Piden obras para recuperar el parque Martín Rodríguez
Provincia le sugirió trabajos a Ensenada para la reserva forestal más amplia de la Región
| 24 de Enero de 2006 | 00:00

El parque Martín Rodríguez está degradado; la mayor reserva forestal del Gran La Plata -principal obstáculo a los gases tóxicos que genera la zona industrial- sufre un acelerado deterioro, causado por los excesivos anegamientos, los ataques de hongos y plagas, y la proliferación de especies invasoras. Según un informe elaborado por el ministerio de Asuntos Agrarios Bonaerense a pedido de la comuna de Ensenada, el espacio verde necesita "obras de drenaje, erradicación de especies invasoras, reforestación y limpieza".
Los datos se desprenden de un trabajo redactado por tres especialistas de la dirección de Desarrollo Forestal de la Provincia, en el marco del proyecto "Recuperación y mejoramiento del Parque Martín Rodríguez, para uso y beneficio de la comunidad". El objetivo enunciado por el municipio de Ensenada es el de lograr un espacio "mejorado" y "accesible". Para concretar esa idea, debería implementarse un plan de manejo con varios pasos, cuyo desarrollo podría insumir unos diez años, y que contaría con tres pilares: uso comunitario, protección sanitaria y prevención de incendios.
El Martín Rodríguez es la reserva forestal más amplia del Gran La Plata, superando en superficie al Bosque platense. Comprende 211 hectáreas, de las que 147 están cubiertas por árboles -eucaliptos en su mayoría- que oxigenan y filtran las emanaciones de las plantas químicas de la zona. Hoy ese patrimonio, esencial para la salud respiratoria de los habitantes de la región, no pasa por su mejor momento; a la reducción de superficie producida por asentamientos -en Villa Catella-, se suma una progresiva pérdida de calidad ambiental.
MEDIDAS URGENTES
Según los expertos, "de no tomarse ninguna medida, el parque irá poco a poco transformándose en una ecosistema no apto para el uso recreativo, y tampoco cumplirá con la función de barrera de protección para la que fue concebido".
Para adecuarse al concepto de "uso y beneficio de la comunidad", los técnicos consideraron que ese uso podría ser tanto recreativo como productivo -huertas comunitarias y vivero forestal-; que el parque debería ser accesible y poder recorrerse; debería brindar seguridad a sus usuarios y comodidades tales como caminos, fogones y baños; y que debería establecerse una serie de normas de preservación, vigilando su cumplimiento por parte de los visitantes.
En ese sentido, la comuna del distrito ribereño afrontaría el desafío de proteger la reserva de la degradación que ocasiona su uso público -el deterioro del parque Pereyra es un ejemplo contundente-. Según se aseguró, el documento "está siendo analizado, para determinar un curso de acción en la medida de nuestras posibilidades".
Algunas de las soluciones recomendadas por el equipo que integraron los profesionales Georgina Anaya, Demián Alonso y Alejandro Boldes, apuntan a "mejorar y limpiar el sistema de drenaje -canales internos- para frenar la pudrición de raíces y la caída de árboles"; ralear "ejemplares quebrados, enfermos o caídos, y retoños de especies invasoras como el fresno"; proteger la regeneración natural de los eucaliptos; y diseñar un plan de contingencia contra incendios.
UN PULMON EN RIESGO
Con acceso actual en el camino Gobernador Vergara y 127, el parque Martín Rodríguez se creó en 1947, como parte de un Plan Maestro de Forestación de la Provincia. Pasó a jurisdicción municipal, por decreto, el primer día de 1981. En su interior funcionan un destacamento de Bomberos, la administración de la reserva, y un depósito de maquinaria vial. Fue declarado Area Natural Protegida en 1995 por el concejo deliberante de Ensenada, y el primer árbol plantado en el lugar se designó "monumento histórico" y "patrimonio cultural".
Desde entidades de defensa del medio ambiente se cuestiona el manejo que la comuna ensenadense hace del parque. Creen que "la ocupación crece cada día más, en tierras anegadizas y por donde pasan tuberías de Repsol YPF, lo que hace al lugar más que inadecuado para avalar la instalación de un barrio".
Para la ONG Nuevo Ambiente, "el municipio es uno de los primeros en degradar el parque; taló innecesariamente cuarenta árboles para instalar un centro comunitario, cuando había mucho lugar despejado para hacerlo, con el único objetivo de que la construcción fuera más visible desde el camino".
