En Racing no se sabe quién manda

El preocupante presente futbolístico de Racing, cuyo destino está en manos de la cuestionada gerenciadora Blanquiceleste S.A., abrió un gran interrogante: ¿Quién manda en el club de Avellaneda? Es que según reveló ayer un matutino porteño, el gerenciador Fernando Di Tomaso, en su búsqueda de inversores, le abrió las puertas al empresario Fernando Hidalgo, que aportó dinero fresco para incorporar a los paraguayos Cáceres, Salcedo y Avalos, Hilario Navarro y Claudio López, además de tener como representados en el plantel al arquero Gustavo Campagnuolo y el defensor Gustavo Cabral. Pero como contrapartida empezó a condicionar la toma de decisiones especialmente de parte del entrenador de turno, tratando de influir para que jugadores de su "escudería" tengan lugar entre los titulares.

Fernando Hidalgo es una de las cabezas visibles del Grupo HAZ, que también tiene como puntales a Gustavo Arribas y Pini Zahavi, éste último un agente israelí que es propietario del Locarno suizo y virtual jefe de compras del Chelsea de Abramovich.

En las últimas horas Blanquiceleste -siempre según el informe del matutino porteño- le abrió la puerta de la toma de decisión por el nuevo técnico (ante la renuncia de Gustavo Costas) al grupo de Hidalgo, mientras que otro poderoso empresario del fútbol, Gustavo Mascardi, ofreció invertir en la Academia pero no sólo para ganar dinero sino también para tener poder en las decisiones de designación de entrenadores, compras y ventas.

CONVERTIDO EN RING

Casualmente Mascardi, representante de Facundo Sava, le hizo juicio años atrás por perjuicio económico a Fernando Hidalgo, quien era su socio pero que se abrió de la empresa y se llevó a sus "máximos representados", Hernán Crespo, Juan Sebastián Verón y Claudio López.

En medio de esta insólita situación, que amenaza con convertir a Racing en un ring para las disputas entre Hidalgo y Mascardi, la Academia está a un punto de la promoción y la bronca de sus hinchas va en aumento por que no aparece clara la figura del que manda en el club de Avellaneda, para el que la privatización o gerenciamiento de su fútbol estuvo lejos de ser la panacea.