorios. Sólo es posible llevar reloj, alianza matrimonial, una cadena sobria y aros pequeños (ésto sólo para las conscriptas).
Los hombres deben tener el cabello corto, y las mujeres "ordenado". Si lo tienen largo, adentro del regimiento están obligadas a usarlo recogido a modo de rodete. También hay que respetar algunas pautas en el arreglo femenino. El reglamento dice, en ese sentido, que las integrantes de las Fuerzas Armadas pueden maquillarse siempre y cuando "no se altere exageradamente las facciones".

LA "COLIMBA" VOLUNTARIA
El servicio militar voluntario, que reemplazó al obligatorio a partir de 1995 al sancionarse la ley nacional 24.429, resultó una alternativa laboral a tener en cuenta por muchos jóvenes. A la vocación se le suman educación, salario y obra social. Eso es lo que explica el crecimiento de aspirantes que se ha dado desde que se implementó esta modalidad.
Este año, 1.100 jóvenes que querían ser soldados pasaron por la División de Reclutamiento y Movilización de La Plata. Desde que es optativo, el Ejército recibió en esta región un promedio de 500 aspirantes por año, tras el "pico" de inscriptos que se registró en el primer período que se puso en marcha el nuevo sistema, que alcanzó las 700 solicitudes.
A nivel nacional, las cifras también dan muestras de esa evolución. En 2002, en las 27 divisiones de reclutamiento del Ejército repartidas por todo el país, se anotaron 20.925 postulantes. Si se lo compara con los alrededor de 15.500 que se presentaron en 1999 el dato habla del aumento del interés por ingresar en la Fuerza.

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