Kirchner viaja para la asunción del nuevo Papa

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, señaló anoche que a la exequias del Papa Juan Pablo II en Roma viajarán el vicepresidente de la Nación Daniel Scioli y el canciller Rafael Bielsa, mientras que para la asunción del nuevo pontífice estará presente el jefe de Estado, Néstor Kirchner.

Fernández sostuvo en declaraciones radiales que la delegación argentina viajará en las próximas horas encabezadas por Scioli, Bielsa y Olivieri, y que el presidente Kirchner asistirá, como establece el protocolo, al nombramiento del nuevo jefe de Estado del Vaticano.

Al cierre de esta edición no estaba decidido cuándo viajarían hacia el Vaticano el vicepresidente Daniel Scioli, el canciller Rafael Bielsa y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, aunque se estimaba que partirían recién mañana.

Scioli, Bielsa y Olivieri son quienes deben participar de las exequias de su Santidad según lo dispuesto por protocolo, que también obliga a la declaración de duelo nacional, decisión que el Ejecutivo adoptó apenas conocida la muerte de Juan Pablo II a través del decreto 266.

En las oficinas gubernamentales se repasó ayer que las exequias oficiales se cumplimentan entre el cuarto y el quinto día de comunicarse el fallecimiento del Papa, en una ceremonia que se extiende durante nueve días.

Aún así, todavía se aguardaba que El Vaticano enviara la invitación formal a la embajada argentina en la ciudad-estado, a cargo de Carlos Custer, para que el diplomático la trasladara a Cancillería.

También las reglas del protocolo indican que es el presidente o jefe de Estado de cada Nación el que participa de las ceremonias de asunción del nuevo pontífice, lo que generalmente se produce a 60 días del fallecimiento de su antecesor en la sede vaticana.

Del lado religioso, únicamente Bergoglio podrá tomar parte del proceso de selección del sustituto de Juan Pablo II, aunque hay otros dos argentinos en condiciones de participar de los debates, aunque sin posibilidad de voto: el cordobés Raúl Primatesta y el archivista del Vaticano, Jorge Mejía.

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