Las ferias americanas se instalaron en la Ciudad

Cada vez hay más locales dedicados a la compra-venta de ropa usada

La tendencia se instaló en La Plata. Algunos -los más- las visitan para ahorrar dinero en indumentaria; para otros en cambio, son los lugares ideales para encontrar ropa con onda "retro". Son las ferias americanas, que comenzaron a crecer en la capital federal y el Gran Buenos Aires tras las crisis de 2001, y ahora se esparsen en distintos barrios de La Plata e incluso en el casco céntrico. Son negocios atiborrados de mercadería, ambientados básicamente con percheros y estantes cargados de prendas y accesorios, y donde se puede comprar, vender y también hacer trueque.

Las ferias americanas ofrecen de todo: vestidos, camisas, pantalones, jeans, zapatos, carteras, abrigos, trajes y cualquier prenda o accesorio de indumentaria para hombres, mujeres y chicos. Las más "sofisticadas" venden ropa de fiesta y hasta vestidos de novia. Todo usado y a precios que en muchos casos cuestan hasta un 90 por ciento menos de lo que saldría adquirirlo nuevo.

En casi todas las ferias los valores arrancan desde 1 peso, y después la mercadería va cobrando un costo más alto según las condiciones en que se encuentre, la calidad del material y la confección, el precio de ese producto en el mercado, y como en todo negocio, de acuerdo a lo que regule la oferta y la demanda. Se pueden adquirir prendas definidas como "para todos los días" por menos de 5 pesos; hay muchos artículos a 10 pesos y luego la escala sube ya sin un techo determinado.

Amarilis Alayo repasa los percheros, saca lo que le llama la atención y lo revisa para cerciorase de que no tiene alguna falla o mancha. No busca nada en especial pero sí "eso" que le resulte conveniente. Para ella es una manera más de hacer "shopping" porque dice que en las ferias americanas encuentra "cosas interesantes", definición que se ajusta a aquellos artículos que están en buenas condiciones y a precios acomodados a su bolsillo. La joven, vecina 1 entre 45 y 46, es una asidua visitante de esos negocios. "No bien me entero que abre alguna voy a curiosear, y la mayoría de las veces compro algo", cuenta.

Jubilado de YPF, Néstor Lelli se está convirtiendo en un habitué de las ferias americanas. Ya pasó por la experiencia de cliente y ahora anda buscando un canje: quiere cambiar un saco de vestir de marca francesa ("lo compré en otros tiempos", confiesa) por otro de color blanco. Alto, elegante, y por su apariencia exigente a la hora de elegir vestuario el vecino de barrio Norte está entusiasmado con este fenómeno de la compra-venta. "El costo de vida aumentó mucho -afirma- y ya no es fácil conseguir ropa nueva a buen precio".

Existe también (sobre todo en casas localizadas en barrios de la periferia) la modalidad del "todo por 1 peso", donde desde un pantalón, hasta un piloto no supera esa moneda. Pero, según contó la propietaria de un local de Los Hornos, en la zona de 66 y 141 acuden más a ese tipo de propuestas comerciales los que se desprenden de ropa que los que la compran. "Este es un barrio de mucha gente desocupada. No se puede vender caro. Es más, entran sobre todo personas que necesitan plata y ofrecen ropa que ya no usan o que le regalaron", señala Marta Irurre.

Los stocks de las ferias se sostienen por aquellos que se dedican al negocio de la vestimenta usada, aunque es una actividad que en los últimos tiempos tiene como vendedores de artículos de segunda mano a gente que por necesidades económicas se desprende de sus pertenencias. En la apreciación de quienes están al frente de estos emprendimientos ese perfil se ha ido modificando y aparecen como proveedores de indumentaria platenses que antes regalaban lo que dejaban de usar y ahora prefieren convertirlo en mercadería y "sacar unos pesos". Roxana Moglia, a cargo de un local de compra-venta de la plaza Máximo Paz, agrega como dato curioso que "cada vez vienen más cartoneros, porque la gente de poder adquisitivo les regala buena ropa, con poco uso y de marca, y ellos prefieren tener el dinero para cubrir otras necesidades más prioritarias".

Mucha gente -y suele escucharse esa opinión- tiene cierta aprensión con los artículos de segunda mano y eso ocurre sobre todo con las prendas. Sin embargo, crece la cantidad de platenses que no hace caso a ese detalle. Y eso es también porque, atentos a los usos y costumbres de los potenciales clientes, los dueños de las ferias americanas cuidan cada vez más la mercadería que ofrecen. "Todo lo que adquirimos tiene que estar en buen estado, y si me venden una prenda que no está limpia, la mando a lavar. Acá todo se vende limpio", aclara María Clara Sciafa, dueña de una casa ubicada en diagonal 80.

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