A inicios de los '90 se instalaron las primeras viviendas en el área comprendida entre 38, 42, 126 y 127. Con el correr de la década se fue ampliando y asentando -en condiciones muy poco favorables- un nuevo barrio sobre la traza de un poliducto y un oleoducto por los que circula combustible desde la Refinería local hacia una terminal de Florencio Varela.
Los datos se desprenden de un trabajo redactado por tres especialistas de la dirección de Desarrollo Forestal de la Provincia, en el marco del proyecto "Recuperación y mejoramiento del Parque Martín Rodríguez, para uso y beneficio de la comunidad". El objetivo enunciado por el municipio de Ensenada es el de lograr un espacio "mejorado" y "accesible". Para concretar esa idea, debería implementarse un plan de manejo con varios pasos, cuyo desarrollo podría insumir unos diez años, y que contaría con tres pilares: uso comunitario, protección sanitaria y prevención de incendios.
El Martín Rodríguez es la reserva forestal más amplia del Gran La Plata, superando en superficie al Bosque platense. Comprende 211 hectáreas, de las que 147 están cubiertas por árboles -eucaliptos en su mayoría- que oxigenan y filtran las emanaciones de las plantas químicas de la zona. Hoy ese patrimonio, esencial para la salud respiratoria de los habitantes de la región, no pasa por su mejor momento; a la reducción de superficie producida por asentamientos -en Villa Catella-, se suma una progresiva pérdida de calidad ambiental.
MEDIDAS URGENTES
Según los expertos, "de no tomarse ninguna medida, el parque irá poco a poco transformándose en una ecosistema no apto para el uso recreativo, y tampoco cumplirá con la función de barrera de protección para la que fue concebido".
Para adecuarse al concepto de "uso y beneficio de la comunidad", los técnicos consideraron que ese uso podría ser tanto recreativo como productivo -huertas comunitarias y vivero forestal-; que el parque debería ser accesible y poder recorrerse; debería brindar seguridad a sus usuarios y comodidades tales como caminos, fogones y baños; y que debería establecerse una serie de normas de preservación, vigilando su cumplimiento por parte de los visitantes.
En ese sentido, la comuna del distrito ribereño afrontaría el desafío de proteger la reserva de la degradación que ocasiona su uso público -el deterioro del parque Pereyra es un ejemplo contundente-. Según se aseguró, el documento "está siendo analizado, para determinar un curso de acción en la medida de nuestras posibilidades".
Algunas de las soluciones recomendadas por el equipo que integraron los profesionales Georgina Anaya, Demián Alonso y Alejandro Boldes, apuntan a "mejorar y limpiar el sistema de drenaje -canales internos- para frenar la pudrición de raíces y la caída de árboles"; ralear "ejemplares quebrados, enfermos o caídos, y retoños de especies invasoras como el fresno"; proteger la regeneración natural de los eucaliptos; y diseñar un plan de contingencia contra incendios.
UN PULMON EN RIESGO
Con acceso actual en el camino Gobernador Vergara y 127, el parque Martín Rodríguez se creó en 1947, como parte de un Plan Maestro de Forestación de la Provincia. Pasó a jurisdicción municipal, por decreto, el primer día de 1981. En su interior funcionan un destacamento de Bomberos, la administración de la reserva, y un depósito de maquinaria vial. Fue declarado Area Natural Protegida en 1995 por el concejo deliberante de Ensenada, y el primer árbol plantado en el lugar se designó "monumento histórico" y "patrimonio cultural".
Desde entidades de defensa del medio ambiente se cuestiona el manejo que la comuna ensenadense hace del parque. Creen que "la ocupación crece cada día más, en tierras anegadizas y por donde pasan tuberías de Repsol YPF, lo que hace al lugar más que inadecuado para avalar la instalación de un barrio".
Para la ONG Nuevo Ambiente, "el municipio es uno de los primeros en degradar el parque; taló innecesariamente cuarenta árboles para instalar un centro comunitario, cuando había mucho lugar despejado para hacerlo, con el único objetivo de que la construcción fuera más visible desde el camino".
A inicios de los '90 se instalaron las primeras viviendas en el área comprendida entre 38, 42, 126 y 127. Con el correr de la década se fue ampliando y asentando -en condiciones muy poco favorables- un nuevo barrio sobre la traza de un poliducto y un oleoducto por los que circula combustible desde la Refinería local hacia una terminal de Florencio Varela.
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