A Boca se le escurrieron otros dos puntos valiosos
No pudo ganarle a un Banfield ordenado y no llegó a la punta
| 6 de Abril de 2008 | 00:00

Por GABRIEL FERNANDEZ
Boca dejó escapar otros dos puntos en el Clausura. No pudo con Banfield, más allá de que mejoró un poco en el segundo tiempo. Arrancó abajo en el marcador, en la segunda parte lo empató Palermo pero no tuvo resto para más. El equipo resguardó a Palacio para la Copa, utilizó a Gracián sólo en el segundo tiempo y eso, sumado a la ausencia de Riquelme, fue demasiado. El equipo no encontró el fútbol que necesitaba y el orden del Taladro le impidió sumar de a tres. Boca ahora igualó la línea de Estudiantes, un punto abajo de River. Claro, tanto el Pincha como el Millo tienen un partido menos computado.
Los primeros veinte minutos fueron de Banfield, que tácticamente se mostró ordenado, ocupó bien los espacios de la cancha y partió a Boca, que se mostró desconectado entre sus líneas. Sin el fútbol de Riquelme, pero también sin el de Gracián, sin lo que puede aportar Dátolo o sin la profundidad que marca Palacio, el equipo tuvo pocos argumentos ofensivos. Ese primer rato del partido lo manejó a voluntad Patiño, el jugador que más cerca se paró de Cvitanich, el único delantero de punta del visitante. Entre ellos dos, más la dinámica de los mediocampistas, se las arreglaron para tener a maltraer a la defensa de Boca. Llegó el gol a los 17: nació de un mal pase de Alvaro González, tomó la pelota Villarreal, la cruzó larga a las espaldas del uruguayo de Boca, Cvitanich recibió, ganó el fondo, puso el pase atrás y Civelli definió con un zurdazo cruzado.
Tardó un rato más Boca en acomodarse. Recién a partir de los 25 empezaron a aparecer en escena Chávez por derecha y Cardozo por izquierda, para llevar la pelota a la zona defensiva de Banfield, que comenzó a replegarse un poco y le cedió la iniciativa al rival. No tuvo claridad Boca de todas maneras, por el problema que remarcábamos antes: el poco fútbol que tuvo el equipo. Llegó con pelotazos a Palermo o con algún desborde por los costados, pero nada más. La más clara sucedió a los 31 minutos, cuando Cardozo armó una gran jugada por izquierda, metió el centro atrás, Palermo le pegó de sobrepique y la pelota se fue por arriba del travesaño, Más tarde tuvo otra chance Boselli. Y poco más.
SIEMPRE PALERMO
Boca metió a Gracián en el segundo tiempo, para buscar la claridad que le faltó en toda la primera parte. Con él, con Battaglia en lugar de Vargas -cambio que ya se conocía de antemano-, Boca jugó con un 4-3-1-2 el segundo tiempo, esquema más afín a su costumbre. Banfield continuó con su actitud de esperar, de dejar como único punta a Cvitanich y cada vez se encerró más contra Lucchetti. Así fue que a los 13 minutos, Alvaro González recibió de Gracián por derecha, mandó un centro perfecto y Palermo le ganó en el salto a Galarza para cabecear bombeado y ponerla por arriba de Lucchetti, contra el poste más cercano.
Parecía que Boca se lo iba a comer crudo a Banfield después del gol. Pero no fue así. Se quedó de a poco, al margen de alguna que otra situación que generó -la más clara, una de Dátolo que, solito, remató por arriba del travesaño-. Banfield se recompuso, empezó de nuevo a llevar a Boca contra la mitad de cancha y a alejarlo de Lucchetti, siempre con Patiño poniendo la pelota bajo la suela, enfriando el juego, y con Cvitanich en titánica lucha contra el fondo de Boca, respaldados por un sólido juego del mediocampo hacia atrás. Así se llevó un punto importante de la Bombonera, ante un Boca que pensó más en Atlas que en el partido de anoche.
Boca dejó escapar otros dos puntos en el Clausura. No pudo con Banfield, más allá de que mejoró un poco en el segundo tiempo. Arrancó abajo en el marcador, en la segunda parte lo empató Palermo pero no tuvo resto para más. El equipo resguardó a Palacio para la Copa, utilizó a Gracián sólo en el segundo tiempo y eso, sumado a la ausencia de Riquelme, fue demasiado. El equipo no encontró el fútbol que necesitaba y el orden del Taladro le impidió sumar de a tres. Boca ahora igualó la línea de Estudiantes, un punto abajo de River. Claro, tanto el Pincha como el Millo tienen un partido menos computado.
Los primeros veinte minutos fueron de Banfield, que tácticamente se mostró ordenado, ocupó bien los espacios de la cancha y partió a Boca, que se mostró desconectado entre sus líneas. Sin el fútbol de Riquelme, pero también sin el de Gracián, sin lo que puede aportar Dátolo o sin la profundidad que marca Palacio, el equipo tuvo pocos argumentos ofensivos. Ese primer rato del partido lo manejó a voluntad Patiño, el jugador que más cerca se paró de Cvitanich, el único delantero de punta del visitante. Entre ellos dos, más la dinámica de los mediocampistas, se las arreglaron para tener a maltraer a la defensa de Boca. Llegó el gol a los 17: nació de un mal pase de Alvaro González, tomó la pelota Villarreal, la cruzó larga a las espaldas del uruguayo de Boca, Cvitanich recibió, ganó el fondo, puso el pase atrás y Civelli definió con un zurdazo cruzado.
Tardó un rato más Boca en acomodarse. Recién a partir de los 25 empezaron a aparecer en escena Chávez por derecha y Cardozo por izquierda, para llevar la pelota a la zona defensiva de Banfield, que comenzó a replegarse un poco y le cedió la iniciativa al rival. No tuvo claridad Boca de todas maneras, por el problema que remarcábamos antes: el poco fútbol que tuvo el equipo. Llegó con pelotazos a Palermo o con algún desborde por los costados, pero nada más. La más clara sucedió a los 31 minutos, cuando Cardozo armó una gran jugada por izquierda, metió el centro atrás, Palermo le pegó de sobrepique y la pelota se fue por arriba del travesaño, Más tarde tuvo otra chance Boselli. Y poco más.
SIEMPRE PALERMO
Boca metió a Gracián en el segundo tiempo, para buscar la claridad que le faltó en toda la primera parte. Con él, con Battaglia en lugar de Vargas -cambio que ya se conocía de antemano-, Boca jugó con un 4-3-1-2 el segundo tiempo, esquema más afín a su costumbre. Banfield continuó con su actitud de esperar, de dejar como único punta a Cvitanich y cada vez se encerró más contra Lucchetti. Así fue que a los 13 minutos, Alvaro González recibió de Gracián por derecha, mandó un centro perfecto y Palermo le ganó en el salto a Galarza para cabecear bombeado y ponerla por arriba de Lucchetti, contra el poste más cercano.
Parecía que Boca se lo iba a comer crudo a Banfield después del gol. Pero no fue así. Se quedó de a poco, al margen de alguna que otra situación que generó -la más clara, una de Dátolo que, solito, remató por arriba del travesaño-. Banfield se recompuso, empezó de nuevo a llevar a Boca contra la mitad de cancha y a alejarlo de Lucchetti, siempre con Patiño poniendo la pelota bajo la suela, enfriando el juego, y con Cvitanich en titánica lucha contra el fondo de Boca, respaldados por un sólido juego del mediocampo hacia atrás. Así se llevó un punto importante de la Bombonera, ante un Boca que pensó más en Atlas que en el partido de anoche.
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