La avalancha judicial que se viene sobre Conzi

Presuntos fraudes, amenazas, lavado de dinero, extorsiones, falsificaciones de documentos, evasión impositiva. Desde 1993 el llamado Clan Conzi ha convivido con todas esas imputaciones hechas por distintos jueces de diferentes fueros. Y ahora una nueva avalancha de carátulas judiciales podría caerle encima inmediatamente detrás de la que lleva el nombre de Marcos Schenone. Es que, como una ficha de dominó que en su caída arrastra a otras, la investigación por el homicidio podría derivar en ocho causas conexas donde los imputados serían, además de Horacio Conzi, varias personas de su entorno.
Según distintas fuentes, la vida judicial de los Conzi empezó mucho antes de que a Horacio se le imputara el crimen de Schenone. Desde 1993 el Banco Central los tenía en la mira por el libramiento de cheques sin fondos por alrededor de 400.000 pesos y la entonces DGI les reclamaba cerca de 200.000 pesos en concepto de impuestos por bienes personales.
En 1994 Horacio Conzi fue imputado por el homicidio de un joven con antecedentes penales que supuestamente quiso asaltar al empresario mientras éste conducía su auto BMW por la avenida del Libertador, cerca de donde ocurrió el asesinato de Schenone. La justicia determinó que el episodio había sido un exceso en la legítima defensa y Conzi, tras permanecer menos de 24 horas detenido, recuperó la libertad.

AMENAZAS, EXTORSION
Desde 1997 -año en que los Conzi consolidaron su crecimiento económico al ganar un juicio por casi 9 millones de dólares a la petrolera Esso- diferentes estamentos judiciales han investigado a los hermanos de la noche de San Isidro. Desde abril de 2002, por ejemplo, en el fuero Correccional se tramita una causa por presuntas amenazas a inspectores de esa compañía productora y vendedora de naftas. Incluso una Cámara del Crimen debe resolver si la causa debe caratularse como amenazas o como extorsión. El caso es una derivación de otros asuntos judiciales, entre ellos una demanda por 124 millones de dólares que los Conzi le iniciaron a la Esso y que los ha puesto en la mira del FBI. El organismo de seguridad norteamericano sospecha -según consta en los expedientes- que los Conzi habrían "scaneado" la firma de un gerente de la compañía para avalar la rescisión de un contrato que dio origen a la demanda.
Desde diciembre de 2002 el fiscal Ricardo Costa los investiga por su lado por presuntas amenazas, denunciadas por ex empleados del restaurante Kansas, la competencia del Dallas de los Conzi. El caso está listo para ser ventilado en juicio oral.
La formación de once sociedades, entre cuyos presidentes hay empleados de limpieza, choferes y mozos que trabajan para los Conzi, dio lugar a su vez a una investigación sobre evasión fiscal y lavado de dinero. Curiosamente, entre esos supuestos testaferros hay un tal Ignacio Martínez, empleado del estacionamiento de Dallas; el mismo nombre y apellido del documento falso que Horacio Conzi llevaba en el momento de ser detenido y que le valió la apertura de otra causa en su contra en el fuero federal.

ENCUBRIMIENTO
Ahora el crimen de Marcos Schenone por el que está imputado Horacio Conzi puede descargar sobre los hermanos y un grupo de sus amigos y socios una nueva avalancha de causas judiciales.
Según explicaron fuentes judiciales, Hugo, el hermano de Horacio, no podría ser imputado de encubrimiento debido al lazo familiar que lo une al acusado. Pero en cambio podría ir preso si la Justicia comprueba que fue él quien colocó la bomba casera que estalló en su chalet poco después del asesinato de Schenone.
Durante las pesquisas para apresar a Horacio, la Justicia intervino casi todos los teléfonos del clan Conzi. Y entre las conversaciones que oyó figuran varias relacionadas con transferencias de dinero a bancos, hoteles y empresas radicadas en el Uruguay. Estos datos pasarían a engrosar la causa por presunto lavado de dinero que desde el 2000 se tramita en un juzgado de San Isidro.
La avalancha judicial que se le viene a los Conzi podría arrastrar a Roberto "Roby" Halbinger, íntimo amigo de Horacio y sobre quien los fiscales tienen sospechas de que no sólo condujo al prófugo hasta Mar del Plata -como él mismo declaró en la causa- sino que además pudo haber llevado el volante de la camioneta de Conzi durante la trágica persecución al remise en que viajaba Schenone.
Otro allegado bajo la mira judicial es Antonio "Toni" Papasidero, miembro de Las Olas Corp, una de las cuatro empresas que manejan el complejo Dallas-Las Olas Boulevar. Los fiscales, en base a información que la SIDE aportó a la causa, creen que fue el último contacto de Horacio Conzi desde la clandestinidad y el supuesto enlace entre miembros de fuerzas de seguridad que habrían presuntamente "colaborado" para que se mantuviese prófugo.
Pero hay más. De la lectura de varios testimonios que constan en la causa por la muerte de Schenone podrían surgir otras imputaciones contra los Conzi. Por ejemplo, se sabe que la AFIP no dejaría pasar los testimonios de los empleados que ante los fiscales Cohan y Collantes aseguraron que "en Dallas trabaja personal en negro". Del mismo modo, Hugo Conzi podría ser imputado por amenazas a empleados suyos que declararon bajo identidad reservada y que aseguraron haber oído la advertencia: "al que habla lo acribillo".

HIPOLITO SANZONE