Un estilo con vigencia eterna
| 3 de Octubre de 2007 | 00:00

Hay un estilo que no pasa de moda, que siempre es sinónimo de elegancia y que sienta bien a los 30, a los 50 y a cualquier edad. Es el más puro estilo clásico, que renueva texturas, colores y diseños pero que siempre es... un clásico. Las fotos que acompañan este texto son un buen ejemplo. Con distintas combinaciones, en pantalones 'casual' o polleras largas, se trata de una marca inconfundible, que aporta a la mujer una cuota de distinción y de sobria elegancia.
El negro está muy asociado a este estilo sin alardes ni estridencias. Puede combinarse con blanco o con colores más audaces. O se pueden mezclar negros y una gama de grises. Pero no es la única variante.
Los colores tostados o de tonos pálidos (como el rosa o el celeste claros) también encajan bien con los diseños de polleras o pantalones clásicos.
Pero hay otros argumentos en favor de la opción clásica. Siempre son modelos combinables, que además de no pasar nunca de moda, resultan -a la vez- sofisticados y flexibles. Una falda larga -de género, de lana o de hilo- puede adaptarse tanto a una jornada de trabajo como a una ocasión social.
En los últimos años, las combinaciones más audaces también han sabido "encajar" con el estilo más tradicional. Se ha ampliado la gama de colores y se han propuesto mezclas atrevidas e interesantes con modelos autóctonos -mantas y ponchos, por ejemplo-, apostando a un 'toque personal' dentro de la tendencia sobria del clasicismo puro.
El negro está muy asociado a este estilo sin alardes ni estridencias. Puede combinarse con blanco o con colores más audaces. O se pueden mezclar negros y una gama de grises. Pero no es la única variante.
Los colores tostados o de tonos pálidos (como el rosa o el celeste claros) también encajan bien con los diseños de polleras o pantalones clásicos.
Pero hay otros argumentos en favor de la opción clásica. Siempre son modelos combinables, que además de no pasar nunca de moda, resultan -a la vez- sofisticados y flexibles. Una falda larga -de género, de lana o de hilo- puede adaptarse tanto a una jornada de trabajo como a una ocasión social.
En los últimos años, las combinaciones más audaces también han sabido "encajar" con el estilo más tradicional. Se ha ampliado la gama de colores y se han propuesto mezclas atrevidas e interesantes con modelos autóctonos -mantas y ponchos, por ejemplo-, apostando a un 'toque personal' dentro de la tendencia sobria del clasicismo puro.
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